V¨ªctor Manuel vuelve a su tierra
El autor de ¡®El cobarde¡¯ cuenta su historia, que arranca en el horror de la guerra
Medio siglo despu¨¦s de empezar a cantar, V¨ªctor Manuel San Jos¨¦ (Mieres, Asturias, 1947), regresa a la tierra de su abuelo V¨ªctor, que le inspir¨® una de sus grandes canciones. V¨ªtor muri¨® en 1970; a los nueve a?os entr¨® en una mina y ya no sali¨® hasta 42 a?os m¨¢s tarde¡ El otro abuelo, ?ngel, fue preso a la c¨¢rcel de Oviedo, junto a su hermano, en 1939. Tres a?os m¨¢s tarde lo fusilaron; est¨¢n ambos en la fosa com¨²n del cementerio de Oviedo. Con otros 1.800. Esos recuerdos marcan toda la memoria de la infancia de V¨ªctor Manuel Sanjos¨¦. A ella vuelve ahora.
Los d¨ªas 12 y 13 de septiembre actuar¨¢ acompa?ado por amigos suyos y de su propia mujer, Ana Bel¨¦n, en el recinto de La Eria, en Oviedo, en las fiestas de San Mateo, para festejar con los suyos su medio siglo cantando y componiendo. Estar¨¢ tambi¨¦n rodeado de casi todos: Joan Manuel Serrat, Miguel R¨ªos, Miguel Bos¨¦, Wyoming, Joaqu¨ªn Sabina, Pedro Guerra, Miguel Poveda, Marisa Valle, Chus Pedro, Hevia, Estopa, Luis Eduardo Aute, Rosendo, Ismael Serrano, Pablo Milan¨¦s¡
Regresa, pues, al sitio del que viene, de donde empez¨® a cantar, ¡°a componer sin tener ni puta idea, contando historias¡±. Entre otras la ya legendaria rememoraci¨®n de su abuelo V¨ªctor. El abuelo hunde sus ra¨ªces en la vida de la posguerra y de la guerra, de la que ¨¦l no supo nada hasta que ya fue un muchacho. En casa, el padre escuchaba la Pirenaica y guardaba silencio. ¡°No quer¨ªa contarme lo que hab¨ªan sido la guerra y la posguerra¡ A su padre, el abuelo ?ngel, lo hab¨ªan matado en la c¨¢rcel de Oviedo, en 1941. Estaba all¨ª desde la guerra, lo sacaron y lo fusilaron¡±.
Los recuerdos de la posguerra marcan toda la infancia del cantante
¡°Desde los cinco a?os me llevaba a la fosa com¨²n, el D¨ªa de Todos los Santos. Un d¨ªa le pregunt¨¦ por qu¨¦ lo hab¨ªan matado. ¡®Por robar una cesta de huevos¡¯, me dijo. Y de ah¨ª no sali¨® nunca. A los 12 a?os quise apuntarme a la OJE [la Organizaci¨®n Juvenil del franquismo] porque ten¨ªa bocadillos baratos. Me dijo: ¡®Son los que mataron a tu abuelo¡¯. No me dijo qui¨¦n lo denunci¨®, nada; hace cinco a?os encontr¨¦, gracias a la gente de la Memoria Hist¨®rica, el expediente del abuelo y de mi t¨ªo abuelo¡ Alguien los denunci¨® por rojos¡±.
El miedo marc¨® la conversaci¨®n de la casa; al padre siguieron amenaz¨¢ndolo (¡°cabr¨®n, te vamos a matar¡±) por rojo, por hijo de rojo. ¡°Viv¨ªamos en Mieres, un pueblo peque?o, y hab¨ªa much¨ªsima gente que te pod¨ªa joder la vida si quer¨ªa¡ La primera vez que supe todo lo que pas¨® all¨ª fue cuando ya empezaba a cantar, en 1967, por un libro de David Ruiz, El movimiento obrero en Asturias¡ Me qued¨¦ pasmado¡±. El silencio hab¨ªa sido abrumador. ¡°En Argentina descubr¨ª al alcalde rojo de Mieres, Miguel Llaneza, y a sus hijos, uno de los cuales hab¨ªa sido guerrillero hasta 1949¡ Me cont¨® c¨®mo bajaba del monte y se plantaba en medio del pueblo para demostrar que a su mujer no la hab¨ªa dejado encinta el Esp¨ªritu Santo sino ¨¦l¡±.
Pero se cantaba en casa; la madre cantaba tonadillas, canciones de Concha Piquer, caxigalines, que son canciones chiquitas. ¡°Mi padre cantaba mucho tambi¨¦n, pero canciones mexicanas, All¨¢ en el rancho grande¡ Mi madre ten¨ªa ese punto negativo con el que echaba las cosas hacia abajo, ¡®no te lo creas, no te lo creas¡¯. Y mi padre era un fosforito. Cada cosa buena que nos pasaba la convert¨ªa en un acontecimiento¡±. El abuelo fue pronto una inspiraci¨®n. El cobarde, El tren de madera, El abuelo V¨ªctor¡ forman una trilog¨ªa que ahora sonar¨¢ en Oviedo y que es un tributo a aquella gente; canciones como esas las prohib¨ªa la censura franquista, ¡°y ah¨ª fue donde yo me fui dando cuenta cabal, a los 18 ¨® 19 a?os, de lo que era verdaderamente la dictadura¡±.
