El conflicto entre Argentina y los ¡®fondos buitre¡¯
La globalizaci¨®n requiere instituciones coherentes, como ya ha aprendido Europa
Dif¨ªcil situaci¨®n se ha creado entre Argentina y el 1% de sus acreedores. Intereses pol¨ªticos fuertes del lado argentino y no menos fuertes intereses monetarios de fondos especulativos, abogados, bancos, cajas de valores, etc¨¦tera, ayudan a crear una fuerte confusi¨®n. Ninguno de los tres actores de esta saga est¨¢ exento de responsabilidades:
¡ª El Gobierno argentino porque por omisi¨®n o por acci¨®n no cumpli¨® con tres de los cuatro pasos planificados a partir del exitoso canje de 2005 que concluy¨® con la aceptaci¨®n del canje por m¨¢s de tres de cuatro acreedores, con una quita sustancial que ¡ªa los valores de aquel momento¡ª alcanz¨® el excepcional nivel del 75%.
¡ª El juez y la C¨¢mara de Apelaciones del circuito de Nueva York porque el primero decidi¨®, y la C¨¢mara aval¨®, una interpretaci¨®n excesiva y novedosa en el mal sentido, que alter¨® el principio de pari passu y que llev¨® a privilegiar al 1% litigante sobre el 93% de los acreedores que finalmente ingresaron voluntariamente al canje. Ese privilegio en favor de los fondos buitre lleg¨® al extremo de tomar como rehenes al 93% impidi¨¦ndoles cobrar el pago hecho por Argentina si primero no se cumple con la sentencia de pagar el 100% a la ¨ªnfima minor¨ªa litigante. Se hizo adem¨¢s con desprecio de que si el pa¨ªs hubiera hecho ese pago a toda la deuda original, por la vigencia de la cl¨¢usula RUFO (toda mejora debe extenderse durante 10 a?os, con vencimiento el 31-12-2014) toda la reestructuraci¨®n de la deuda externa, la m¨¢s grande hasta el colapso griego, se hubiera derrumbado.
¡ª El 1% acreedor, los que en los mercados financieros se conocen como fondos buitre, son lo que son: in¨²til pedirles un comportamiento diferente. Son un segmento ocioso y peligroso del capitalismo. Quienes creemos en las bondades del capitalismo, de la econom¨ªa de mercado como complemento del sistema pol¨ªtico de la democracia, no podemos encontrar en el accionar de estos grupos ni un solo elemento de utilidad econ¨®mica y, menos a¨²n, social. Al rev¨¦s, destruyen valores del capitalismo. Son, en lo esencial, anticapitalistas.
?Hay 'default' o no? Estamos en terreno desconocido por falta de antecedentes aplicables
Cabe entonces esperar que los dos primeros actores sean los que aporten buena voluntad, respeto e imaginaci¨®n. El Gobierno argentino podr¨¢ incluso explorar esa b¨²squeda con sectores privados de la econom¨ªa y/o con el apoyo de pa¨ªses que entiendan los riesgos sist¨¦micos que se han creado. Mientras los abogados reiteran que este es un caso espec¨ªfico, lo cual es obvio en lo estrictamente legal, no pueden negar que este exceso del juez es un precedente que se usar¨¢ con otras reestructuraciones soberanas, dificult¨¢ndolas. Tanto es as¨ª que mientras los fondos buitre piensan ya en otras presas (comprando cierto tipo de bonos de Per¨², por ejemplo) los pa¨ªses en proceso de emisi¨®n de deuda buscan ya caminos legales para evitar una repetici¨®n de la situaci¨®n actual. El juez podr¨¢ advertir que con su fallo ha creado un desequilibrio en favor del 1% de los fondos especulativos, en contra de la amplia mayor¨ªa de los acreedores que viene cobrando sin problemas desde hace 10 a?os y del inter¨¦s de los ciudadanos argentinos. Su indicaci¨®n de que las partes deb¨ªan ¡°negociar¡± siempre estuvo, en realidad, vac¨ªa de contenido porque el fallo puso todo el poder del lado de los fondos buitre. No hay negociaci¨®n posible entre un Estado soberano y un grupo privado en posesi¨®n de un fallo terminante en su favor.
Es claro que hay una falla del sistema global. No existe un sistema aplicable a la reestructuraci¨®n de las deudas soberanas. Se discuti¨® una propuesta (SDRM) en el seno del Fondo Monetario Internacional durante 2004 y 2005, pero la propuesta no prosper¨®. La oposici¨®n fue casi un¨¢nime de Gobiernos y del propio sistema financiero privado. Ten¨ªa errores, pero merece ser retomada, modificada y adoptada. Si ello no ocurre predominan los dobles est¨¢ndares como lo prueban las enormes diferencias de tratamiento entre el canje argentino y lo que se permiti¨® en el 2008 y a?os siguientes a Grecia. Infinitamente m¨¢s favorable y donde toda la biblioteca jur¨ªdica se inclin¨® a favor de dar un cierre definitivo a la deuda griega.
Este tipo de excesos se da adem¨¢s en ciertos ¨®rganos de soluci¨®n de controversias como, por ejemplo, el tribunal del Banco Mundial (CIADI / ICSID) donde sus propias autoridades han reconocido, entre otros defectos, la falta de un ¨®rgano de apelaciones, la relaci¨®n entre los jueces ad hoc y pocos estudios jur¨ªdicos especializados. La globalizaci¨®n requiere cuerpos institucionales coherentes, como Europa acaba de aprender a ra¨ªz de la crisis posterior a 2008, donde qued¨® en evidencia el riesgo de estructuras incompletas que dejan muchas decisiones en manos de los m¨¢s fuertes. Aceptar reglas internacionales no es ceder soberan¨ªa; lo que s¨ª constituye una cesi¨®n es aceptar reglas incompletas, con peligrosos vac¨ªos.
Mientras tanto, ?hay o no hay default en el caso Griessa vs. Argentina vs. Buitres? Un acreedor podr¨ªa decir S? porque no ha podido cobrar. Un ciudadano argentino puede decir NO porque parte de sus impuestos han sido usados para enviar el pago completo a tiempo; que el juez, de facto, tiene en un limbo que no se diferencia por su efecto pr¨¢ctico de un embargo. Ese es el terreno desconocido en que estamos, por falta de antecedentes aplicables.
Roberto Lavagna fue ministro de Econom¨ªa con N¨¦stor Kirchner y dise?¨® la reestructuraci¨®n de la deuda argentina en 2005. Ahora integra el equipo econ¨®mico del diputado opositor Sergio Massa.
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