Elecciones plebiscitarias: un caso singular
Los ciudadanos no pueden decidir una secesi¨®n en una consulta electoral
Vista la imposibilidad legal de celebrar un refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n a ra¨ªz de su suspensi¨®n por parte del Tribunal Constitucional, los impulsores del llamado proceso soberanista en Catalu?a parecen decididos a ensayar alternativas con el fin de mantener la tensi¨®n en su particular pulso con las instituciones del Estado y evitar que decaiga el inter¨¦s de sus votantes. En cuanto al ¡°proceso participativo¡± promovido por Artur Mas y, mal que bien, aceptado por el resto de partidos proconsulta, no creo que merezca un an¨¢lisis detallado m¨¢s que calificarlo como un no-event en t¨¦rminos de la jerga diplom¨¢tica, es decir, un hecho sin mayor trascendencia y comparable a una manifestaci¨®n de entusiastas seguidores.
Y es que si ya el frustrado refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n presentaba evidentes carencias democr¨¢ticas, el actual ¡°proceso participativo¡± est¨¢ lejos de cumplir con los m¨ªnimos est¨¢ndares internacionales en cualquier tipo de consulta: ruptura del Estado de derecho y del imperio de la ley (una cuesti¨®n no exclusiva de Espa?a, ya que en pa¨ªses de larga tradici¨®n democr¨¢tica como los EE UU, Francia y Alemania no es posible plantear la secesi¨®n de una parte del territorio ni siquiera a trav¨¦s de una reforma constitucional); inexistencia de un organismo independiente de control del proceso y de resoluci¨®n de las posibles reclamaciones; la carencia de un censo de votantes; la posibilidad de votar durante 15 d¨ªas, abriendo as¨ª una puerta a todo tipo de manipulaci¨®n del resultado (como el bien conocido sistema del acarreo mexicano); falta de neutralidad de las instituciones tanto desde un punto de vista pol¨ªtico como presupuestario al apoyar claramente una de las opciones; falta de equilibrio en los medios de comunicaci¨®n p¨²blicos y subvencionados catalanes y, por tanto, falta de un debate equilibrado de los pros y contras de la independencia; un cierto grado de ¡°acoso¡± a los partidos no soberanistas as¨ª como la cada vez mayor presi¨®n social hacia la poblaci¨®n (por ejemplo, la ¡°encuesta¡± puerta a puerta promovida por la ANC, de muy dudosa calidad democr¨¢tica).
Sin embargo, tiene mucho m¨¢s inter¨¦s lo que parece perge?arse en el futuro como verdadera alternativa innovadora: la convocatoria de unas elecciones auton¨®micas a las que se imprimir¨ªa un car¨¢cter ¡°plebiscitario¡±, en sustituci¨®n de un verdadero refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n, seguidas de una Declaraci¨®n Unilateral de Independencia (DUI). Y digo innovadora porque unas elecciones plebiscitarias son una figura inexistente en el mundo desarrollado. S¨ª se han dado cambios de r¨¦gimen en el pasado ante resultados ¡°aplastantes¡± en unas elecciones, por ejemplo, en Polonia a ra¨ªz de las elecciones ganadas por el sindicato Solidaridad en 1989, o la proclamaci¨®n de la Rep¨²blica en Espa?a en 1931. Pero en el contexto de reg¨ªmenes democr¨¢ticos, no existen precedentes en las ¨²ltimas d¨¦cadas en los que unas elecciones hayan sido ¡°convocadas con un fin plebiscitario¡±, desde luego no con el objetivo de provocar la secesi¨®n de un territorio fuera del marco del Estado de derecho.
Si el frustrado refer¨¦ndum presentaba evidentes carencias democr¨¢ticas, el actual ¡°proceso participativo¡± est¨¢ lejos de cumplir con los m¨ªnimos est¨¢ndares internacionales
Una cosa es absolutamente cierta: las elecciones en el marco de la UE (as¨ª como en las otras democracias representativas del mundo desarrollado) tienen como objetivo, a trav¨¦s de un procedimiento en el que se respetan los derechos fundamentales democr¨¢ticos (libertad de sufragio, de expresi¨®n, de asociaci¨®n, etc¨¦tera) y bajo la tutela de un poder judicial independiente, que los ciudadanos elijan a sus representantes, quienes reciben la responsabilidad de asegurar el gobierno del Estado y el funcionamiento de las instituciones. Y debido, precisamente, a que ¨¦ste es el objetivo y no otro, no se puede pretender que los ciudadanos tomen decisiones sobre una cuesti¨®n espec¨ªfica, en particular de la relevancia de una secesi¨®n, a trav¨¦s del instrumento de unas elecciones.
