Camino de la recuperaci¨®n
"?Un empujoncito m¨¢s!". Foto: Wikipedia.
A estas alturas de la crisis se ha convertido en un clich¨¦ responsabilizar a otros de la debacle social que recorre la periferia de Europa. Al fin y al cabo, las condiciones impuestas por Alemania y sus guardianes de la ortodoxia fiscal han limitado de manera insoportable la actuaci¨®n de los gobiernos endeudados, que ven c¨®mo la pobreza y la desigualdad desfiguran nuestros Estados del bienestar hasta convertirlos en buen recuerdo. Los hechos, sin embargo, sugieren que la vulnerabilidad de la poblaci¨®n griega, italiana o espa?ola ya era alarmantemente alta antes de 2008, cuando Berl¨ªn era solo un destino tur¨ªstico. Lo que es m¨¢s importante: incluso en medio del ajuste impuesto desde fuera, los Estados de la UE cuentan con cierto margen de maniobra para tomar una u otra direcci¨®n.
En el caso de Espa?a, nuestros gobiernos no han perdido el tiempo y han aprovechado la ocasi¨®n para convertirnos en los subcampeones europeos de la pobreza y la desigualdad. Entre los a?os 2007 y 2012, ambos indicadores empeoraron en nuestro pa¨ªs m¨¢s que en ning¨²n otro de la UE, con excepci¨®n de Francia (desigualdad) y Hungr¨ªa (pobreza). De hecho, la desigualdad describe durante la crisis una trayectoria en forma de ¡°V¡± que rompe la tendencia de los a?os previos (ver gr¨¢fico interactivo adjunto, que permite comparar la situaci¨®n de los diferentes pa¨ªses OCDE).
Parte de estos datos pertenecen a un informe publicado la semana pasada por la OCDE en el que se analiza el estado de la econom¨ªa espa?ola. Con un optimismo propio del que escribe desde otro sitio, el informe se titula ¡°Camino de la recuperaci¨®n¡±, aunque sus contenidos sugieren todo lo contrario. Indicador tras indicador, Espa?a ofrece un panorama desolador en el que los sacrificios de la poblaci¨®n no se est¨¢n traduciendo en un incremento de la competitividad o en una disminuci¨®n tangible de los niveles de desempleo. Quienes trabajan lo hacen a menudo por debajo de su cualificaci¨®n y la extensi¨®n del fen¨®meno de los ¡°trabajadores pobres¡± (esto no lo dice el informe de la OCDE, sino la Comisi¨®n Europea) alcanza a 1 de 8 empleados. En este contexto, la recuperaci¨®n social y la recuperaci¨®n macroecon¨®mica ofrecen caminos cada vez m¨¢s divergentes.
Lo que omite el an¨¢lisis de la OCDE es casi m¨¢s importante que lo que dice. Ser¨ªa interesante, por ejemplo, que sus investigadores analizasen la eficacia del Estado a la hora de proteger a la poblaci¨®n de los embates del desempleo y la exclusi¨®n social. La pol¨ªtica fiscal de un gobierno (en forma de transferencias y de impuestos) juega un papel determinante para corregir las desigualdades derivadas de una crisis econ¨®mica. Sin embargo, las decisiones tomadas durante estos a?os han logrado una verdadera pirueta regresiva: con su intervenci¨®n, el Estado incrementa la desigualdad generada por el mercado (ver gr¨¢fico adjunto, que procede de un informe de Innocenti, la oficina de investigaciones de UNICEF). Si entre 2007 y 2011 la diferencia entre la riqueza del 10% m¨¢s pobre y m¨¢s rico de nuestra sociedad se increment¨® un 64% (de 8,4 a 13,8), imag¨ªnense lo que ocurrir¨¢ tras una reforma fiscal hecha a medida del Ibex 35.
Tal vez al Ministro alem¨¢n de Hacienda le quite el sue?o que Espa?a sea tras la crisis un pa¨ªs m¨¢s pobre, desigual e inseguro, y su gobierno decida retirar la lavativa fiscal que nos est¨¢ aplicando. Pero lo m¨¢s probable es que no sea as¨ª. De modo que hay que insistir en lo b¨¢sico: la responsabilidad ¨²ltima de lo que nos ocurre est¨¢ en nuestros gobiernos y en quienes los elegimos. De ellos depende reconocer la emergencia nacional que supone la pobreza infantil, detener el deterioro del sistema de salud o retirar medidas miserables y nunca justificadas como el apartheid sanitario. Si no, que dejen paso a otros.
Comentarios
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.