Incompleta, injusta, ineficaz
El debate sobre la reforma fiscal permite contrastar distintos modelos de sociedad
El espectacular aumento de la desigualdad en Espa?a en los ¨²ltimos a?os ha revivido el debate sobre el grado de cohesi¨®n social al que aspiramos y los costes que ello conlleva. En esta cuesti¨®n, la fiscalidad ocupa un lugar destacado, pues adem¨¢s de un mecanismo recaudatorio es un instrumento central de redistribuci¨®n y equidad. Esta semana se ha debatido en el Congreso la reforma fiscal del Gobierno del PP, lo que permitir¨¢ justamente contrastar visiones diferenciadas de modelo de sociedad, de los distintos planes para salir de la crisis y c¨®mo repartir los costes para salir de esta.
El Gobierno, ante la incierta mejora en la recaudaci¨®n, ha tomado una decisi¨®n irresponsable. Aprobar un regalo fiscal a las rentas m¨¢s altas y a las grandes corporaciones es irresponsable porque pone en riesgo la cohesi¨®n social y la recuperaci¨®n econ¨®mica. La mejor¨ªa de la recaudaci¨®n que anuncia el Gobierno se deber¨ªa destinar a salvaguardar un bien tan preciado como la cohesi¨®n social, puesto que conocemos por experiencia que las crisis econ¨®micas conllevan ca¨ªdas de la recaudaci¨®n y mermas del Estado de bienestar. Por consiguiente, no nos podemos permitir ese regalo fiscal en t¨¦rminos de convivencia y de salida de la crisis, porque con m¨¢s desigualdad no hay crecimiento econ¨®mico sostenido.
Es sabido que nuestro sistema fiscal adolece de insuficiencia recaudatoria por la erosi¨®n de las bases imponibles y el enorme nivel de fraude fiscal. Uno de los problemas que explican, en parte, nuestro elevado d¨¦ficit y deuda p¨²blica. Los ingresos p¨²blicos se han desplomado durante la crisis y apenas alcanzaron el 37,8% del PIB en 2013, pese a las extraordinarias subidas de impuestos, situ¨¢ndose nueve puntos porcentuales por debajo de la media europea.
Ahora bien, la pol¨ªtica fiscal hay que analizarla como una unidad: ingresos y gastos. En Espa?a se confunde en muchas ocasiones pol¨ªtica tributaria con pol¨ªtica fiscal, pero la pol¨ªtica impositiva forma parte de un concepto m¨¢s amplio que llamamos pol¨ªtica fiscal; pues bien, el Gobierno en ¡°su¡± reforma fiscal realiza dos grandes cambios normativos: bajar el IRPF b¨¢sicamente a las rentas altas y rebajar el impuesto de sociedades a las grandes corporaciones. Todo ello lo acompa?a con un recorte dr¨¢stico del Estado de bienestar y con un incremento de la imposici¨®n indirecta como nunca se hab¨ªa producido en la historia de la hacienda p¨²blica.
En un pa¨ªs como Espa?a, con un serio problema de ingresos p¨²blicos, la reforma fiscal del Gobierno no va a generar recursos nuevos para recuperar los injustos recortes sociales de los ¨²ltimos a?os. Muy al contrario, implicar¨¢ una ca¨ªda adicional de ingresos fiscales de unos 9.000 millones de euros, seg¨²n estimaciones del propio Gobierno, lo que nos alejar¨¢ a¨²n m¨¢s de los niveles de recaudaci¨®n europeos, aumentar¨¢ las desigualdades y cercenar¨¢ el Estado de bienestar hasta dejarlo en m¨ªnimos hist¨®ricos, pero a su vez no ayudar¨¢ a sacar a Espa?a de la crisis econ¨®mica, porque con m¨¢s desigualdad no hay crecimiento econ¨®mico sostenido.
Espa?a precisa una reforma tributaria profunda e impulsar el civismo fiscal
Pero es que adem¨¢s la reforma fiscal del PP es tremendamente injusta, pues el 10% de los ciudadanos con m¨¢s renta se benefician del casi 60% de la bajada de los impuestos y el 1% m¨¢s rico se beneficia del 30% de dicha bajada; mientras tanto, el 30% de los ciudadanos con menos renta, alrededor de seis millones de espa?oles que ya no ten¨ªan que pagar pr¨¢cticamente por IRPF, no solamente no se benefician de dicha reforma sino que ser¨¢n los principales perjudicados por los recortes en el Estado de bienestar, por los copagos, aumentos de tasas, precios p¨²blicos y, en general, el incremento de la imposici¨®n indirecta.
