Fantasmas
Los partidos tradicionales en Espa?a se comportan como esas personas locas de celos que odian a muerte a los amantes de sus parejas, sin reparar en que, si quieren hallar culpables, deber¨ªan buscarlos entre quienes han roto su compromiso
Aunque no ha vuelto a nacer ninguno capaz de recorrer Europa, la pol¨ªtica espa?ola se agita, con creciente desasosiego, en pos de un ej¨¦rcito de s¨¢banas blancas. Nos pueblan fantasmas de toda condici¨®n y naturaleza. Algunos, como los que ha evocado el obispo Reig Pl¨¢ al situar a Rajoy bajo las garras del movimiento LGTB y el feminismo radical, dar¨ªan risa si no dieran, incluso, un poco de pena. Otros, como la cruzada universal contra Podemos, brotan del miedo al fracaso, abismado y paralizante sentimiento que hace extra?os compa?eros de cama. Por seguir con las patolog¨ªas, los partidos tradicionales en Espa?a se comportan como esas personas locas de celos que odian a muerte a los amantes de sus parejas, sin reparar en que, si quieren hallar culpables, deber¨ªan buscarlos entre quienes han roto su compromiso. Odiar al partido de Iglesias les reconforta, porque les exime de afrontar sus propias culpas y de reconocer las verdaderas razones del abandono de sus antiguos votantes, esos pobres ingenuos sin cultura, abducidos por el populismo. As¨ª, la asesora de S¨¢nchez le sugiere que llame a S¨¢lvame para acercarse al pueblo, pero no le explica el coste electoral que supone declarar que, en caso extremo, pactar¨ªa con el PP, nunca con Podemos. All¨¢ ¨¦l. Aunque, quiz¨¢s, entre los fantasmas que nos habitan, los m¨¢s conmovedores son los que empujan hacia adelante a Mas porque, mientras Pujol no sea capaz de probar su inocencia, corre el riesgo de empezar a parecerse a esos grandes l¨ªderes europeos, como Berlusconi o Sarkozy, que tomaban decisiones pensando sobre todo en esquivar a los tribunales. En cualquier caso, David no derrot¨® a Goliath por su astucia, sino porque era bueno, y justo, y gozaba del favor de Dios. Yo dir¨ªa que, en lo sucesivo, le conviene tenerlo en cuenta.
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