La tercera guerra mundial
Los conflictos actuales derivan del empobrecimiento de la poblaci¨®n
La tercera guerra mundial es una nebulosa de conflictos que recuerdan a los de la era premoderna, engendrados no por Estados soberanos, sino por caudillos, terroristas y mercenarios, cuyo supremo objetivo es la conquista del poder para explotar poblaciones y recursos naturales. De Nigeria a Siria, del Sahel a Afganist¨¢n, la v¨ªctima de las nuevas guerras es la poblaci¨®n civil. En Nigeria, Amnist¨ªa Internacional calcula que han muerto en los ¨²ltimos 12 meses 4.000 personas, sobre todo civiles, por los ataques de Boko Haram y el ej¨¦rcito nigeriano.
Tambi¨¦n hallamos datos similares en Europa. Seg¨²n Naciones Unidas, desde abril de este a?o, el conflicto entre los separatistas prorrusos y el ej¨¦rcito nacional ucranio ha causado la muerte de m¨¢s de 2.000 personas, si bien muchos consideran que esa cifra es inferior a la realidad. Es decir, nos encontramos con unas guerras premodernas en la era tecnol¨®gica, un binomio letal que multiplica por cien los riesgos para la poblaci¨®n civil. El ejemplo m¨¢s claro es el derribo ¡°por error¡± de un avi¨®n de la compa?¨ªa Air Malaysia cuando sobrevolaba el este de Ucrania a 10.000 metros de altitud.
Han desaparecido las trincheras, los campos de batalla y las normas internacionales que rigen el comportamiento de los ej¨¦rcitos regulares. El Convenio de Ginebra es papel mojado. Los cr¨ªmenes de guerra, el genocidio, la limpieza ¨¦tnica y la limpieza religiosa forman parte integrante de la nebulosa b¨¦lica. De nuevo en Nigeria, Amnist¨ªa Internacional ha rodado im¨¢genes de soldados nigerianos y miembros de la milicia civil, la Civilian Joint Task Force, degollando a prisioneros acusados de pertenecer a Boko Haram y arrojando despu¨¦s los cuerpos decapitados a una fosa.
De acuerdo con Mary Kaldor, profesora en la London School of Economics y autora de Las nuevas guerras. Violencia organizada en la era global (Tusquets, 2001), la globalizaci¨®n ha hecho que algunas regiones hayan retrocedido a unas condiciones no muy distintas de las que describ¨ªa Hobbes cuando dec¨ªa que la vida en estado natural era brutal y breve debido a la anarqu¨ªa en que se ve¨ªa obligado a vivir el hombre. De hecho, la globalizaci¨®n ha socavado la estabilidad de los reg¨ªmenes autoritarios, por ejemplo, en Siria y Libia. La ca¨ªda de Gadafi en 2011 produjo un vac¨ªo pol¨ªtico que las milicias tribales, desde los grupos liberales hasta los isl¨¢micos, han ocupado con la violencia. El objetivo de todos es la conquista del poder pol¨ªtico y econ¨®mico para sacar provecho, no la creaci¨®n de un Estado democr¨¢tico ni mucho menos de una naci¨®n nueva.
El Estado Isl¨¢mico es una amenaza para los reg¨ªmenes de Oriente Pr¨®ximo y para la idea fundamental de Estado moderno
El proceso de degeneraci¨®n del Estado es, por consiguiente, la causa principal de que los conflictos actuales sean de car¨¢cter premoderno, siempre ligados a motivos econ¨®micos, es decir, al empobrecimiento de la poblaci¨®n, que es un rasgo que desmoderniza la sociedad. Durante el decenio de sanciones econ¨®micas contra Irak, el pa¨ªs pas¨® de tener la escolaridad m¨¢s elevada del mundo ¨¢rabe a ser un Estado en el que las mujeres no ten¨ªan derecho a trabajar. El proceso de islamizaci¨®n ha avanzado en paralelo al de empobrecimiento.
La globalizaci¨®n ha contribuido al bienestar en algunos lugares, como China o Brasil, y a la pobreza en muchos otros, como Oriente Pr¨®ximo y ?frica. La crisis alimentaria en ciertas regiones africanas, vinculada en parte al cambio clim¨¢tico y en parte a la carrera de los pa¨ªses ricos para apoderarse de los recursos alimentarios del continente, ha extendido la inseguridad y ha fomentado los conflictos armados de tipo religioso y ¨¦tnico. En Mali, los tuaregs separatistas y varias facciones isl¨¢micas luchan entre s¨ª y contra el Gobierno; en la Rep¨²blica Centroafricana, las milicias cristianas y musulmanas est¨¢n envueltas en una guerra sanguinaria que corre peligro de convertirse en genocidio; en el Magreb, Al Qaeda est¨¢ en activo en casi todos los pa¨ªses.
Lo que da homogeneidad a la nebulosa es la violencia, tan brutal como la de la era premoderna. El ¨²ltimo ejemplo es el asesinato del periodista estadounidense James Foley a manos del Estado Isl¨¢mico (EI o ISIS en sus siglas en ingl¨¦s), un v¨ªdeo que ha recorrido el mundo. Sin embargo, es un error pensar que la guerra de conquista para crear el califato isl¨¢mico pertenece a la categor¨ªa de los conflictos premodernos descritos. El EI constituye una mutaci¨®n nueva y peligrosa porque, a diferencia de los dem¨¢s grupos, su objetivo es apoderarse de recursos estrat¨¦gicos, como los pozos de petr¨®leo y las presas, para construir una nueva naci¨®n que sea la versi¨®n contempor¨¢nea del califato antiguo. Es decir, su prop¨®sito es much¨ªsimo m¨¢s ambicioso.
Su sofisticada propaganda pretende fomentar la imagen de un Estado legitimado por los musulmanes, no solo los que habitan dentro de sus fronteras, sino tambi¨¦n los de fuera; Abubaker al Bagdadi no se presenta como un caudillo, sino como el nuevo califa, el descendiente del profeta Mahoma. El Estado Isl¨¢mico difunde las im¨¢genes de un ej¨¦rcito regular, muy distinto de los grupos armados de Al Qaeda y Boko Haram, que lucha en el campo de batalla con armas modernas, en su mayor¨ªa de origen estadounidense y ruso, robadas respectivamente al ej¨¦rcito iraqu¨ª y al sirio. Aunque uno de sus empe?os es la limpieza sectaria y religiosa, es ecum¨¦nico, y ofrece a cualquiera la posibilidad de convertirse al salafismo sun¨ª y convertirse as¨ª en s¨²bdito del califato.
El Estado Isl¨¢mico es una amenaza no solo para los reg¨ªmenes de Oriente Pr¨®ximo, sino para la idea fundamental de Estado moderno, que no se basa en la sumisi¨®n, como hac¨ªa el premoderno, sino en el consenso de quienes forman parte de ¨¦l. Su victoria ser¨ªa devastadora para el mundo entero.
Loretta Napoleoni es economista.
Traducci¨®n de M. Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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