Catalu?a y Espa?a: la verdad de los afectos
Si no nos movemos, corremos el riesgo de que haya fronteras en nuestra tierra mestiza
Hay una comarca en Espa?a, la Franja de Ponent en catal¨¢n o la Francha d¡¯Arag¨®n en aragon¨¦s, donde sus habitantes hablan catal¨¢n y viven en Arag¨®n. Es una tierra de fusi¨®n entre Catalu?a y Arag¨®n donde todo es h¨ªbrido, catal¨¢n y aragon¨¦s a un tiempo.
Para nosotros esta comarca bien pudiera ser un s¨ªmbolo de toda Espa?a: tierra mezclada donde, sin que nadie renuncie a lo que es, lo vasco se funde con lo riojano y burgal¨¦s, lo c¨¢ntabro con lo vasco y lo astur, lo astur con lo gallego y lo castellano, lo extreme?o con lo salmantino y lo andaluz, lo valenciano con lo murciano y catal¨¢n, y as¨ª todas las combinaciones posibles de tierras h¨ªbridas, de tierras de transici¨®n. Incluso algunas se abrazan sin l¨ªmites geogr¨¢ficos comunes: en verdad no se puede entender Espa?a sin las simpat¨ªas mutuas entre vascos y catalanes, catalanes y andaluces, asturianos y madrile?os.
Este es el s¨ªmbolo de lo que muchos queremos seguir siendo: tierra mestiza que une, incapaz de entenderse a s¨ª misma si no se reconoce en esa mezcla. Para ser la mejor versi¨®n de nosotros mismos, no podemos prescindir de los otros: el resto de los espa?oles no nos podemos entender a nosotros mismos sin asimilar lo catal¨¢n que hay en nosotros. Los catalanes no se pueden entender a s¨ª mismos sin asimilar la impronta del resto de los pueblos de Espa?a.
Esa condici¨®n h¨ªbrida adquiere su expresi¨®n m¨¢s genuina en la esfera de los afectos personales. Afectos compartidos que abarcan un pasado, un presente y deber¨ªan tambi¨¦n perdurar en el futuro.
Hemos ido cimentando nuestro cari?o en todos los ¨®rdenes de la vida.
En pol¨ªtica y en nuestra historia reciente, la lucha antifranquista fue una lucha entretejida por j¨®venes de toda Espa?a. En el Sindicato de Estudiantes se mezclaban y trabajaban juntas gentes de Catalu?a, Madrid o Pa¨ªs Vasco; lo mismo en las hist¨®ricas Comisiones Obreras. ?Qu¨¦ antifranquista gallego, asturiano o andaluz no tuvo como compa?ero de armas a colegas o camaradas catalanes? Y en la Espa?a democr¨¢tica, ?cu¨¢ntos y cu¨¢ntos parlamentarios y ministros catalanes han llevado adelante tareas cruciales en los m¨¢s diversos ¨¢mbitos de la pol¨ªtica espa?ola trabajando codo con codo con pol¨ªticos del resto de Espa?a?
Existe una tupida red que nos une forjada en el pasado y en el presente
En el mundo cultural, ?no han sido los premios Planeta y los premios Nadal ejemplos arquet¨ªpicos, a partir incluso de la persona que los impuls¨®, de esa naturaleza h¨ªbrida? Y en un terreno m¨¢s cercano a la calle, ?no son Serrat y Sabina un aut¨¦ntico s¨ªmbolo de esa Franja cuyo esp¨ªritu nos proponemos resaltar? ?No ocurre lo mismo con la barcelonesa Loles Le¨®n y la madrile?a Carmen Maura? ?Se puede entender a Elena Arzak sin la influencia de la cocina de su padre y la de Ferran Adri¨¤?
En el mundo del arte, ?no forjaron juntos sus ambiciones en sus a?os en la Residencia de Estudiantes Bu?uel y Federico Garc¨ªa Lorca con Dal¨ª el de Figueres? En otro plano m¨¢s cercano, ?no es la rumba, de origen cubano, un producto h¨ªbrido espa?ol y catal¨¢n que, como las dos caras de una moneda, nos muestra a un tiempo a El Fary y a Peret? ?No es un s¨ªmbolo de la Franja el hecho de que Manolo Escobar quisiera que se esparcieran sus cenizas en la Almer¨ªa donde naci¨® y la Barcelona a la que emigr¨® en su juventud?
En el mundo de la empresa, ?no es Barcelona la capital de toda la industria editorial espa?ola? ?Se podr¨ªa entender la industria pesquera gallega sin la iniciativa de empresarios catalanes? Los ejemplos se extienden a la banca, textil, energ¨ªa, grandes bufetes de abogados¡Y ?no significa todo esto que hay miles de directivos y profesionales en toda Espa?a trabajando diariamente codo con codo con sus colegas catalanes?
En el mundo del deporte, ?se podr¨ªa entender la Liga sin el Bar?a? ?No hay miles y miles de ni?os que en toda Espa?a y Catalu?a tienen como sus ¨ªdolos a Carles Puyol o F¨¢bregas, junto a Alonso e Iniesta? ?No compartieron triunfos universales Manuel Santana y Manuel Orantes junto a los catalanes Juan Gisbert y Andr¨¦s Gimeno?
Catalu?a, como Euskadi y Madrid, fueron tierra de llegada de la inmigraci¨®n interior de Espa?a. De los catalanes nacidos antes de 1973 un 52% nacieron fuera de Catalu?a, y el 23% de los catalanes son hijos de padres andaluces. No es de extra?ar que los apellidos Garc¨ªa, Mart¨ªnez, L¨®pez, S¨¢nchez, Rodr¨ªguez, Fern¨¢ndez, P¨¦rez y Gonz¨¢lez sean, con diferencia, los apellidos m¨¢s frecuentes en Catalu?a. Estos datos, sacados a vuelapluma, suponen un hecho tan cierto como importante: no hay municipio en las tierras de Andaluc¨ªa, Extremadura o Castilla-La Mancha, donde no existan familias que tienen lazos entra?ables y cercanos de cari?o con sus familiares catalanes.
Los ejemplos se podr¨ªan multiplicar hasta el infinito. Al invocarlos, nuestro objetivo es sencillo: llamar la atenci¨®n sobre la simpat¨ªa y apego que tenemos el resto de ciudadanos espa?oles a nuestros colegas, amigos, familiares que viven en Catalu?a. Ese cari?o es una tupida red que existe, nos une y deber¨ªa seguir existiendo, forjado en el pasado y en el presente, en mutuos afanes, roces, aspiraciones, conquistas e incluso fracasos y traspi¨¦s comunes. Si no nos movemos, si cada uno de nosotros no expresa en voz alta su propia historia de afectos, corremos el peligro de que les pongan fronteras. Con ello, todos sin exclusi¨®n, perderemos.
Si todos los ciudadanos pusi¨¦ramos en la balanza nuestros lazos y nuestros afectos y el riesgo de perderlos, esto contextualizar¨ªa de un modo mucho m¨¢s razonable el di¨¢logo inevitable al que estamos abocados. Hagamos algo tan sencillo como expresar esta verdad, y darle el peso que merece.
Este art¨ªculo lo firman Manuel Escudero, director del Centro para Negocios Sostenibles de la Deusto Business School; Javier Nadal, presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de Fundaciones, y Guillermo Adams, consejero delegado de Nearco.
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