Renzi y la vieja guardia del Partido Democr¨¢tico
Si el jefe del Gobierno italiano tiene ¨¦xito ser¨¢ a costa de una crisis en su partido
Quien haya seguido el debate sobre la reforma laboral en Italia habr¨¢ observado que la principal oposici¨®n a la pol¨ªtica de Matteo Renzi no ha venido de la derecha italiana, con la que mantiene un pacto de Gobierno, sino del M5S de Grillo, la Liga Norte (LN) y el Partido Democr¨¢tico (PD). En la vida pol¨ªtica italiana, la oposici¨®n sistem¨¢tica del M5S a toda propuesta gubernamental se da por descontada, as¨ª como el rechazo de la LN a toda medida que represente acomodaci¨®n a los dictados europeos. Sin embargo, no deja de ser parad¨®jica la resistencia que una parte del partido del propio Renzi, comandada por la vieja guardia ¡ªcon Massimo D¡¯Alema, Pier Luigi Bersani y el sindicato CGIL a la cabeza¡ª, ha ofrecido al proyecto del Gobierno.
El punto de desencuentro entre Renzi y la vieja guardia del PD ha sido la voluntad del Gobierno de modificar el art¨ªculo 18 del Estatuto de los Trabajadores, que establece la obligaci¨®n de readmitir e indemnizar a aquellos trabajadores despedidos de manera improcedente. La discusi¨®n sobre el art¨ªculo 18 del Estatuto se ha desarrollado en clave existencial dado el valor simb¨®lico que dicho art¨ªculo tiene para la identidad del ala izquierda del PD. N¨®tese que cuando Silvio Berlusconi trat¨® de eliminar ese art¨ªculo en 2002 e introducir el despido libre, su proyecto fue contestado con una manifestaci¨®n hist¨®rica convocada por la CGIL, que mostr¨® su capacidad de movilizaci¨®n reuniendo a casi tres millones de personas en el Circo Massimo de Roma. Sin embargo, la vieja guardia del PD y el aparato sindical de la CGIL observan hoy at¨®nitos c¨®mo Matteo Renzi est¨¢ a punto de conseguir lo que Berlusconi y Monti no pudieron hacer: convertir en historia un s¨ªmbolo de resistencia contra el capitalismo para una parte de la izquierda italiana.
El pulso que Renzi ha echado al ala izquierda del PD debe entenderse en t¨¦rminos de lucha por el control del partido. Con la reforma laboral como excusa, Renzi ha conseguido hacer p¨²blica la dif¨ªcil convivencia de dos maneras de entender la izquierda en el seno de un mismo partido. De un lado, una izquierda obrerista que sigue entendiendo el PD como correa de transmisi¨®n de los intereses sindicales. Del otro, una izquierda reformista superadora de la idea de partido plegado a los intereses del mundo sindical. Esta diferencia ideol¨®gica no hace sino reproducir, en parte, la complicada historia del Partido Democr¨¢tico, nacido en 2007 de la fusi¨®n de los exdemocristianos de izquierda de La Margarita ¡ªde cuya secci¨®n toscana, no por casualidad, proviene Renzi¡ª y los excomunistas del Partido Democr¨¢tico de la Izquierda. La uni¨®n de ambos partidos en torno a un programa de ideas progresistas se explica por la desaparici¨®n del PCI, de la democracia cristiana y, adem¨¢s, por las posibilidades de renovaci¨®n ideol¨®gica que surgieron en el contexto pol¨ªtico italiano tras el final de la Guerra Fr¨ªa. Pero la uni¨®n de ambos partidos se entiende, sobre todo, por la necesidad de hacer frente a Berlusconi.
El reformismo ayuda a ensanchar por el centro la base electoral del Partido? Democr¨¢tico
Precisamente, si el liderazgo de Matteo Renzi al frente del PD supone un desaf¨ªo para una parte del Partido Democr¨¢tico se debe al abandono del antiberlusconismo como bandera principal de la izquierda italiana. Como ha se?alado el polit¨®logo Angelo Panebianco, a pesar de los distintos intentos de renovaci¨®n ideol¨®gica que ha vivido la izquierda italiana desde la desaparici¨®n del PCI, en los ¨²ltimos 20 a?os ha sido su identidad m¨¢s reconocible. Al prescindir de este elemento aglutinador, Renzi ha puesto a la vieja guardia del PD ante el espejo, dejando al descubierto una izquierda sin muchas m¨¢s propuestas que la cl¨¢sica defensa de la convivencia arm¨®nica entre partido y sindicato.
Algunos analistas interpretan la pol¨ªtica de Renzi como un ejercicio de acomodaci¨®n al particular pacto de Gobierno que mantiene con Forza Italia. Sin embargo, esta lectura no permite apreciar el perfil propio de la pol¨ªtica del exalcalde de Florencia. Ciertamente, la apuesta reformista de Renzi ataca a la vieja guardia del PD para regocijo de Berlusconi y los suyos. Sin embargo, las pasadas elecciones europeas han demostrado que la misma apuesta reformista tambi¨¦n ha resultado ¨²til a la hora de ayudar al PD a ensanchar la base electoral de su partido hacia el centro. Sobre todo porque al no jugar la carta del antiberlusconismo y asumir propuestas de corte liberal, Renzi ha logrado desactivar el anticomunismo latente en la derecha italiana, explotado con ¨¦xito en el pasado por el propio Berlusconi.
En el cap¨ªtulo de las realizaciones pol¨ªticas, Renzi no puede sacar pecho todav¨ªa, en parte debido a la lentitud del aparato de decisi¨®n italiano. No obstante, su propuesta de renovaci¨®n de la cultura pol¨ªtica de la izquierda italiana no deja de ser interesante para el an¨¢lisis. Lo parad¨®jico, en cualquier caso, es que si la estrategia pol¨ªtica de Matteo Renzi al frente del PD tiene ¨¦xito ser¨¢ a costa de provocar, antes o despu¨¦s, una crisis con la vieja guardia de su propio partido.
Jorge del Palacio Mart¨ªn es profesor de Ciencia Pol¨ªtica URJC/ICADE.
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