'El cobarde' no es un canto antimilitarista espa?ol, es sobre un soldado en Vietnam
Pero a veces la censura sobreactuaba sus apreciaciones. Por ejemplo, El cobarde ¡°no naci¨® para contar una historia de lo que suced¨ªa aqu¨ª, no era un canto antimilitarista espa?ol¡ Yo hab¨ªa le¨ªdo un reportaje de Oriana Fallaci sobre un soldado americano que se negaba a combatir en Vietnam, temblaba porque no quer¨ªa disparar. Era un cobarde en Vietnam. Cuando sali¨® la canci¨®n Pilar Mir¨® se empe?¨® en ponerla a mediod¨ªa en TVE; la suspendieron de empleo y sueldo¡±. El jurado del Festival del Atl¨¢ntico (Puerto de la Cruz, Tenerife) la premi¨®, pero el capit¨¢n general de Canarias, H¨¦ctor V¨¢zquez, orden¨® que se revocara la decisi¨®n. ¡°Qued¨® luego la cuarta; hasta el tercer premio se retransmit¨ªa en la Pen¨ªnsula. Por eso la dejaron cuarta¡±.
Un d¨ªa se veng¨®, cuando estaba en el cuartel, en Valladolid. ¡°Un grupo de oficiales borrachos me pidi¨® que cantara algo. Cant¨¦ El cobarde. No se enteraron. Era Nochevieja¡±. Alg¨²n tiempo despu¨¦s, prohibidas sus canciones, se fue a M¨¦xico con Ana; representaron all¨ª una comedia musical (sin ¨¦xito), siguieron de gira, y alguien invent¨® para el diario Pueblo una historia: V¨ªctor y Ana hab¨ªan pisoteado la bandera espa?ola en el escenario. ¡°El foll¨®n que se arm¨® aqu¨ª fue espectacular. En el estreno de una pel¨ªcula que hicimos con Gonzalo Su¨¢rez [que los descubri¨® para el cine] entraron los guerrilleros de Cristo Rey, rajaron las butacas; la pel¨ªcula estuvo un solo d¨ªa en cartel. Nos convertimos de apestados en apestosos. Y nos quedamos seis meses en M¨¦xico. Un contacto nuestro pregunt¨® si ten¨ªan algo contra nosotros. No lo ten¨ªan. Volvimos. La DGS nos interrog¨® para nada, pues nada hab¨ªa¡±.
La ¨¦poca fue un torbellino que comenz¨®, para ¨¦l, con El cobarde. Fue la era de la militancia; ¡°tiempo de mucho peligro, f¨ªsico a veces; me sacaron una pistola en Argamasilla de Alba, pero hab¨ªa all¨ªgente dispuesta a defenderte. Las cosas estaban cambiando. Yo no exist¨ªa como cantante, estaba prohibido en todos los circuitos. Ana se defend¨ªa mejor, hac¨ªa pel¨ªculas de mucho ¨¦xito, era la que manten¨ªa la casa. Yo, mientras, conoc¨ª, en el PCE y fuera de ¨¦l, a gente excepcional que regalaba su energ¨ªa¡±. Luego vino la Transici¨®n y en seguida el hijo David, en 1976, ¡°y decid¨ª retirarme a componer¡ Nacen entonces Soy un coraz¨®n tendido al sol, S¨®lo pienso en ti¡±. Empieza, pues, un ciclo m¨¢s sentimental, el que dura hasta hoy. ¡°Pero estuvo tambi¨¦n Canci¨®n de la esperanza, que hablaba de pol¨ªtica: ¡®Que no cese la esperanza acorralada,/ con un voto no cambiamos casi nada¡¯. Es 1978. Una canci¨®n enteramente dedicada a los ¨²ltimos d¨ªas de Franco: ¡®Tanto imaginarnos una muerte digna en ti y t¨² salpicabas la pared¡¯¡ Pero las que funcionaron fueron las canciones sentimentales¡±.
He aprendido que alcanzas al colectivo m¨¢s grande desde lo m¨¢s peque?o
- Narrador musical. ?C¨®mo podr¨ªa resumir lo que ha querido contar en estos cincuenta a?os?
- He querido contar la vida. He aprendido que con el tiempo alcanzas al colectivo m¨¢s grande desde lo m¨¢s peque?o. Lo descubr¨ª cuando escrib¨ª El abuelo V¨ªctor; estaba convencido de que era una canci¨®n para m¨ª; no pensaba que a nadie le pudiera interesar una canci¨®n que hablara de un abuelo que ha sido picador all¨¢ en la mina; era una canci¨®n m¨ªa para cantarla en mi casa. Un d¨ªa apareci¨® un amigo en casa, la cant¨¦ y ¨¦l se puso a llorar. Lo mejor que he aprendido es eso: la cosa m¨¢s peque?a por la que te intereses toma una dimensi¨®n que a ti se te escapa de las manos.
Ah¨ª vuelve V¨ªctor Manuel ahora, al territorio del abuelo V¨ªctor, rescatado por el nieto para la buena memoria de la vida.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.