9 fotosLas matriarcas amarakaeriEn lo m¨¢s profundo de la selva peruana, las mujeres de la cultura harakmbut son las principales salvaguardas de sus costumbres frente a la globalizaci¨®n. Por JAVIER CARBAJAL y JUANJO P?REZ Madre de Dios - 12 sept 2014 - 17:34CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceEn Puerto Luz, la organizaci¨®n es comunitaria y autosuficiente. Para lograr este delicado equilibrio, el papel de la mujer es fundamental. Sus obligaciones van desde la obtenci¨®n de recursos, pescando o trabajando el huerto o 'chacra', a la organizaci¨®n de la vida familiar. Tambi¨¦n son responsables de la educaci¨®n de los hijos y de la transmisi¨®n de la cultura harakmbut; sin ellas, la comunidad estar¨ªa vac¨ªa. La protecci¨®n que ejercen y el sentimiento de uni¨®n que desprenden atan unos lazos que cada vez est¨¢n m¨¢s lejanos y tensos de las ra¨ªces ancestrales que los identifican.Juanjo P¨¦rez (OM Colectivo)La luz natural marca el ritmo de la comunidad, que se levanta con el sol y se acuesta cuando ¨¦ste desaparece. Los ni?os aprovechan para salir a entretenerse con juegos que en Occidente se han perdido, como la rayuela o el aro. Esta generaci¨®n de j¨®venes no est¨¢ aprendiendo la lengua harakmbut, pues sue?an con salir fuera de la reserva y buscar otra forma de vida. En su lugar, aprenden el castellano y cada ma?ana van a la escuela, que es cristiana. Los nativos hablan de un cura espa?ol que los "occidentaliz¨®" mediante la imposici¨®n religiosa y cambi¨® sus nombres a otros cristianos. Los reeduc¨® en un sistema m¨¢s tradicional de comportamiento alejado de sus costumbres y ritos. Por suerte, algunas de esas tradiciones a¨²n perduran.Javier Carbajal (OM Colectivo)Madre de dos hijos nacidos en la comunidad y educados desde la tradici¨®n harakmbut, consigui¨® que salieran de la reserva y estudiaran fuera. En la imagen, Guadalupe se dirige a recolectar el barbastro, una planta ancestral y muy t¨®xica que sirve para pescar. La plantaci¨®n es secreta, ya que algunos j¨®venes la han utilizado para suicidarse, una pr¨¢ctica que, seg¨²n ella, "no se conoc¨ªa" antes de la llegada del hombre blanco a sus comunidades. "La mayor¨ªa de los suicidios son por amor", comenta Guadalupe, que fue nuestra anfitriona en este viaje a la selva peruana. Nos cuenta que, poco tiempo antes de nuestra visita, una chica que vio que su novio la abandonaba por otra, busc¨® la plantaci¨®n y se suicid¨® tomando el jugo de la ra¨ªz. Esto hizo que el resto de mujeres buscaran un rinc¨®n escondido dentro de la selva para plantar el barbastro y hacerlo m¨¢s inaccesible.Juanjo P¨¦rez (OM Colectivo)El topa es un ¨¢rbol que crece en la selva amaz¨®nica, al lado del r¨ªo Colorado. Por su composici¨®n, tiene un peso muy ligero y flota extraordinariamente. Carmen ata un tronco junto a otro para construir una balsa que nos lleve al interior de un estanque y as¨ª empezar la jornada de pesca. Lo que parece una tarea f¨¢cil, no lo es: tarda cuatro horas en encontrar estos ¨¢rboles entre la maleza de la selva y, una vez hallados, a¨²n hay que arrastrarlos hasta la orilla. El calor que los ind¨ªgenas soportan mientras trabajan llega hasta los 38 grados en las partes m¨¢s altas de la reserva. Esto, sumado al 97% de humedad media en el ambiente, crea unas condiciones extremas donde su mejor aliado para aguantar estas temperaturas son las ca?as de az¨²car, ya que no hay agua potable cerca.Javier Carbajal (OM Colectivo)Llega el momento de pescar. Piedra en mano, las mujeres empiezan a machacar la ra¨ªz del barbastro pues es el ¨²nico modo de que suelte el veneno. La ra¨ªz, una vez machacada y sumergida, hace que los peces salgan al exterior en busca de una bocanada de ox¨ªgeno limpio. Una vez fuera, Guadalupe, Carmen y el resto de mujeres, machete en mano, acaban con la agon¨ªa de los peces y los guardan en