Zapatos a medida de un verde botella, guantes de ante gris y sombrero de bomb¨ªn. Estos tres objetos del genio, espl¨¦ndidamente conservados y cedidos temporalmente para la muestra por el Museo Tesla de Serbia, son la joya fetichista de la exposici¨®n. Tesla era extramadamente cuidadoso con su vestir y tambi¨¦n con la pulcritud de su aseo. "Usaba veinte servilletas en cada comida", apunta Mar¨ªa Santoyo (Madrid, 1979), comisaria de la exposici¨®n.Tesla vivi¨® por y para su genio cient¨ªfico. Sus sucesivos laboratorios vieron nacer todo tipo de inventos relacionados con la rob¨®tica, la f¨ªsica de part¨ªculas y m¨¢s que nada con la electricidad, con la que se fascin¨® de ni?o despu¨¦s de recibir un calambrazo al acariciar su gato. La exposici¨®n recrea en su museolog¨ªa el aspecto de su santuario, una estancia circular presidida por una gran bobina.Detalle de un visitante interactuando con un tubo fluorescente y una bobina de Tesla. Un hilo de plasma une tubo y bobina, el estado de la materia en que se presentan los rel¨¢mpagos. "Es la imagen m¨¢s ic¨®nica del personaje, aunque nadie sabe muy bien para qu¨¦ serv¨ªa", afirma Miguel ?ngel Delgado, comisario de la muestra y tambi¨¦n autor de varios libros literarios y ensay¨ªsticos sobre el cient¨ªfico."Energ¨ªa gratis, libre y para todos. Ese es mi sue?o". Sue?o que acab¨® en tragedia. Wardenclyffe, la gran torre de 57 metros con un terminal esf¨¦rico en la c¨²spide de 21 metros de di¨¢metro, cuya maqueta se aprecia en esta imagen. La idea de Tesla era poblar el mundo de estos terminales para adelantarse a un siglo a Internet. Sus descripciones son prof¨¦ticas: "El Sistema Mundial no solo har¨¢ posible la transmisi¨®n inal¨¢mbrica instant¨¢nea y precisa de todo tipo de se?ales, mensajes o caracteres a cualquier parte del mundo, sino tambi¨¦n la interconexi¨®n del tel¨¦grafo, el tel¨¦fono y otras estaciones de se?al sin ning¨²n cambio en su actual equipamiento. Un receptor barato, no mayor que un reloj, le permitir¨¢ escuchar desde donde est¨¦, en la tierra o en el mar, una charla que est¨¦n emitiendo en otro lugar, no importa a que distancia". La desgracia fue que el inversor no vio clara la rentabilidad del proyecto y decidi¨® retirarse, retrasando el sue?o de Tesla por cerca de un siglo.Panor¨¢mica de la muestra 'Nikola Tesla. Suyo es el futuro', abierta del 13 de noviembre de 2014 al 15 de febrero de 2015.La muestra no solo quiere retratar a Tesla y sus inventos, sino tambi¨¦n la ¨¦poca y lugares en los que vivi¨®. En este collage se refleja la Nueva York moderna en sus albores, una ciudad que caus¨® una mal¨ªsima primera impresi¨®n en Tesla, afectado por la rudeza de un polic¨ªa al que le pregunt¨® una direcci¨®n y del que recibi¨® una respuesta hosca y una mirada "de ojos homicidas". Pero a?os despu¨¦s dijo percatarse de que el aparente retraso de Estados Unidos respecto a Europa era una falacia y que era la joven naci¨®n la que iba "10 a?os por delante".La secci¨®n m¨¢s l¨²dica de la muestra es la n¨²mero 10, el 'Sal¨®n de la fama'. John Jacob Astor IV, Sarah Bernhard, Thomas Alva Edison, Katherine Johnson, Guglielmo Marconi, J.P. Morgan y Mark Twain. Un ramillete de amigos, mujeres fascinadas y rivales. A cada retrato le acompa?a un texto escrito en primera persona como si lo firmara la personalidad en cuesti¨®n. De su amistad con Twain, destaca la an¨¦cdota de que Tesla afirm¨® que las novelas de Twain lo salvaron cuando estuvo al borde de la muerte.M¨¢s all¨¢ de su aportaci¨®n a la ciencia, la memoria de Tesla ha pervivido gracias a la cultura pop. De los ejemplos recientes, destaca el Tesla que interpret¨® con sobriedad David Bowie para Christopher Nolan en 'El truco final. El prestigio' o el joven inventor que ayuda a una refundada orden del Rey Arturo en el Londres victoriano del videojuego 'The Order 1886', uno de los m¨¢s esperados de 2015.Nikola Tesla pas¨® su vejez en la bancarrota, con una pensi¨®n m¨ªnima que le pasaba la empresa con la que firm¨® alguno de sus mayores logros, la Westinghouse Company, y en completa soledad. El 7 de enero de 1943, Tesla fallec¨ªa en su habitaci¨®n del hotel de New Yorker. El gobierno estadounidense requis¨® todos sus papeles. Atr¨¢s, portadas en el 'The New York Times' y el 'Times', los honoris causa de Belgrado, Par¨ªs, Zagreb o Praga, la primera central el¨¦ctrica en las cataratas del Ni¨¢gara y las tres bombillas que consigui¨® encender usando solo la tierra como medio conductor.