Por tanto, pretender el reconocimiento internacional de la independencia de Catalu?a por parte de la UE a ra¨ªz de una DUI sobre la base del resultado de unas elecciones pretendidamente plebiscitarias es cuando menos ingenuo, ya que con toda seguridad dicho reconocimiento no se producir¨ªa. La ¨²nica posibilidad de obtenerlo ser¨ªa tras la celebraci¨®n de un refer¨¦ndum, previo acuerdo con el Gobierno espa?ol en el marco del Estado de derecho, y en el que se subsanaran las deficiencias democr¨¢ticas mencionadas anteriormente.
Pero una vez dicho esto, y ante la celebraci¨®n de unas elecciones pretendidamente plebiscitarias, ?cu¨¢les podr¨ªan ser las circunstancias que pudieran llevar a la comunidad internacional a ¡°intervenir¡± discretamente aconsejando al Gobierno espa?ol que ¡°algo hay que hacer¡±, tal como una negociaci¨®n cuyo resultado tuviera que ser sometido a refer¨¦ndum de toda la ciudadan¨ªa del Estado (por ejemplo, una reforma constitucional de car¨¢cter federal, o que supusiera el reconocimiento de singularidades de Catalu?a¡)?
La legitimidad de la secesi¨®n nacer¨ªa de la mayor¨ªa de votos, no de esca?os
Seg¨²n la sentencia del Tribunal Supremo de Canad¨¢ sobre Quebec y de la subsiguiente Ley de Claridad, as¨ª como del posicionamiento de la propia UE ante el refer¨¦ndum de independencia de Montenegro, los dos criterios fundamentales ser¨ªan la existencia de una pregunta clara y de una mayor¨ªa clara a favor de la secesi¨®n. En cuanto a la pregunta, este criterio se podr¨ªa cumplir con la presentaci¨®n de una candidatura ¨²nica que incluyera un punto claro: la independencia de Catalu?a, pero sin el ¡°artilugio¡± (tan del uso del nacionalismo catal¨¢n) de ¡°nuevo Estado de Europa¡±, pues ello no ser¨ªa posible o cuando menos no depender¨ªa de los que lo propugnaran, ya que, a estas alturas, es evidente que una Catalu?a independiente quedar¨ªa fuera de la UE y, por tanto, tendr¨ªa que someterse a un proceso de adhesi¨®n a la Uni¨®n como cualquier pa¨ªs tercero.
En cuanto a la mayor¨ªa, al menos una participaci¨®n del 50% del electorado y el 55% de los votos v¨¢lidamente emitidos. Es cierto que en el pasado refer¨¦ndum celebrado en Escocia el umbral acordado entre los Gobiernos brit¨¢nico y escoc¨¦s fue de s¨®lo el 50% de los votos, pero en el caso de Catalu?a el precedente que cuenta es el establecido por la propia UE y no por uno de sus Estados miembros. En este contexto, no bastar¨ªa con ganar unas elecciones en t¨¦rminos de esca?os bajo una candidatura soberanista, pues como bien sabemos la ley electoral vigente en Catalu?a otorga una mayor ¡°representatividad¡± a los votos emitidos en las tres provincias menos pobladas en perjuicio de Barcelona. Efectivamente, los votos que recibieron CiU, ERC, CUP y SI en las elecciones de noviembre de 2012 representaron el 49,14% de los votos v¨¢lidamente emitidos, aunque obtuvieron el 54,81% de los esca?os.
Si los resultados de unas futuras elecciones supuestamente plebiscitarias replicaran un resultado similar al de las pasadas es evidente que la lista ¡°patri¨®tica¡± no obtendr¨ªa la mayor¨ªa necesaria mencionada anteriormente. Pero en este caso, surgen cuestiones importantes que nos muestran los riesgos que entra?ar¨ªa toda la operaci¨®n para la estabilidad pol¨ªtica de la propia Catalu?a: ?bajo qu¨¦ programa de gobierno actuar¨ªan?; ?replicar¨ªan un programa parecido al actual acordado entre CiU y ERC en pos de la construcci¨®n de estructuras de Estado?; ?asumir¨ªan las responsabilidades de su fracaso o, como ser¨ªa m¨¢s que probable, seguir¨ªan gobernando como si nada hubiera pasado hasta que se volviera a presentar otra oportunidad m¨¢s propicia? Y la ANC ?redoblar¨ªa sus esfuerzos para convencernos de la desesperada e imperiosa necesidad de la independencia de Catalu?a o aceptar¨ªa el resultado y hasta cu¨¢ndo?
V¨ªctor Andr¨¦s Maldonado es licenciado y MBA por ESADE. Fue funcionario de las instituciones de la UE durante el periodo 1986-2012.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.