Transparencia, ya
Todos los viajes de parlamentarios pagados por el erario deben estar a disposici¨®n del p¨²blico
Los ciudadanos tienen todo el derecho a conocer con detalle el uso que se hace del dinero con el que se sufragan los gastos en que incurren sus representantes. No por curiosidad morbosa ni para dar carnaza a las pol¨¦micas partidistas, sino porque el dinero p¨²blico no llueve del cielo, sino que mana de los contribuyentes. Por supuesto que los parlamentarios deben viajar todo lo que necesiten para desarrollar sus tareas pol¨ªticas; pero ni las Cortes ni los Parlamentos aut¨®nomos pueden permitirse mantener las zonas de opacidad por m¨¢s tiempo.
Editoriales anteriores
Es una burla haber gastado tanta p¨®lvora en salvas a prop¨®sito de la ley de Transparencia para tropezar ahora con episodios como el protagonizado por el exsenador Jos¨¦ Antonio Monago, actual presidente de la Junta de Extremadura, y otro exdiputado del PP a prop¨®sito del car¨¢cter p¨²blico o privado de ciertos desplazamientos.
El esc¨¢ndalo proviene de un sistema que lo permite y que todav¨ªa contin¨²a en vigor. Aunque la ley de Transparencia ¡ªposterior al caso Monago¡ª incluye a las C¨¢maras legislativas dentro de su ¨¢mbito de aplicaci¨®n, se remite a los reglamentos de aquellas para definir ¡°la aplicaci¨®n concreta¡± de sus disposiciones. De modo que la previsi¨®n legal ser¨¢ papel mojado mientras tales reglamentos no sean modificados. Solo faltaba la actitud del presidente del Congreso, Jes¨²s Posada, que no quiere saber nada sobre el control de gastos de los diputados y les pasa la patata caliente a los grupos parlamentarios, para darse cuenta de la clara conciencia del problema existente y de las renuencias a resolverlo.
Seis a?os de crisis econ¨®mica han acelerado las cr¨ªticas a una clase pol¨ªtica que muchos creen demasiado costosa para las posibilidades reales de este pa¨ªs. La desconfianza hacia el Parlamento, instalada de antiguo en la cultura p¨²blica espa?ola ¡ªno hay m¨¢s que ver la fruici¨®n con que se repiten y comentan fotos de hemiciclos semivac¨ªos¡ª, se ve incrementada con pol¨¦micas sobre gastos, que alimentan nuevas campa?as de lapidaci¨®n. Resulta inaguantable la ristra de discusiones a prop¨®sito de los sueldos, las cantidades adicionales que perciben o de cu¨¢nto debemos escandalizarnos por el descubrimiento de tal o cual gasto dudoso.
Urge restablecer la dignidad de la funci¨®n representativa y esto les corresponde a las C¨¢maras. Los grupos del Congreso han abierto una negociaci¨®n que deber¨ªa cerrarse a la mayor brevedad con medidas que garanticen la transparencia, y desde luego es insuficiente la pretensi¨®n del PP de limitarla a publicar el importe ¡°global¡± de lo que paga la C¨¢mara o hacer constar solo si los viajes son desde o hacia la circunscripci¨®n, si son actos de partido o actividades como parlamentarios. Los ciudadanos tienen completo derecho a disponer de los datos relacionados con viajes ¡ªy con regalos de cierta importancia¡ª, adem¨¢s de la informaci¨®n que ya se conoce sobre los ingresos. Y sobre este punto no hay nada m¨¢s que discutir.
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