?Podemos permitirnos la desigualdad?
Hay que redefinir el debate econ¨®mico y abordar el reto de la fractura social
Desde que Podemos irrumpi¨® en el panorama pol¨ªtico, buena parte de los medios de comunicaci¨®n y de los partidos tradicionales se han puesto manos a la obra para desacreditar esta nueva y prometedora formaci¨®n. Uno de los argumentos esgrimidos consiste en afirmar que carecemos de un programa econ¨®mico digno de tal nombre y que, de aplicarse, ¨¦ste llevar¨ªa a nuestra econom¨ªa a una situaci¨®n cr¨ªtica.
No es nuestra intenci¨®n proceder a una defensa numantina del programa de Podemos en el ¨¢mbito de la econom¨ªa. No tendr¨ªa sentido, entre otras razones porque dicho programa, as¨ª como los principios pol¨ªticos y la estructura organizativa, est¨¢n siendo objeto de un amplio debate que culminar¨¢ en la asamblea constituyente que se celebrar¨¢ a lo largo de las pr¨®ximas semanas. Pero s¨ª queremos proponer a los lectores una reflexi¨®n sobre una de las cuestiones medulares de la propuesta de Podemos: la lucha contra la desigualdad.
Esta cuesti¨®n resulta de extraordinaria relevancia por varias razones. En primer lugar, porque el avance de la desigualdad estuvo en el origen de la crisis econ¨®mica, que fue mucho m¨¢s que una perturbaci¨®n financiera o el resultado de la deficiente arquitectura institucional de la zona euro. Los trabajadores compensaban con cr¨¦ditos el estancamiento de los salarios y los ricos bombeaban recursos a los mercados financieros ¡ªprocedentes precisamente de este estancamiento salarial¡ª, donde obten¨ªan lucrativas ganancias. Y de este modo la burbuja fue creciendo hasta que se torn¨® insostenible.
En segundo t¨¦rmino, porque la desigualdad ha alcanzado umbrales hist¨®ricos en Europa, desconocidos en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Este fuerte avance de las desigualdades responde fundamentalmente a las pol¨ªticas de austeridad y a los recortes salariales, que han socializado los costes de la crisis y los han hecho recaer sobre las espaldas de las clases medias y de los grupos de poblaci¨®n m¨¢s vulnerables. En paralelo, las elites, las del Norte y las del Sur, han continuado disfrutando de una posici¨®n privilegiada, que incluso han reforzado en los ¨²ltimos a?os.
Habr¨¢ que reducir los privilegios de los
ricos a trav¨¦s de una reforma fiscal
En tercer lugar, porque la desigualdad presenta una importancia capital al introducir a las econom¨ªas en un bucle de dif¨ªcil salida: reduce la demanda interna ¡ªal retraer el consumo y debilitar la actividad inversora¡ª, refuerza la amenaza deflacionista, mantiene la deuda p¨²blica y privada en niveles elevados ¡ªimpidiendo el necesario desapalancamiento¡ª y acent¨²a la dependencia de nuestra econom¨ªa de las exportaciones.
En cuarto lugar, porque la polarizaci¨®n social nos muestra un capitalismo, el que est¨¢ emergiendo de la crisis, con un muy marcado perfil extractivo y confiscatorio, basado en la reducci¨®n de los salarios, la prolongaci¨®n de la jornada laboral, la intensificaci¨®n de los ritmos de trabajo y la transformaci¨®n en negocio de parcelas crecientes del sector p¨²blico.
Por ¨²ltimo, porque la implementaci¨®n de una pol¨ªtica econ¨®mica para construir otra econom¨ªa que no despilfarre las capacidades de millones de personas en forma de desempleo necesita recursos; pues bien, una parte de esos recursos tienen que proceder de una sustancial redistribuci¨®n de la renta y la riqueza en manos de los grupos que ocupan una posici¨®n de privilegio en la estructura social.
Una raz¨®n adicional, m¨¢s all¨¢ de lo econ¨®mico, para situar la lucha contra la desigualdad en el centro de una agenda transformadora radica en la constataci¨®n de que el poder econ¨®mico y el pol¨ªtico se funden y se confunden, conformando una tupida malla de intereses y atentando contra las bases mismas de la democracia. Las elites econ¨®micas han fijado la agenda pol¨ªtica y han dibujado con precisi¨®n la hoja de ruta seguida por el Gobierno; han ocupado los espacios p¨²blicos y las instituciones, que han puesto al servicio de sus intereses. En este sentido, exigir m¨¢s igualdad ¡ªse?a de identidad de Podemos¡ª es equivalente a reivindicarnos como ciudadanos que no renuncian a sus derechos ni dan por buena esta deriva autoritaria.
La reducci¨®n de la desigualdad obligar¨¢ a tomar medidas en muy diferentes direcciones. Una de ellas, inexcusable, es reducir los privilegios de los ricos a trav¨¦s de una reforma fiscal que dote de verdadera progresividad a nuestro sistema impositivo, as¨ª como poner coto a las astron¨®micas retribuciones recibidas por accionistas y altos ejecutivos de las grandes corporaciones. Ser¨¢ necesario, asimismo, acordar aumentos en los salarios reales que detengan e inviertan la p¨¦rdida de participaci¨®n de los ingresos de ¨ªndole salarial en la renta nacional, derogar las reformas laborales, restringir legalmente la temporalidad del empleo ¡ªprincipal veh¨ªculo de precarizaci¨®n laboral¡ª, elevar significativamente el salario m¨ªnimo y avanzar hacia una reducci¨®n generalizada de la jornada laboral. Se precisa en fin un plan de emergencia que sit¨²e la creaci¨®n de empleo decente en el coraz¨®n de la pol¨ªtica econ¨®mica.
?Utop¨ªa? ?Brindis al sol? En absoluto. Nos mueve la imperiosa necesidad de redefinir los t¨¦rminos del debate econ¨®mico y mostrar, negro sobre blanco, el alcance del enorme desaf¨ªo que nos espera si queremos cambiar el actual estado de cosas. Para superar la crisis econ¨®mica y para construir una sociedad democr¨¢tica es necesario enfrentarse a la fractura social. Naturalmente, en este camino encontraremos resistencias que habr¨¢ que vencer. Especialmente intensas ser¨¢n las del poder econ¨®mico, pol¨ªtico y medi¨¢tico.
Fernando Luengo Escalonilla (profesor de Econom¨ªa Aplicada, Universidad Complutense de Madrid) e Ignacio ?lvarez Peralta (profesor de Econom¨ªa Aplicada, Universidad de Valladolid). Ambos pertenecen al C¨ªrculo 3E (Econom¨ªa, Ecolog¨ªa y Energ¨ªa) de Podemos.
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