Por ejemplo, las 4.600 personas que ganan m¨¢s de 600.000 euros se van a beneficiar de la bajada de impuestos del IRPF m¨¢s que el 40% de los contribuyentes que menos ganan, aproximadamente, ocho millones de personas, de forma que los primeros se ahorrar¨¢n de media casi 72.000 euros y los segundos 52 euros.
Por el lado del impuesto de sociedades, el Gobierno anunci¨® una reforma estructural de este para reconstruir las bases imponibles, que se han desplomado desde el comienzo de la crisis. Sin embargo, el propio Gobierno reconoce que la reforma aprobada supone una ca¨ªda de la recaudaci¨®n de unos 3.000 millones de euros, es decir, un regalo fiscal en toda regla a las grandes corporaciones, mientras a los aut¨®nomos se les bajan parcialmente las retenciones que el propio Gobierno hab¨ªa subido. Pero en modo alguno se les reduce los impuestos. La consecuencia final ser¨¢ que el impuesto de sociedades en 2016 va a tener el menor peso en el PIB desde el comienzo de la crisis.
Si como decimos la reforma impositiva que propugna el Gobierno tiene un coste recaudatorio como el mencionado anteriormente, si la deuda p¨²blica sobrepasa el bill¨®n de euros y si se quiere cumplir con la reducci¨®n del d¨¦ficit acordada con la UE, el Gobierno continuar¨¢ haciendo dos cosas: seguir subiendo la imposici¨®n indirecta que pagan por igual todos los ciudadanos independientemente de su renta y, en segundo lugar, continuar¨¢ recortando el Estado de bienestar del que son principales beneficiarias nuevamente las rentas medias y bajas.
Por consiguiente, una pol¨ªtica fiscal tremendamente injusta que incrementa la brecha econ¨®mica de nuestro pa¨ªs que ya, de por s¨ª, es grande y creciente, por la v¨ªa de transferir renta y bienestar de los trabajadores y una parte importante de las rentas medias a las rentas altas y las grandes corporaciones.
La reforma del Gobierno se olvida de dos grandes elementos de progresividad: incluir la riqueza y la lucha contra el fraude. Las medidas contenidas en los anteproyectos de ley presentados por el Gobierno no contienen absolutamente nada sobre fiscalidad patrimonial (impuesto sobre el patrimonio, impuesto sobre sucesiones, sicav, etc¨¦tera) y la progresividad del sistema tributario depende, en gran parte, de la combinaci¨®n del IRPF, patrimonio y sucesiones. El otro de los grandes olvidados es la lucha contra el fraude y la elusi¨®n fiscal, y ello es as¨ª porque durante toda la legislatura la lucha contra el fraude no ha sido una prioridad para el Gobierno.
Precisamente la propuesta de reforma fiscal que plantea el PSOE y aprob¨® en su Conferencia Pol¨ªtica se asienta sobre dos grandes elementos: incluir la riqueza en el IRPF y una ambiciosa estrategia de lucha contra el fraude y la elusi¨®n fiscal. Con la idea de que los contribuyentes paguen en funci¨®n de lo que poseen y que paguen los que no pagan. Ello podr¨ªa aliviar la carga a muchas rentas medias y a muchas empresas, medianas y peque?as.
Espa?a necesita una reforma tributaria en profundidad y un cambio de mentalidad que potencie el civismo fiscal. Los ciudadanos tienen que entender que los impuestos son el precio de la cohesi¨®n y financian los servicios p¨²blicos que demandan y disfrutan. No obstante, tambi¨¦n tienen que percibir que el sistema fiscal es justo y transparente y que se les rinde cuentas para que sepan y controlen el destino de cada euro recaudado.
En definitiva, con su reforma fiscal, el Gobierno apuesta por una salida de la crisis que acent¨²a la desigualdad y redise?a a la baja nuestro Estado de bienestar. Pero esta v¨ªa tampoco nos sacar¨¢ de la crisis. Los socialistas, en cambio, apostamos por un modelo que nos acerque a Europa, una sociedad mejor y m¨¢s solidaria en la que todos debemos contribuir en la justa medida.
Manuel de la Rocha V¨¢zquez es secretario de Econom¨ªa del PSOE y Pedro Saura Garc¨ªa portavoz de Hacienda del Grupo Parlamentario Socialista.
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