El espejismo del Estado Isl¨¢mico
La organizaci¨®n yihadista ha conquistado una base territorial en la que ha proclamado su propio califato, dispone de una red de financiaci¨®n que le aporta grandes recursos y utiliza el terror como su mejor arma
La proclamaci¨®n de un nuevo califato el pasado 29 de junio de 2014 ha sorprendido a propios y extra?os, tanto en los pa¨ªses occidentales como en el propio mundo ¨¢rabe. Y su brutalidad, que ha mostrado su lado m¨¢s perverso con el asesinato del periodista James Foley, ha despertado ya todas las alarmas. Abubaker al Bagdadi, que ahora se hace llamar califa Ibrahim, es el art¨ªfice del fulgurante ascenso del Estado Isl¨¢mico, que domina buena parte de Siria e Irak.
Desde la ca¨ªda de Mosul, el Estado Isl¨¢mico no ha dejado de ganar posiciones tomando plazas estrat¨¦gicas en torno a Bagdad y amenazando Erbil, la capital del Kurdist¨¢n aut¨®nomo, lo que ha constatado la descomposici¨®n del Estado iraqu¨ª. Este creciente poder¨ªo ha obligado al presidente estadounidense Barack Obama a abandonar su tradicional mutismo y autorizar ataques selectivos para contener el avance yihadista.Con este movimiento del todo insuficiente intenta redimirse de su nefasta gesti¨®n del dossier sirio, ya que ha sido precisamente el vac¨ªo de poder provocado por la guerra civil el que ha permitido la irrupci¨®n del Estado Isl¨¢mico. Como advirtiera hace dos a?os el International Crisis Group: ¡°La guerra siria ofrece a los salafistas un entorno propicio: violencia y sectarismo, desencanto con Occidente, l¨ªderes seculares y figuras isl¨¢micas pragm¨¢ticas, as¨ª como acceso a la financiaci¨®n del golfo ?rabe y el saber hacer militar yihadista¡±.
Si bien es cierto que Al Qaeda no ten¨ªa presencia en territorio sirio antes de marzo de 2011, tambi¨¦n lo es que aprovech¨® la guerra para implantarse sobre el terreno. En un v¨ªdeo difundido en febrero de 2012, su l¨ªder Ayman al Zawahiri invit¨® a todos los musulmanes a acudir a Siria para combatir al r¨¦gimen ¡°ap¨®stata¡± de Bachar el Asad. El desembarco de Al Qaeda en Siria se realiz¨® por medio de su franquicia local: el Frente al Nusra. Sin presencia en los primeros compases de la contienda fue precisamente la inmovilidad de la comunidad internacional y la regionalizaci¨®n del conflicto lo que provoc¨® un efecto llamada entre los yihadistas internacionales paralelo a la progresiva sectarizaci¨®n de la guerra siria. Este proceso se debe a varias razones, pero quiz¨¢ la m¨¢s relevante es el respaldo de los pa¨ªses del Golfo a las facciones islamistas ante la pasividad de los pa¨ªses occidentales.
En realidad, el Frente al Nusra no era otra cosa que la rama siria del Estado Isl¨¢mico de Irak comandado por Abubaker al Bagdadi. No obstante, las relaciones se tensaron cuando este ¨²ltimo anunci¨® la fusi¨®n de ambos grupos el 8 de abril de 2013. Unos meses m¨¢s tarde, el propio Ayman al Zawahiri intercedi¨® en la disputa exigiendo que cada grupo se centrara en su propio pa¨ªs de origen, orden que no fue acatada por Bagdadi. Desde entonces, ambos mantienen un enconado enfrentamiento por el control del movimiento yihadista internacional. De hecho, la conquista de una base territorial por parte del Estado Isl¨¢mico y el establecimiento de un nuevo califato representan una amenaza sin precedentes para Al Qaeda, que ve peligrar su monopolio de la ideolog¨ªa yihadista detentado desde los atentados del 11-S.
La inmovilidad internacional produjo un ¡®efecto llamada¡¯ de radicales en la guerra siria
El principal objetivo del Estado Isl¨¢mico no es s¨®lo restablecer un califato regido por la shar¨ªa,sino tambi¨¦n imponer su disparatada interpretaci¨®n del islam basada en una lectura extrema del wahabismo. Para tratar de justificar su guerra sin cuartel contra el r¨¦gimen alau¨ª sirio y contra el Gobierno chi¨ª iraqu¨ª aluden a hadices atribuidos a Mahoma y a ciertas aleyas cor¨¢nicas como la que reza: ¡°Combate a los polite¨ªstas tal y como ellos te combaten a ti¡± (9:39). A los cristianos se les ofrece elegir entre el pago de un impuesto de capitaci¨®n, la conversi¨®n al islam o la expulsi¨®n. Otras religiones minoritarias como el yazidismo han corrido todav¨ªa peor suerte al no ser consideradas religiones monote¨ªstas reveladas, por lo que deben ser, simple y llanamente, erradicadas de la faz de la tierra.
