9 fotosLa lepra se curaEn India se lucha a diario contra la enfermedad. El diagnostico temprano y la medicaci¨®n son la ¨²nica v¨ªa para erradicarla Bombay - 07 nov 2014 - 18:08CETWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceLa lepra es una enfermedad infecciosa que ataca primero a la piel y al sistema nervioso perif¨¦rico. La bacteria se multiplica en el cuerpo muy lentamente y los primeros s¨ªntomas ¨Cmanchas blancas y p¨¦rdida de sensibilidad¨C pueden tardar a?os en aparecer. Antiguamente, era caracterizada por la deformidad y la mutilaci¨®n, lo que marginaba y aislaba socialmente al enfermo. Hoy sabemos que, si se diagnostica temprano y se sigue el tratamiento, es posible prevenir deformidades, la principal causa del estigma asociado a la enfermedad. En la foto, Ashmita con su hijo Usham de tres a?os, al que acaban de diagnosticar lepra, en el hospital rural de Shahapur a 70 kil¨®metros de Bombay.Dependiendo de la respuesta del organismo ante la presencia de la bacteria, la lepra es clasificada en dos tipos, Paucibacterial ('Paucibacillary-PB') y Multibacterial ('Multibacillary-MB'), en funci¨®n de las lesiones que presente el paciente y del n¨²mero de bacterias que contenga la muestra de piel. El tratamiento multimedicamentoso MDT ('Multidrug theraphy') es el mismo para ambos tipos y difiere principalmente en la duraci¨®n, seis meses de tratamiento para la Paucibacterial y 12 para la Multibacterial. Una persona que est¨¦ bajo el tratamiento contra la lepra o que lo haya completado no contagia la enfermedad.Se cre¨ªa falsamente que la lepra era incurable. Las crueles deformaciones y mutilaciones que sufr¨ªan los enfermos no tratados eran asociadas en muchas comunidades indias con el pecado. La realidad es que la lepra se cura, pero las lesiones que causa en los nervios y huesos son permanentes. La mayor¨ªa de la poblaci¨®n es inmune a la bacteria. S¨®lo entre un 2 y un 5% puede llegar a desarrollarla. Son personas que tienen que tener una predisposici¨®n gen¨¦tica, un sistema inmunitario d¨¦bil y que est¨¢n expuestas a la bacteria mucho tiempo. En India es donde la bacteria encuentra el caldo de cultivo ¨®ptimo para proliferar; la fragilidad f¨ªsica de la poblaci¨®n y el desconocimiento se al¨ªan con la miseria y el escaso compromiso gubernamental para el desarrollo de campa?as de detecci¨®n. El pa¨ªs diagnostica la mitad de los nuevos casos de lepra a nivel mundial, m¨¢s de 238.000 al a?o, seg¨²n las cifras oficiales.Los pacientes, rechazados por la familia y la sociedad, eran antiguamente aislados en colonias y hospitales para leprosos. El Ackworth Hospital de Bombay era uno de ellos; abri¨® sus puertas en 1890 y contin¨²a siendo el refugio de muchos. Aqu¨ª lleg¨® hace 12 a?os Vithammal, que hoy tiene 70. Recuerda que ten¨ªa unas manchas blancas en el pie, primer s¨ªntoma de lepra al que no dio importancia. Progresivamente perdi¨® la sensibilidad, le sal¨ªan ¨²lceras y heridas que no le dol¨ªan. La ¨²ltima consecuencia fue la par¨¢lisis y destrucci¨®n del nervio. Entonces, la ¨²nica soluci¨®n era la amputaci¨®n para prevenir la gangrena y la infecci¨®n de los huesos. Desde que le diagnosticaron lepra, no volvi¨® a saber nada de su familia. Trabajaba por dos euros al d¨ªa haciendo ladrillos a las afueras de Bombay y la despidieron en cuanto se dieron cuenta de que estaba enferma. No ha podido volver a trabajar y mendiga para sobrevivir.El Hospital de Acworth en Bombay es el mayor asilo para leprosos