El arquitecto fiel
En una ¨¦poca de proyecciones arquitect¨®nicas globales, de gran rapidez constructiva y de concentraci¨®n de autor¨ªa en pocas manos, en un tiempo en que unos pocos estudios internacionales han acaparado tantos de los proyectos que se levantan en el planeta, sorprende el caso de unos proyectistas que han sabido ser globales y contempor¨¢neos sin renunciar a las maneras antiguas de trabajar. Me refiero al hacer que se vale de los nuevos medios, a las maneras que, sin despreciar los avances t¨¦cnicos, no descuidan la calidad que nace de la ¡°antigua¡± presencia continua en la obra. No se trata de esclavizar al arquitecto ni de mitificar la imagen de un Gaud¨ª del siglo XXI -trasladando su cama a la Sagrada Familia y comiendo en casa de la portera para no perder el tiempo-. Se trata de tantear soluciones, de dedicar a los problemas el tiempo que requieren, y de aceptar que tan importante como planificar es reaccionar ante imprevistos. Algo as¨ª hace pensar la naturaleza de la intervenci¨®n de Antonio Cruz y Antonio Ortiz en la remodelaci¨®n del Rijksmuseum. Los sevillanos han dedicado 13 a?os de visitas (una o dos al mes) al centro tras firmar un contrato que imped¨ªa que su presencia fuera sustituida por otro arquitecto del estudio. No se trata de no delegar sino m¨¢s bien de responsabilizarse. Parece evidente que los holandeses no quer¨ªan tanto un edificio con nombre como a ese nombre cuidando de su edificio.
Con respecto al ala Philips, su ¨²ltima aportaci¨®n al Rijksmuseum sobre un inmueble que acoger¨¢ ahora las exposiciones temporales, los arquitectos han tratado de limpiar intervenciones recientes para que el ocio de una terraza p¨²blica, de un bar o de un restaurante convivan con las diversas muestras.
Como el edificio principal de Rijks, este inmueble reci¨¦n renovado ten¨ªa tambi¨¦n un patio que carec¨ªa de luz natural desde hace 40 a?os. Los proyectistas sevillanos se centraron en recuperarlo trasladando las instalaciones a un s¨®tano, bajo ese patio. Tambi¨¦n cambiaron la v¨ªa de acceso, desde el edificio principal en lugar de desde el exterior. El resto consisti¨® en conducir a los visitantes y trabajar la relaci¨®n de lo nuevo con lo viejo: ¡°la piedra caliza de Cascogne Azul de Portugal, el techo ac¨²stico, los muros blancos de luz, los balaustres grises, los porches y las puertas y una sorprendente fachada de Breda¡± recuperada por donde ahora se accede a las salas.
El Plan de reordenaci¨®n de ?msterdam solicitaba ¡°activar los l¨ªmites de la explanada de los museos, darles vida, llenarlos de p¨²blico¡±, y eso han hecho Cruz y Ortiz durante 13 a?os de atenci¨®n: recuperar lo que no se debe perder y entender que, parad¨®jicamente, puede ser el uso lo que preserve un edificio.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.