Todos estos planteamientos forman parte del ADN de cualquier formaci¨®n yihadista.Lo que les hace especialmente peligrosos es que ahora el Estado Isl¨¢mico tiene una base territorial en la cual pasar de la teor¨ªa a la pr¨¢ctica. En Siria han logrado conquistar las provincias de Raqqa y Deir al Zor, aunque tambi¨¦n tiene presencia en Idlib y Alepo. En Irak ha logrado avances a¨²n m¨¢s espectaculares en las provincias de Al Anbar y N¨ªnive, aprovechando el hartazgo de la poblaci¨®n sun¨ª hacia el Gobierno sectario de Nuri al Maliki, recientemente desalojado del poder por quienes anta?o fueran sus principales protectores: Estados Unidos e Ir¨¢n. Su objetivo final ser¨ªa redibujar las fronteras establecidas un siglo atr¨¢s por brit¨¢nicos y franceses en los Acuerdos de Sykes-Picot. No obstante, su osad¨ªa tiene l¨ªmites, ya que de manera significativa no han cuestionado la existencia de las petromonarqu¨ªas del golfo P¨¦rsico, que durante la ¨²ltima d¨¦cada han financiado generosamente a los grupos yihadistas con el pretexto de contener el avance de Ir¨¢n en la regi¨®n.
Al Qaeda ve peligrar su monopolio detentado desde los atentados del 11-S en la lucha
El principal ¨¦xito del Estado Isl¨¢mico radica, por tanto, en haber triunfado all¨ª donde Al Qaeda fracas¨®. No s¨®lo representan una organizaci¨®n yihadista transnacional con una creciente facilidad para captar a islamistas de diferentes nacionalidades (incluidos espa?oles), sino que han sido capaces de conquistar una base territorial en la cual proclamar su propio califato. Adem¨¢s, disponen de una eficaz red de financiaci¨®n que les aporta abundantes recursos materiales gracias a su control de campos petrol¨ªferos y a los impuestos que recaudan en las zonas bajo su autoridad, sin olvidarnos de la extorsi¨®n a los hombres de negocios y a las minor¨ªas confesionales a las que requisan sus pertenencias. S¨®lo en la toma de Mosul las huestes del Estado Isl¨¢mico se hicieron con 400 millones de d¨®lares provenientes del Banco Central. Dichos recursos les permiten adquirir material militar y pagar las soldadas de sus milicianos, pero tambi¨¦n distribuir alimentos entre la poblaci¨®n y abrir centros de predicaci¨®n para captar nuevos adeptos. En las madrazas que han establecido, la educaci¨®n se reduce al Cor¨¢n, la sunna y las tradiciones de los califas ortodoxos con contenidos plagiados de los textos escolares saud¨ªes.
Los brutales m¨¦todos empleados por el Estado Isl¨¢mico parecen haber generado un rechazo un¨¢nime, no obstante, la respuesta de la comunidad internacional no ha estado, ni mucho menos, a la altura de las circunstancias. Los coches bomba y los atentados suicidas empleados en el pasado han dejado lugar, a medida que controlaban cada vez mayores porciones de territorio, a las ejecuciones sumarias, las decapitaciones p¨²blicas e, incluso, la crucifixi¨®n de infieles, todo ello con el objeto de extender el terror entre sus rivales. Tras la toma de Mosul se ha intensificado la espiral de violencia, registr¨¢ndose un ¨¦xodo masivo entre la diezmada minor¨ªa cristiana. Hoy en d¨ªa, la espada pende sobre los yazid¨ªes, una secta sincr¨¦tica preisl¨¢mica que cuenta con especial predicamento entre la poblaci¨®n kurda y que est¨¢ siendo objeto de un genocidio cuidadosamente planificado. Esta violencia irracional e indiscriminada podr¨ªa pasarle factura y volverse en su contra, tal y como ocurri¨® en 2006 cuando los jeques tribales sun¨ªes organizaron sus propios comit¨¦s de autodefensa con el objeto de expulsar a las fuerzas de Al Qaeda en Mesopotamia.
A estas alturas parece probado que el Estado Isl¨¢mico se ha convertido en una amenaza no s¨®lo para Irak y Siria, sino para el conjunto de Oriente Pr¨®ximo. Los garrafales errores cometidos por Estados Unidos desde el derrocamiento de Sadam Husein, la nada soterrada guerra fr¨ªa que mantienen Arabia Saud¨ª e Ir¨¢n y el creciente sectarismo de los Gobiernos iraqu¨ª y sirio han creado un monstruo incontrolable que no ser¨¢ f¨¢cil de dome?ar mientras todos estos actores sigan atrincherados en sus posiciones maximalistas y utilicen al Estado Isl¨¢mico como cortina de humo para ocultar sus respectivos fracasos.
Ignacio ?lvarez-Ossorio es profesor de Estudios ?rabes e Isl¨¢micos en la Universidad de Alicante.
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