¡°Envejecer puede ser divertido¡±
La italiana publica sus memorias, a los 80 a?os, en las que habla como actriz y mujer
Sus formas exced¨ªan los tradicionales c¨¢nones de belleza. Su presencia no pasaba inadvertida. Pero en los concursos de belleza a los que se presentaba Sof¨ªa Loren cuando ten¨ªa 15 a?os, en busca del resorte que la impulsara a la fama, siempre le guardaban un segundo puesto. La italiana, entonces apellidada Scicolone, dejaba perplejo al jurado, pero no acababa de encajar: ¡°Demasiado alta, demasiado delgada, sin el porte justo¡±, dec¨ªan de ella. Las negativas, su inexperiencia y timidez no la impidieron perseverar.
Sesenta y cinco a?os despu¨¦s, reci¨¦n cumplidos los 80, ha publicado sus memorias (en Espa?a salen a la venta el d¨ªa 13 de noviembre) para celebrar una vida de ¨¦xitos. La actriz hila los recuerdos de su amado marido Carlo Ponti con los grandes nombres que la han acompa?ado, delante y detr¨¢s de la pantalla. Y con el cine, mucho cine.
La imagen de la gran diva se desvanece en las primeras p¨¢ginas del libro Ayer, hoy y ma?ana (Lumen), el mismo t¨ªtulo que una de sus pel¨ªculas. En su lugar aparece la mujer, la madre, la abuela que espera con las manos hundidas en masa de struffoli y con un delantal. Su retrato no defrauda, todo lo contrario, la eleva a la mujer real. En su relato regresa a su N¨¢poles natal, a las miserias de una familia pobre fustigada por la II Guerra Mundial, por ¡°el sonido de las bombas, el de las sirenas antia¨¦reas y el vac¨ªo del hambre¡±. Ten¨ªa seis a?os y se escond¨ªa en los t¨²neles del tren para huir del zumbido de los aviones, junto a las ratas y los escarabajos.
Soy tan perfeccionista
que a veces me canso de m¨ª misma
Rechazada por su padre, la peque?a Sof¨ªa crece al lado de su abuela y su ¡°mama¨ªta¡±, una mujer ¡°demasiado rubia, alta, desenvuelta, y sobre todo soltera¡±. La joven Sof¨ªa Loren no comprend¨ªa a su madre, reconoce que en ocasiones sent¨ªa ¡°verg¨¹enza¡± ante una mujer que persegu¨ªa una y otra vez al hombre que la hab¨ªa abandonado embarazada y sin recursos. A pesar de ello, la figura de Romilda, actriz frustrada, fue su gran soporte. La acompa?¨® en cada paso, como recordatorio de los errores que no deb¨ªa cometer y como impulso constante para perseguir las metas que ella no pudo alcanzar.
Tras su paso por numerosos concursos de belleza, la actriz consigui¨® su primera audici¨®n para el cine. Era 1950 y la superproducci¨®n Quo vadis? desembarc¨® en Roma ¡°como si Hollywood se hubiera mudado al T¨ªber¡±. Marc¨® el verdadero principio de su historia. Durante las pruebas, y siguiendo los consejos de su madre, la joven Sof¨ªa respondi¨® s¨ª a todos los requerimientos del director, Mervyn LeRoy:
¡ªDo you speak english? (?Hablas ingl¨¦s?).
¡ªYes (S¨ª).
¡ªIs it your first time in Cinecitt¨¤? (?Es tu primera vez en Cinecitt¨¤?).
¡ªYes.
¡ªHave you read Quo vadis? (?Has le¨ªdo Quo vadis?)
¡ªYes.
¡ªWhat¡¯s your name? (?Cu¨¢l es tu nombre?).
¡ªYes.
¡ªHow old are you? (?Cu¨¢ntos a?os tienes?).
¡ªYes!
Pese a todo consigui¨® el papel de figurante y comparti¨® pantalla con su madre.
¡°Soy tan perfeccionista que a veces me canso de m¨ª misma¡±, reconoce Loren en sus memorias. Quiz¨¢s esa obsesi¨®n por tener el control la llev¨® a memorizar cada guion al dedillo y a perseguir su mayor sue?o: una familia. El productor Carlo Ponti, 22 a?os mayor que ella, no solo la descubri¨® como actriz a los 17, sino que se convirti¨® en el gran amor de su vida. Con ¨¦l tuvo dos hijos despu¨¦s de sufrir dos abortos que la sumieron en una profunda tristeza. Un ginec¨®logo lleg¨® a decirle: ¡°Se?ora, usted tiene unas caderas estupendas, es una mujer muy hermosa, pero nunca tendr¨¢ un hijo¡±. Aquel doctor destroz¨® sus esperanzas, pero se equivoc¨®. Carlo Hubert Leone Jr. y Edoardo le permitieron realizar ¡°su cuento de hadas¡±. Solo dos hechos estuvieron a punto de truncar la historia de su vida: los problemas de Ponti para divorciarse de su anterior mujer ¡ªcon esc¨¢ndalo Vaticano incluido¡ª y un hombre, Cary Grant.
Se conocieron durante el rodaje de Orgullo y pasi¨®n (1957): ¡°Pronto los dos intuimos que el sentimiento que nos un¨ªa empezaba a te?irse de afecto y, cada uno por motivos diferentes, ten¨ªamos miedo¡±. El gal¨¢n lleg¨® a pedirle matrimonio en una ocasi¨®n. La distancia impuesta por el trabajo y su amor por Ponti hizo que rechazar la propuesta.
No ser¨ªa el ¨²nico en atreverse a traspasar la barrera de la amistad. Aunque con mucha menos suerte, Marlon Brando intent¨® ¡°meterle mano¡± durante el rodaje de La condesa de Hong Kong (1967), de Charlie Chaplin. La italiana sac¨® su car¨¢cter y le par¨® los pies: ¡°No te atrevas a hacerlo nunca m¨¢s. Nunca m¨¢s¡±.
Marlon Brando intent¨® meterle mano durante
un rodaje
A los nombres de Chaplin y Brando se unen otros con los que se cruz¨® en los rodajes: Paul Newman, Frank Sinatra, Charlton Heston, Vittorio De Sica o John Wayne. Algunos la acompa?aron toda la vida, como su gran amigo Marcello Mastroianni, con quien coincidi¨® hasta en 12 pel¨ªculas, o Alessandro Blasetti, parte de su troupe.
A todos les ha ido diciendo adi¨®s. Aun as¨ª, Loren no pierde la actitud que la llev¨® a convertirse en el primer int¨¦rprete en ganar un oscar por un papel en habla no inglesa ¡ªpor Dos mujeres, 1961¡ª: ¡°Envejecer puede ser agradable, e incluso divertido, si sabes c¨®mo emplear el tiempo, si est¨¢s satisfecho de lo que has logrado y si sigues conservando la ilusi¨®n¡±. La vida de Sofia Scicolone es para estar satisfecho.
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