C¨®mo hacer tu propio queso en casa en tan solo una hora
No hace falta una cueva ni a?os de maduraci¨®n. Una estadounidense publica en un libro la f¨®rmula para crear nuestra propia variedad
Una hora se compone de 3.600 segundos. 60 minutos en los que se pueden fregar los cacharros, leer un libro, echarse una siesta o, con las instrucciones de la estadounidense Claudia Lucero, hacer queso artesanal en casa. Seg¨²n ha explicado a varias revistas que se han interesado en su libro titulado, l¨®gicamente, One-Hour Cheese, no es que tenga poderes especiales, sino mucha pr¨¢ctica que le ha permitido dar un nuevo paso en el concepto del Hazlo Tu Mismo.
El libro ense?a a preparar quesos ¡°frescos, sencillos, que se ven, saben y huelen de f¨¢bula y con ideas para incontables opciones de personalizaci¨®n¡±
Lo primero que advierte Lucero, natural de San Diego pero afincada mucho m¨¢s al norte de su pa¨ªs, en Portland, es que si el lector busca ¡°quesos complejos, m¨¢s viejos, de la variedad apestosa¡±, mejor que cierre el libro y se vaya al supermercado. Pero si su intenci¨®n es hacer ejemplares ¡°frescos, sencillos, que se ven, saben y huelen de f¨¢bula y dan para incontables opciones de personalizaci¨®n¡±, entonces adelante. El libro re¨²ne 16 recetas de queso en una hora, m¨¢s una serie de apartados explicando los procesos qu¨ªmicos implicados, diferentes caracter¨ªsticas que aportan diversos a?adidos, el material necesario... e incluso tres platos sin queso por si el lector acaba cansado de tanta mozarella y tanta ricotta.
Sus recetas no parecen complicadas. Requieren el uso de espumaderas, ollas, sartenes, algunos tamices, vinagre, hierbas, term¨®metros, microondas... Lucero le da gran importancia al tipo de leche a usar y recomienda que sea lo m¨¢s cercana a una granja posible. Creadora de la empresa UrbanCheesecraft, esta emprendedora no ha hecho m¨¢s que poner en negro sobre blanco, con muchas fotos a color, lo que su compa?¨ªa ofrece.
Seg¨²n asegura en su web, tras dedicarle tiempo a investigar con qu¨¦ elementos comunes se pueden hacer quesos en una hora, cre¨® una serie de kits muy monos que vende por unos 40 euros y a los que solo hay que a?adir leche y seguir las instrucciones. Adem¨¢s, da clases a domicilio, publica tutoriales u ofrece charlas. ¡°Hacer quesos frescos es una simple habilidad que se ha perdido en las ¨²ltimas d¨¦cadas y me gustar¨ªa ayudar a que volviera a todas las cocinas¡±, explica en su blog.
Es cierto que la historia del queso, como la de cualquier alimento, corre paralela a la del ser humano. Los griegos, al estilo de Prometeo, cre¨ªan que era un regalo de los dioses del Olimpo, siendo Aristeo, un dios menor vinculado con la apicultura y la ganader¨ªa, quien ense?ase el truco a los mortales. La pen¨ªnsula ¨¢rabiga tiene la leyenda del n¨®mada que atraviesa el desierto con el odre lleno de leche, que se acaba cuajando y as¨ª este descubre el nuevo alimento. Hay frisos egipcios y sumerios que describen el proceso de fermentaci¨®n...
En Occidente hay que ir hasta la alta edad media para que pase de alimento de pastores y pobres a ocupar la mesa de los nobles. Seg¨²n afirma el investigador italiano Massimo Montanari en su libro anal¨ªtico del refr¨¢n italiano ¡°no dejes que el campesino sepa qu¨¦ bueno est¨¢ el queso con peras¡±, fueron los monjes, que usaban el queso como sustituto de la carne, los que hicieron de mediadores gastron¨®micos entre los altos y bajos estamentos. Como en todo hab¨ªa clase, ya que mientras que para el pueblo llano era una comida principal, en las cortes de reyes y duques toma la forma de complemento y acompa?amiento de frutas nobles, como las peras.
La revoluci¨®n industrial lleg¨® tambi¨¦n al queso, que entr¨® en las f¨¢bricas de la Suiza del XIX, culminando su alejamiento de las cocinas antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial y situ¨¢ndose en los estantes de los supermercados. Ahora Lucero quiere recuperarlo haciendo el camino inverso y sacando, de paso, alg¨²n que otro beneficio econ¨®mico.
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