sus bolsas. Para soportar las altas temperaturas, las ind¨ªgenas construyen unos parasoles con ramas de palmera y hojas de platanero que dan sombra y hacen m¨¢s llevadera la jornada. La ventaja de este tipo de pesca es que asegura una gran cantidad de pescado y que, pese a estar recogido con veneno, una vez cocinado este desaparece y el alimento es inofensivo para el hombre.Juanjo P¨¦rez (OM Colectivo)El r¨ªo forma parte de la vida de la comunidad; en ¨¦l, los ind¨ªgenas se ba?an, juegan, pescan, lavan la ropa... El Colorado es un inmenso caudal que une varias comunidades nativas, pues es la principal v¨ªa de comunicaci¨®n entre ellas. En ¨¦poca de lluvias, se convierte en un inmenso ir y venir de troncos que lo hacen inaccesible y deja aisladas a las comunidades. El r¨ªo da la vida a estas poblaciones; en sus orillas siempre vas a encontrarte gente. Debido a la entrada de la petrolera Hunt Oil, se teme que esta agua quede contaminada. A d¨ªa de hoy, los m¨¢s ambientalistas de la zona tambi¨¦n denuncian que la actividad minera ha jugado un papel importante en su degradaci¨®n. El agua no es potable y tiene que pasar por un proceso de cocci¨®n para que se pueda cocinar con ella.Javier Carbajal (OM Colectivo)El Amazonas peruano da lo necesario para la subsistencia de las comunidades ind¨ªgenas que habitan junto a ¨¦l. Cada pescador se coloca en una zona estrat¨¦gica para que el barbastro que vierten haga la pesca m¨¢s efectiva. Las mujeres tienen un papel importante en el proceso; son ellas quienes hacen todo el trabajo. Navegando con las barcas que ellos mismos se han construido, se pueden ver otros animales, como las rayas. "Un picotazo de estas mat¨® a uno de la comunidad", cuenta Guadalupe. Sin una posta (ambulatorio) cercana y sin un servicio m¨ªnimo de urgencias, estas tribus est¨¢n abandonadas a su suerte en un mundo lleno de peligros. Los picotazos de v¨ªbora son otra de las amenazas a las que se tienen que enfrentar a diario; cada familia relata alguna experiencia cuyo final hubiera sido muy distinto de haber contado con un servicio m¨¦dico a su alcance.Juanjo P¨¦rez (OM Colectivo)Acaba la jornada de pesca, la canoa llega a la orilla y los ni?os se abalanzan hacia los pescadores para ver qu¨¦ tipos de peces traen y cu¨¢l ser¨¢ su cena de esta noche. Se repartir¨¢n las capturas de forma equitativa y, si tienen suerte, ser¨¢n m¨¢s de 10 piezas por persona. Lo importante es el bien de la comunidad y la subsistencia conjunta. Cada familia coge su parte y las mujeres se van a sus caba?as a preparar la cena de esa misma noche despu¨¦s de haber estado horas pescando. Los ni?os, en su mayor¨ªa, van por las ma?anas al colegio y pasan las tardes jugando cerca del r¨ªo. Pese a que la idea dominante es irse fuera, los j¨®venes dentro de la comunidad viven tranquilos, no est¨¢n obligados a trabajar, sino que disfrutan de su infancia y est¨¢n alejados de unos lujos y comodidades que en Occidente nos parecen imprescindibles en nuestra vida diaria.Juanjo P¨¦rez (OM Colectivo)Cuando cae la noche, la reserva se queda a oscuras y las madres ayudan a hacer los deberes a sus hijos con ayuda de una peque?a linterna. En algunas ocasiones, la luna es tan grande que se ve perfectamente en el exterior de las viviendas, por lo que aprovechan para quedarse en sus puertas a charlar. La vida en las comunidades nativas est¨¢ alejada de los c¨¢nones sociales establecidos en Occidente; las mujeres nativas harakmbut son el pilar que sostiene una cultura que, poco a poco, se extingue dentro de la selva peruana. Si se permiten las exploraciones por parte de la petrolera Hunt Oil, se ver¨¢ afectada de alg¨²n modo su forma de vida y ser¨¢ cuando testimonios y fotograf¨ªas como ¨¦stas quedar¨¢n como un archivo hist¨®rico de una cultura que existi¨® en alg¨²n lugar y en alg¨²n momento.Javier Carbajal (OM Colectivo)