El sistema
Con un pacto entre CC OO y el PP se inici¨® la disparatada gesti¨®n de Caja Madrid
As¨ª se llamaba el monstruo contra el que hab¨ªa que luchar all¨¢ por los a?os sesenta, cuando comenz¨¢bamos a tomar nota de la existencia clandestina, heroica, de unas comisiones obreras: el sistema, hab¨ªa que luchar contra el sistema, una confabulaci¨®n nada nebulosa de la dictadura con el capitalismo. De aquellas comisiones que hab¨ªan surgido a la existencia de manera espont¨¢nea y que crecieron en las reuniones, las huelgas, la represi¨®n y la c¨¢rcel hasta convertirse en mayores, procedi¨® parte principal de la presi¨®n desde abajo sin la que es imposible entender el proceso de transici¨®n desde el sistema a la democracia, un proyecto de otra pol¨ªtica en otra sociedad, una ilusi¨®n.
Y dicen que Comisiones Obreras, ahora con may¨²scula, estamp¨® su firma un d¨ªa de septiembre de 1996 junto a la del secretario general del Partido Popular de Madrid, en un pacto, elaborado a espaldas del Consejo y de la Asamblea, y firmado en flagrante violaci¨®n de la Ley 5/1992 de ¨®rganos de Gobierno de las Cajas de Ahorro de la Comunidad de Madrid, ¡°con motivo de la renovaci¨®n, a propuesta del Partido Popular, en la presidencia de la Caja de Madrid¡±. Hab¨ªan aprendido bien los dirigentes de Comisiones la tramposa sem¨¢ntica de la pol¨ªtica, el retorcimiento de las palabras que no designan, sino ocultan, realidades: renovaci¨®n en la presidencia es como llamaron, para que los colores de la verg¨¹enza no se les subieran a la cara, a la destituci¨®n del presidente de Caja Madrid en ejercicio y el nombramiento de un individuo muy conocido por su estrecha amistad con el presidente del Gobierno.
No importan aqu¨ª tanto los nombres ¡ªJaime Terceiro destituido, Miguel Blesa nombrado¡ª, como la cosa, porque la cosa fue que con aquel pacto, Comisiones Obreras ¡ªde Madrid al menos, pero los de Madrid actuaban con el benepl¨¢cito del secretario general, que en 2001 ser¨ªa nombrado asesor de la Fundaci¨®n Caja Madrid¡ª entraba en el sistema caminando sobre alfombra roja y por la puerta grande. ?En el sistema? No, en lo peor del sistema porque quien hab¨ªa firmado con ellos el pacto, Ricardo Romero de Tejada, era conocido como ¡°el hombre de Rodrigo Rato en Madrid¡±, un tipo que ya hab¨ªa dado que hablar por sus planes de urbanismo al frente del Ayuntamiento de Majadahonda y que solo un a?o antes hab¨ªa declarado ante el juez por una sospechosa adjudicaci¨®n de viviendas municipales; un experto en recalificaci¨®n de terrenos, excelente equipaje para lo que estaba por venir.
Era conocido tambi¨¦n, o al menos de eso ¨¦l mismo presum¨ªa, por ser muy generoso en los pactos. Con dinero ajeno, ya se puede. Desde la llegada del nuevo presidente, los salarios de consejeros y de toda la retah¨ªla de directivos subieron hasta multiplicar por veinte las retribuciones de la anterior etapa, a la par que se instauraba una pol¨ªtica suicida de gesti¨®n del riesgo: hab¨ªa tantos terrenos que recalificar, tanto planes de urbanismo que aprobar, tantos amigos a los que conceder cr¨¦ditos, tantos bancos que comprar al triple de su valor, que el flujo de dinero que de la Caja sal¨ªa para enterrarse en operaciones de alto riesgo lleg¨® a contarse en miles de millones de euros.
Con el nuevo presidente, los salarios de consejeros y directivos subieron hasta multiplicar por veinte las retribuciones de la anterior etapa
De esta manera, una caja que se hab¨ªa convertido en pocos a?os en una de las instituciones m¨¢s solventes y rentables de nuestro sistema financiero, con una s¨®lida red de asistencia social y de acci¨®n educativa y cultural, comenz¨® a cavar el agujero negro que fue tragando dep¨®sitos de clientes ¡ªtriplicados en la anterior etapa¡ª hasta llegar al fondo de una nada que intent¨® pavimentar con el m¨¢s repugnante enga?o perpetrado a una clientela fiel: las preferentes. En ning¨²n momento de este galope hacia el abismo, se escuch¨® de alg¨²n miembro del consejo una voz de alarma, ni un toque de atenci¨®n, entretenidos como estaban en aumentar sus respectivas parcelas de poder: el enfrentamiento m¨¢s sonado, con motivo de la renovaci¨®n de 12 de los 21 consejeros en septiembre de 2003, no fue de los sindicatos o partidos de izquierda con la presidencia, sino entre UGT e IU y entre distintos sectores de CC OO por ver qui¨¦n se desviv¨ªa m¨¢s en la defensa de los intereses de la clase trabajadora. Y mientras resolv¨ªan este metaf¨ªsico dilema, el nuevo secretario general de Comisiones, Jos¨¦ Mar¨ªa Fidalgo, que en abril de 2000 hab¨ªa sustituido a Antonio Guti¨¦rrez, declaraba que su ¨²nica intenci¨®n era apoyar a Miguel Blesa porque no quer¨ªa ¡°broncas pol¨ªticas¡±.
Era lo que faltaba. Con ese cheque en blanco, y con la presidencia repartiendo dinero a espuertas, Caja Madrid desapareci¨® del sistema financiero espa?ol, no arrastrada por una cat¨¢strofe de la naturaleza, sino por una gesti¨®n disparatada ante la que permanecieron mudos, mirando hacia otra parte, todos los bien pagaos que por un pu?ao de parn¨¦ renunciaron a la democr¨¢tica tarea de control, vigilancia y denuncia. Es l¨¢stima grande tener que recordarlo, por lo que significa de destrucci¨®n y ruina de un legado hist¨®rico, pero esa gesti¨®n, que nos ha costado a todos nosotros la astron¨®mica cifra de 22.400 millones de euros, fue posible por un pacto que transport¨® a Comisiones Obreras hasta el coraz¨®n del sistema.
Santos Juli¨¢ es historiador. Su ¨²ltimo libro publicado es Nosotros los abajo firmantes. Una historia de Espa?a a trav¨¦s de manifiestos y protestas (Galaxia Gutenberg / C¨ªrculo de Lectores).
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