Un tr¨ªo que podr¨ªa ser memorable
Bruselas y Fr¨¢ncfort van a ser escenario de batallas formidables si existe realmente un plan para revitalizar las instituciones comunitarias y regular lo que nunca debi¨® dejarse sin control
Frans Timmermans, primer vicepresidente de la Comisi¨®n Europea, holand¨¦s, socialdem¨®crata y mano derecha de Jean-Claude Juncker, cuenta que un viejo armenio, huido en 1915, le hizo la pregunta que llevaba d¨¦cadas sin formular: ¡°D¨ªgame, ?sienten los turcos de hoy la ausencia de los armenios?¡±. La respuesta, dice Timmermans, se la envi¨® la joven escritora de origen turco Elif Shafak: ¡°Desde que usted se fue, mi pa¨ªs se sec¨®. Se hizo est¨¦ril, cultural y moralmente¡±.
Timmermans, que tiene 53 a?os, es licenciado en Literatura Francesa y en realidad se llama Franciscus Cornelis. Fue ministro de Asuntos Exteriores y luce buen sentido del humor y grandes dotes negociadoras. Cree que lo peor que existe es el miedo, el miedo al otro, que se extiende como una mancha por Europa, y el miedo al futuro, que atenaza a j¨®venes y mayores. Vivir as¨ª, atemorizados, recuerda a menudo, es vivir como perros.
Juncker, su buen amigo, le ha encomendado las relaciones interinstitucionales, la mejora de las leyes, el imperio del derecho y la Carta de Derechos Fundamentales. Podr¨ªan hacer una pareja memorable para el futuro de la Uni¨®n Europea porque, en el fondo, son dos tipos con grandes capacidades y proceden de un mundo en el que el europe¨ªsmo fue aut¨¦ntico. De hecho, podr¨ªan formar un buen tr¨ªo con otro personaje tan resabiado como ellos, pero, dicen, incluso m¨¢s brillante: el italiano Mario Draghi, del Banco Central Europeo (BCE).
La primera escaramuza se est¨¢ librando ya en el Banco Central Europeo
Es posible que los tres (cuatro, si se suma al presidente de la otra instituci¨®n comunitaria, el Parlamento Europeo, el alem¨¢n, tambi¨¦n socialdem¨®crata, Martin Schulz) sean capaces de hacer sentir su sombra en Europa. Quiz¨¢s ellos sean capaces de recuperar para las instituciones comunitarias el car¨¢cter y la iniciativa que nunca debieron perder y que quedaron hechas trizas con la crisis. Quiz¨¢s ellos sepan luchar contra el miedo y ayuden a que no vivamos como perros.
Es verdad que Juncker arrastra historias oscuras que pueden terminar por inutilizarle. El sistema tributario luxemburgu¨¦s, dise?ado para que las multinacionales dejen de pagar impuestos en los pa¨ªses donde realmente mantienen sus actividades, es un tema grave. Juncker asegura que se mantendr¨¢ al margen de la investigaci¨®n, pero la pregunta no es si lo har¨¢ (faltar¨ªa m¨¢s), sino si es cierta su promesa de ayudar a acabar con esos sistemas fiscales. ?Ser¨¢ verdad, como dicen sus defensores, que Juncker, un antiguo socialcristiano, busca dejar su huella en la Comisi¨®n? Si se leen sus discursos m¨¢s recientes, as¨ª lo parece, para disgusto de Berl¨ªn, comod¨ªsimo con su aplastante hegemon¨ªa.
Quiz¨¢s ellos sean capaces de recuperar para las instituciones comunitarias el car¨¢cter y la iniciativa que nunca debieron perder
Si existe realmente ese plan para revitalizar las instituciones comunitarias, y para regular lo que nunca debi¨® dejarse sin control, habr¨¢ que estar atentos, porque Bruselas y Fr¨¢ncfort van a ser escenarios de batallas formidables, en las que los ciudadanos, casi sin saberlo, nos jugaremos mucho.
La primera escaramuza se est¨¢ librando ya en el Banco Central Europeo. El discurso que pronunci¨® Mario Draghi en agosto, en la llamada reuni¨®n de Jackson Hole, explicando su intenci¨®n de movilizar recursos para ayudar a la recuperaci¨®n econ¨®mica europea, se interpret¨® como un excesivo protagonismo. Todo el mundo sabe ya que el gobernador del Bundesbank, Jens Weidmann, le exige que act¨²e de manera colegiada, que se apoye m¨¢s en los gobernadores de los bancos nacionales de pa¨ªses euro, es decir, en el propio Weidmann.
No se trata solo de una cuesti¨®n personal porque Weidmann defiende una posici¨®n ultraortodoxa, mientras que Draghi deja abierta la puerta a nuevas intervenciones del BCE para impedir una nueva recesi¨®n. ¡°Los planes del BCE de inyectar m¨¢s cr¨¦dito barato pueden perjudicar la salud de la eurozona a largo plazo¡±, protest¨® esta misma semana el Consejo Alem¨¢n de Expertos Econ¨®micos. El consejo quiere, incluso, arrebatar al BCE la capacidad de supervisar a los grandes bancos y entreg¨¢rsela a una autoridad separada. La batalla va muy en serio. Har¨¢n falta todas las capacidades, todos los colmillos retorcidos, de Draghi, Juncker, Timmermans y Schulz para impedir que los profetas del templo nos tundan a palos una vez m¨¢s.
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