11 fotosLa vida de los Young WarriorsTrabajo y m¨¢s trabajo. ?ste es el d¨ªa a d¨ªa de los ni?os filipinos de Smokey Mountain Manila - 03 oct 2014 - 20:17CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceEn Smokey Mountain hab¨ªa unos 200 hornos que trabajaban diariamente en la producci¨®n del carb¨®n. Eran explotados por familias que pagaron una licencia de 200 d¨®lares que les permit¨ªa su uso. Los miembros de una sola familia no sol¨ªan ser suficientes para realizar todas las tareas que requer¨ªa la producci¨®n del carb¨®n, y se recurr¨ªa a los ni?os de Smokey Mountain como mano de obra en trabajos como la limpieza y preparaci¨®n de los hornos.Manu Mart¡°El nombre no es muy original, Young Warriors, pero no se me ocurri¨® otra manera de llamarlos. Es algo que te viene instintivamente cuando los ves trabajar. Desde que nacen luchan por sobrevivir, son aut¨¦nticos guerreros¡±. Estas palabras son de Thomas Tham, fundador de Empowering Lives Asia, la organizaci¨®n que durante los ¨²ltimos tres a?os se ha encargado del cuidado y la educaci¨®n de muchos de estos ni?os para alejarlos del carb¨®n.Manu MartA trav¨¦s del programa Young Warriors, basado en la filosofia de los ¡®boy scouts¡¯, ELA trata de inculcar a los j¨®venes de la comunidad principios como el orgullo o el liderazgo. Los ni?os de Smokey Mountain, cuando iban a la escuela, sufr¨ªan humillaciones por sus compa?eros, que mediante un gesto les recordaban el olor a carb¨®n que desprend¨ªan. Pero para ellos no supon¨ªa ninguna verg¨¹enza. Nacieron y se criaron all¨ª, y los hornos formaban parte de su vida cotidiana: com¨ªan y dorm¨ªan alrededor de ellos, y como cualquiera de sus compa?eros, se divert¨ªan jugando.Manu MartClint, de 11 a?os, golpea con un martillo una madera para sacar los clavos y venderlos posteriormente. Mientras que son peque?os, recogen trozos de metal entre los restos del carb¨®n, pero seg¨²n van haci¨¦ndose mayores las tareas son m¨¢s exigentes y empiezan a trabajar con herramientas. A esta edad, extraer clavos, transportar madera, recoger el carb¨®n e introducirlo en los sacos, o limpiar los hornos son algunas de las labores que ya est¨¢n capacitados para desempe?ar.Manu MartRendel tiene 13 a?os y ha estado apadrinado por ELA en su programa de nutrici¨®n. Sus padres se separaron y desde entonces ha vivido solo en NSM dependiendo de ¨¦l mismo y su trabajo en la cadena de producci¨®n del carb¨®n. En la imagen, Rendel coloca la madera en uno de los hornos, que son verdaderas obras de ingenier¨ªa ya que permiten obtener el carb¨®n en unos cuatro o cinco d¨ªas, cuando el proceso habitual ronda los 11. Rendel recib¨ªa por su trabajo alrededor de un d¨®lar diario.Manu MartLos sacos de carb¨®n eran vendidos a un precio aproximado de 400 pesos cada uno (siete euros), lo que pod¨ªa suponer para cada familia que trabajaba en un horno unos ingresos de 8.000 pesos por semana (136 euros), a lo que hab¨ªa que restar la madera y la mano de obra. Una vez recogido el carb¨®n, comenzaba el trabajo de los m¨¢s peque?os. Normalmente, con edades inferiores a los 10 a?os, la ¨²nica manera de obtener algo de dinero era la venta de peque?as piezas de metal que pueden encontrar entre las cenizas del carb¨®n reci¨¦n recogido. Con ¨¦l se pagaban la ¨²nica comida de una jornada que puede llegar a durar hasta 16 horas.Manu MartEl carb¨®n hab¨ªa de ser vendido r¨¢pidamente, ya que de esa venta depend¨ªa poder comprar la madera para la siguiente quema, por lo que muchos de los ni?os eran empleados en labores de transporte de los sacos. Ismail, de 13 a?os, hac¨ªa varios viajes al d¨ªa. En la autopista, los camiones que se llevaban el carb¨®n apenas paraban unos minutos, por lo que la rapidez en el transporte era esencial.Manu MartLas condiciones de vida en New Smokey Mountain eran extremas para los ni?os que viv¨ªan entre los hornos. Su d¨ªa a d¨ªa discurr¨ªa entre el trabajo y el descanso, siempre rodeados del humo que proven¨ªa de los hornos quemando la madera. Este humo era especialmente t¨®xico en la ¨²ltima fase de la quema, cuando se volv¨ªa de un color marr¨®n que indicaba que el proceso, pr¨¢cticamente, hab¨ªa terminado. Las enfermedades respiratorias como la neumon¨ªa o el asma eran la mayor causa de mortalidad all¨ª, pero otras enfermedades como la hepatitis A, la tuberculosis o diferentes dolencias cut¨¢neas eran comunes entre la poblaci¨®n infantil.Manu MartBunso significa ¡°el m¨¢s peque?o¡± y, al igual que muchos ni?os de Smokey Mountain, no tiene familia. Dorm¨ªa en casa de amigos o en los hornos, donde obten¨ªa la mayor parte del dinero que ganaba. Pero la venta de envases de pl¨¢stico tambi¨¦n le proporcionaba algunos pesos. Recog¨ªa las botellas que tiraban los camioneros en la carretera o iba al vertedero, llenando sacos que posteriormente vend¨ªa. A veces, estos sacos le serv¨ªan para improvisar peque?as barcas con las que jugar a la orilla del mar y divertirse con sus amigos despu¨¦s de todo un d¨ªa de trabajo.Manu MartEn julio de 2014, las autoridades filipinas expulsaron a los habitantes de New Smokey Mountain y demolieron los hornos y las viviendas. Se avis¨® del desalojo con dos semanas de antelaci¨®n y muchos no supieron d¨®nde ir. El Gobierno ofreci¨® como compensaci¨®n casas en otras provincias o una cantidad econ¨®mica que no les permite el acceso a una nueva casa o la creaci¨®n de un negocio que les garantice un medio alternativo de vida.Manu MartELA contin¨²a con su programa 'Young Warriors', mientras intenta localizar a los familiares de los ni?os que viv¨ªan solos en Smokey Mountain. Desde la demolici¨®n, muchos de ellos siguen yendo a diario al vertedero, rebuscando entre toneladas de basura objetos que vender, y contin¨²an durmiendo en los terrenos de los hornos.Manu Mart