El ¡®miserable¡¯ salario de un ministro ingl¨¦s
Con unos ingresos de 171.000 euros, Mark Simmonds, el secretario de Estado para ?frica, deja la pol¨ªtica porque est¨¢ mal pagada
Mark Simmonds ocupaba un puesto que muchos consideraban envidiable en el Gobierno brit¨¢nico: ministro (secretario de Estado, en la terminolog¨ªa pol¨ªtica espa?ola) para ?frica. Hace tan solo unos d¨ªas presidi¨® en Nueva York la reuni¨®n de Naciones Unidas sobre el Congo porque durante este mes de agosto Reino Unido ejerce la presidencia de turno de la Uni¨®n Europa.
Su cargo le ha permitido vivir de cerca muchas desgracias como responsable de la pol¨ªtica brit¨¢nica en una de las zonas m¨¢s pobres del mundo. Pero no son las desgracias ajenas las que hace unos d¨ªas arrastraron a Simmonds a dejar la pol¨ªtica, sino las suyas propias. El salario de parlamentario, m¨¢s los complementos por su cargo ministerial, los gastos parlamentarios y las 20.000 libras al a?o que cobraba su mujer por ejercer de ayudante suyo, que sumaban en total unos ingresos de 137.300 libras anuales (171.500 euros) no eran suficientes para poder vivir dignamente con su familia en Londres. Harto de vivir en hoteles en Londres y de ver a su mujer y sus tres hijos los fines de semana, ha dejado el Gobierno y ha renunciado a presentarse en las elecciones generales de 2015.
?l cree que no ha hecho m¨¢s que decir en p¨²blico lo que muchos otros solo se atreven a decir en privado: que los pol¨ªticos brit¨¢nicos est¨¢n muy mal pagados. Hay bastante gente que est¨¢ de acuerdo en eso. Sir Richard Branson, multimillonario propietario del grupo Virgin que vive en un para¨ªso fiscal (por razones de salud, seg¨²n ¨¦l, nada que ver con el fisco), defendi¨® esa tesis hace un a?o.
¡°En el mundo de los negocios, la gente con m¨¢s talento quiere trabajar haciendo cosas importantes, aguantando mucha presi¨®n, con grandes cargas de trabajo y altos salarios. Esas altas remuneraciones permiten a las empresas competir para atraer a la gente con m¨¢s talento a los puestos m¨¢s importantes. Por eso creo que los pa¨ªses deber¨ªan atraer a pol¨ªticos de alta calidad ofreci¨¦ndoles tambi¨¦n altas remuneraciones¡±, escribi¨®. Y puso a Singapur como ejemplo de que el sistema funciona. En esa isla-Estado con altos niveles de vida, el primer ministro gana cuatro veces m¨¢s que el presidente de Estados Unidos.
Para justificar su decisi¨®n, Simmons ha explicado que con lo que gana en el Gobierno no puede pagar lo que le costar¨ªa una vivienda en Londres y que no se quiere ir a vivir a las afueras. La alternativa, vivir en hoteles entre semana, le est¨¢ alejando de sus hijos, de entre 12 y 15 a?os de edad y asegura que le ¡°horroriza¡± la idea de que estos no puedan ir a visitarle entre semana a Londres cuando tienen vacaciones.
Para muchos, Mark Simmonds no ha hecho m¨¢s que poner de relieve la locura de los precios inmobiliarios de la capital brit¨¢nica. El ya ex ministro conservador necesitar¨ªa una vivienda de cuatro habitaciones. Y eso, en Londres, cuesta un dineral. Pero hay otro problema. Con los cerca de 35.000 euros al a?o que el parlamento pone a su disposici¨®n para vivienda, Simmonds podr¨ªa encontrar muchos pisos de cuatro habitaciones en Londres. Pero, ?est¨¢n esos pisos a la altura de sus exigencias personales?
El laborista Chris Mullin, diputado entre 1987 y 2010 y durante un tiempo responsable tambi¨¦n de la ayuda al desarrollo en ?frica, cree que el problema es que mientras ¨¦l era uno de los militantes laboristas mejor pagados de su circuncripci¨®n, los modestos barrios del sur de Sunderland, su equivalente conservador en aquella ¨¦poca ¡°deb¨ªa ser uno de los miembros m¨¢s pobres de su partido en su circunscripci¨®n¡±. ¡°Para la mayor¨ªa de nosotros, estar en el Gobierno era un honor aunque perdi¨¦ramos alg¨²n dinero temporalmente. En su caso, parece que no. No se ha hecho ning¨²n favor ni a si mismo ni a su partido¡±, opina Mullin.
El problema es que, por reales que sean sus apuros econ¨®micos personales, Mark Simmonds parece vivir en un mundo muy lejano al de los brit¨¢nicos medios en un pa¨ªs en el que hace dos a?os el sueldo medio era de 33.300 euros; el de un electricista era de 49.000 euros; el de una comadrona. 36.500; una enfermera, 32.500; un conductor de autobuses, 28.000; un guardia jurado, 24.500; un barrendero, 23.000 euros; y una peluquera o un barbero, 12.500 euros al a?o.
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