del estado de Maharasthra. Las colonias y asilos para leprosos fueron abiertas cuando se desconoc¨ªa la enfermedad para evitar que la lepra se propagara y debido a la falta de educaci¨®n sanitaria los pacientes eran aislados. Las colonias eran el ¨²nico refugio que los enfermos sin apoyo familiar y sin recursos econ¨®micos ten¨ªan. Esta pr¨¢ctica ha ayudado a perpetuar el estigma asociado a la lepra y ha condenado a los enfermos a vivir excluidos.A Xavier Fernandes le diagnosticaron lepra con 14 a?os."Cuando mi madre se enter¨®, llor¨®, me abraz¨® y entr¨® en duelo. Sent¨ª c¨®mo para ella ya estaba muerto", recuerda con una serenidad que abruma. Su padre lo llev¨® al asilo para leprosos del Acworth Hospital y no volvi¨® a verlos. Si hoy la lepra es una absoluta desconocida, en los sesenta era un monstruo hecho persona. Pero la vida guardaba otros planes para Xavier. Se cur¨®, aunque perdi¨® musculatura en la mano y los nervios se le quedaron contra¨ªdos. Se cas¨® con una m¨¦dico y se le llena la cara de alegr¨ªa al contar que su hijo de 30 a?os trabaja en Londres como inform¨¢tico. Xavier lleva 11 a?os como jefe de la unidad de calzado que Alert India ¨CAsociaci¨®n para la educaci¨®n, rehabilitaci¨®n y tratamiento de la lepra¨C con la colaboraci¨®n Anesvad abri¨® en el Acworth. Hace plantillas y zapatos especiales para los pacientes que sufren deformidades.La deformaci¨®n visual y la amputaci¨®n no significan una ineficacia del tratamiento o una presencia de la bacteria. La absorci¨®n en los huesos, las lesiones en el sistema nervioso o la p¨¦rdida de sensibilidad son las consecuencias permanentes e irreparables de no haber comenzado el tratamiento en las primeras fases de desarrollo de la enfermedad. A Rahul le diagnosticaron lepra cuando ten¨ªa nueve a?os. Hoy tiene 13 y est¨¢ curado de lepra, pero los nervios de los dedos de su mano han quedado contra¨ªdos para siempre. Acude a revisi¨®n m¨¦dica en el hospital rural de Panvel cada seis meses.Rukmini tiene 45 a?os y vive en el slum de Dharavi. Cuando le diagnosticaron lepra, hace 12, su marido la abandon¨® junto a su hijo de 11 a?os. Entonces la enfermedad estaba en sus primeras etapas, cuando es curable y no deja sello. Pero como tantos, Rukmini desconoc¨ªa la naturaleza de la lepra y el p¨¢nico al rechazo social la empuj¨® a ignorarla. Aunque la lepra no se deja silenciar durante mucho tiempo, es tan cruel como sutil y, cuanto m¨¢s tardes en prestarle atenci¨®n, m¨¢s te recordar¨¢ despu¨¦s lo mucho que ya se ha adue?ado de tu vida. Si Rukmini hubiera seguido el tratamiento, hoy los huesos de sus dedos no ser¨ªan la mitad de cortos ni sus pies estar¨ªan deformados. Ese temor a la exclusi¨®n se hizo real y decidi¨® empezar el tratamiento. Se cur¨®, pero la empresa farmac¨¦utica para la que trabajaba como empaquetadora la ech¨® cuando se dio cuenta del estado de sus manos, la marca eterna que la definir¨¢ siempre.Sojar vive en el slum de Rabale, a las afueras de Bombay, junto a su marido y sus tres hijos. Le diagnosticaron lepra hace cinco a?os a trav¨¦s de un campamento de detenci¨®n precoz organizado por Anesvad. Se encontraba en la primera fase de desarrollo de la enfermedad y ten¨ªa anestesiada una de sus manos. Comenz¨® el tratamiento para casos Multibacteriales-MB. Hoy est¨¢ curada y no hay ning¨²n otro caso de lepra en su familia. Todos pasan por consulta m¨¦dica cada seis meses para detectar cualquier posible presencia de la bacteria. La lepra se cura.