Un hombre culpable
La aparatosa ca¨ªda de Jordi Pujol viene a confirmar que en Espa?a todas y todos somos proclives a corrompernos.
Terenci Moix public¨® Chulas y famosas en 1999. Su protagonista, Miranda Boronat, comienza la novela as¨ª: "Hall¨¢bame yo p¨ªa y contrita en el entierro del honorable Jordi Pujol, presidente que fue de la Generalit¨¦ de Catalogne¡ Ni los laureles acumulados por el pr¨®cer local, ni la habilidad demostrada por los embalsamadores, consegu¨ªan evitar que algunas partes empezaran a descomponerse, proyectando sobre las monta?as de Montserrat un desagradable olor a marisco fermentado". Terenci escribi¨® una gran novela pero jam¨¢s pudo imaginar que Pujol iba a ser deshonorable mucho antes que embalsamado.
La aparatosa ca¨ªda de Jordi Pujol viene a confirmar que en Espa?a todas y todos somos proclives a corrompernos. El efecto del batacazo de Pujol ha pasado por varias etapas. Estupor, la primera. Verg¨¹enza y pena, la segunda. Desde el mi¨¦rcoles ya muchos salen con el ¡°pero si siempre lo hemos sabido. Nadie se atrev¨ªa a decirlo porque no interesaba. Hab¨ªa que hacer patria¡±. En una cena de escritores se dijo que ¡°todo esto se pudo parar si le hubieran hecho caso a Maragall cuando sali¨® con aquello del 3% que se quedaba CiU de cada contrato p¨²blico¡±. ?Era as¨ª tal cual? ¡°Fue hace casi diez a?os¡±, sugiri¨® la fuente. Hace diez a?os no est¨¢bamos tan puestos en noticias catalanas. M¨¢s bien analiz¨¢bamos a Isabel Pantoja y sus novios con bigotes. O a ETA y sus horrores.
¡°Todo el mundo tiene una historia con los Pujol, muchos no quieren reconocerlo¡±, me confes¨® ese escritor. Yo voy a contar la m¨ªa: La ¨²ltima vez que coincid¨ª con la se?ora Ferrusola. En la inauguraci¨®n de la cl¨ªnica de cirug¨ªa est¨¦tica del doctor Iv¨¢n Ma?ero en Sant Cugat. Ma?ero es c¨¦lebre por su labor solidaria pero tambi¨¦n por la cirug¨ªa de reasignaci¨®n de g¨¦nero. ¡°Y la de reconstrucci¨®n vaginal¡±, me asegura una c¨¦lebre manicurista. ¡°Una de mis clientas se la ha hecho all¨ª y el otro d¨ªa nos la ense?¨® en la peluquer¨ªa. Fue un milagro. Parec¨ªa una mu?eca¡±.
En Sant Cugat aseguran que esa misma operaci¨®n se la ha hecho una glamurosa princesa alemana que ya no vive en Espa?a. El dia que coincid¨ª con Ferrusola en esa cl¨ªnica, muchos se preguntaban qu¨¦ estar¨ªa haciendo all¨ª. Cari?osa y maternal, Ferrusola hablo conmigo en castellano. El dise?ador Peter Aedo, que la escoltaba, le dijo: ¡°Marta, es la primera que la escucho hablar en castellano¡±. No era tan verdad. Seguro que Marta no hablaba ni negociaba en catal¨¢n durante sus viajes a M¨¦xico. Hay un idioma en el que los corruptos espa?oles, sean de la nobleza real o baturra, de la Pla?a de San Jaume o de la Calle G¨¦nova, se manejan a la perfecci¨®n: el ingles. Tanto Jordi Pujol Ferrusola como el se?or Correa del caso Gurtel e I?aki Urdangarin gustaban de bautizar sus empresas presuntuosas con nombres anglosajones.
Estar¨ªa bien que los hijos de Pujol concibieran la canci¨®n del verano 'Papi, ?ser¨¢ que lo quiero en negro?'
Correa, m¨¢s l¨ªrico y colorista, pon¨ªa Orange Market o Forever Young, mientras que Pujol Ferrusola prefer¨ªa una s¨ªntesis del catal¨¢n y el ingl¨¦s que habr¨ªa hecho re¨ªr al querido Terenci Moix: Marketing i Inversions. O la m¨¢s futurista Project Marketing Cat. Lo que de verdad quieren los hijos privilegiados de cualquier nacionalismo es hablar ingl¨¦s. Siempre se dijo que los latinos le adjudic¨¢bamos al ingl¨¦s una seriedad extra para los negocios, fundiendo negocio con corrupci¨®n.
Hay efectos colaterales y mucha gente herida por estos negocios. ¡°Es como si el seny (ese sentido com¨²n del que los catalanes se sienten tan orgullosos) jam¨¢s hubiera existido¡±, lamenta Ram¨®n Freixa, el laureado restaurador catal¨¢n con quien me encontr¨¦ en Madrid. Ha sido una semana de encuentros. Rajoy con Mas, aunque Artur llego algo desinflado. Rajoy tambi¨¦n se encontr¨® seductor con S¨¢nchez, el bello Pedro por el que podr¨ªa suspirar la revista ?Hola!. Y S¨¢nchez con Felipe VI, muy en rollo hipsters con poder. Supimos tras ese encuentro que Pedro S¨¢nchez fue compa?ero de la Reina en el instituto. O sea que la saneada relaci¨®n Socialismo-Corona se mantiene ya sin necesidad de transici¨®n ni Rubalcabas. Entre tanto buen encuentro hubo un desencuentro. Fue la pelea de Orlando Bloom con Justin Bieber por Miranda Kerr en el restaurante Cipriani de Ibiza. Bieber ha tonteado con Kerr calentando los celos de Bloom y los caballeros llegaron a las manos en la puerta del local. ¡°Cipriani Ibiza es un lugar complicado¡± reitera una anfitriona pitiusa. ¡°Incomodan tantas rusas con poca ropa y la tarjeta de cr¨¦dito en la mirada. Y ahora, peleas entre estrellas. Espero que esto no llegue al Cipriani de Madrid¡±. No se nos ocurre qui¨¦n las pueda protagonizar. ?Ana Botella versus Cristina Cifuentes? Cada vez disimulan peor su desencuentro. Cifuentes no evita verse mas alta y rubia. Botella la esquiva con una falda de flecos sioux que parec¨ªan estar haciendo se?ales de humo. ¡°Ap¨¢rtenla, me quita votos¡±.
Al final de la semana un poco de jet se traslado a Mallorca para el encuentro anual con la familia Volkers en su gala ben¨¦fica, con partido de polo y una visi¨®n privilegiada de la monta?a cayendo sobre el mar. Mientras todo el mundo hablaba de los Pujol, alguien se intereso por Kiko Rivera y su hit del verano, que podr¨ªa no ser suyo sino de un venezolano que quiere cobrar los derechos. Ser¨ªa buena iniciativa que los hijos de Pujol concibieran una banda, The Pujols y una canci¨®n del verano: Papi, ?ser¨¢ que lo quiero en negro?.
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