¡°Falta inter¨¦s gubernamental para que todas las personas tengan agua¡±
La primera relatora especial de Naciones Unidas sobre el derecho al agua potable y al saneamiento hace balance de su funci¨®n, a escasos d¨ªas de ceder el testigo
2.220 d¨ªas despu¨¦s, la portuguesa Catarina de Albuquerque cede el cargo que ella misma inaugur¨®: el de relatora especial de Naciones Unidas sobre el derecho humano al agua potable y al saneamiento. Seis a?os despu¨¦s de aquel 1 de noviembre de 2008 ha llovido mucho, y nunca mejor dicho cuando se trata del vital elemento. El hito que marc¨® un antes y un despu¨¦s en su gesti¨®n se produjo el verano de 2010, cuando la Resoluci¨®n 64/292 de la Asamblea General de la ONU reconoci¨® expl¨ªcitamente el derecho humano al agua y al saneamiento. Imposible analizar este per¨ªodo, sus luces y sus sombras, sin la visi¨®n de esta mujer experta en leyes, que hace balance cuando est¨¢ a punto de cerrar una puerta, aunque no del todo, pues seguir¨¢ sumergida en el tema como vicepresidenta de Sanitation and Water for All (SWA).
Catarina de Albuquerque dice adi¨®s desde la cr¨ªtica como actitud profesional que le ha caracterizado a lo largo de toda su etapa: ¡°Critico todo¡±, reconoce entre risas. Pone en jaque incluso la agenda de desarrollo 2015, a punto de finalizar: ¡°Los objetivos del desarrollo dan una imagen de la realidad mejor de lo que realmente es¡±. Algo muy claro cuando se habla de agua ya que, a pesar de que la ONU asegura que se logr¨® la meta del acceso hace cuatro a?os, la experta reconoce que el organismo no tiene capacidad para medirlo, por lo que se invent¨® un nuevo indicador. Para la Agenda Post2015, Albuquerque espera que los Estados, cuya pasividad ha denunciado en sendos foros internacionales, no debiliten el texto. Su discurso es at¨ªpico entre las altas esferas internacionales por directo y conciso. Incluso por su posicionamiento con los movimientos sociales.
Pregunta. El brasile?o Leo Heller recoge el testigo de sus funciones en pocos d¨ªas. ?Qu¨¦ valoraci¨®n hace de estos seis a?os?
Respuesta. Este trabajo es frustrante aunque tambi¨¦n estimulante. Para nada dejo solucionado el mundo. Todav¨ªa no tengo la distancia necesaria para decir lo que est¨¢ mejor y lo que no, pero recuerdo que, cuando inici¨¦ mi mandato, cada vez que hablaba sobre derechos humanos a la gente del sector del agua, la reacci¨®n era sistem¨¢ticamente negativa, con malentendidos frecuentes. Eso ha cambiado. Antes no estaba reconocido y apenas hab¨ªa cinco o seis pa¨ªses en el mundo que lo afirmaban, mientras que ahora son todos los Estados miembros de la ONU. Es un cambio enorme. Tambi¨¦n por parte de los profesionales del sector. Pero a¨²n hay muchas cosas que transformar.
Nadie sabe el n¨²mero real de personas que no tienen acceso al agua
P. Ha sido muy cr¨ªtica en los diferentes informes que ha realizado, ?qu¨¦ grado de libertad ha tenido para trabajar? Alguna presi¨®n ha trascendido a los medios, como la de su visita al Brasil del pasado verano, cuando fue acusada por el gobernador de S?o Paulo de querer ¡°incendiar la campa?a electoral¡±.
R. La queja Geraldo Alckmin fue el peor episodio de todo mi mandato. Escribi¨® una carta al secretario general de la ONU y otra a la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos. Est¨¢ claro que yo podr¨ªa haber cometido un error, pero en este caso no era as¨ª. Denunciar a quienes no est¨¢n haciendo bien las cosas es precisamente mi trabajo. Punto y final. Ha sido la presi¨®n m¨¢s fuerte, pero ha habido otras. No voy a hablar de pa¨ªses porque son asuntos menos p¨²blicos.
P. Los problemas de acceso al agua que tanto ha denunciado, ?son una cuesti¨®n t¨¦cnica o pol¨ªtica?
R. Es una cuesti¨®n de voluntad pol¨ªtica. La parte t¨¦cnica ya la conocemos y la dominamos de una forma u otra. Ya tenemos las soluciones y ahora se trata de aplicarlas, replicarlas, adaptarlas¡ No en todos los pa¨ªses, pero lo que veo de forma sistem¨¢tica es una falta de inter¨¦s, de establecer prioridades, de falta de atenci¨®n por parte de Gobiernos para que todas las personas tengan agua, tanto en el ¨¢mbito nacional como local y municipal.
P. En esta falta de voluntad pol¨ªtica, ?tienen m¨¢s peso las leyes discriminatorias o la legislaci¨®n econ¨®mica?
R. Los pa¨ªses son inteligentes y no tienen normativas que discriminen directamente, de forma clara y evidente. Lo que hacen es aprobar normas en apariencia neutras pero que, en realidad, discriminan. As¨ª, cuando se dice que una persona, para tener conexi¨®n legal y oficial al agua, tiene que demostrar alg¨²n t¨ªtulo de propiedad o de alquiler de la tierra, no parece discriminatorio, pero se est¨¢ excluyendo a la gente de asentamientos informales. Y cuando pides un t¨ªtulo de residencia v¨¢lido en un pa¨ªs para poder tener conexi¨®n a agua, tambi¨¦n est¨¢s discriminando a personas que todav¨ªa est¨¢n en una situaci¨®n irregular. La discriminaci¨®n existe, no de forma directa y expl¨ªcita, sino escondida. Son leyes que parecen neutras hasta que las aplicas y ves que tienen un efecto desproporcionado sobre determinados segmentos de la poblaci¨®n.
La regulaci¨®n de los mercados es un prerrequisito fundamental para garantizar los derechos humanos
Los or¨ªgenes de las desigualdades econ¨®micas son distintos: el color de piel, la lengua, la zona del pa¨ªs en donde se vive, la casta... Estuve el mes pasado en Detroit y el problema de los cortes de agua tiene que ver con la falta de capacidad para pagar las cuentas. Es un asunto econ¨®mico, cierto, pero el 99% de la gente pobre es negra.
P. Siguiendo con el Norte, parece que la crisis ha globalizado los problemas del derecho humano al agua y al saneamiento, que antes parec¨ªan una cuesti¨®n exclusiva del Sur. Cada vez m¨¢s, en los pa¨ªses enriquecidos tambi¨¦n hay gente con problemas de acceso. ?C¨®mo ha afectado la crisis econ¨®mica y financiera a este y otros derechos humanos?
R. Cuando fui nombrada, una de mis primeras decisiones fue la de visitar pa¨ªses pobres y tambi¨¦n ricos. Quer¨ªa mostrar y demostrar que las violaciones de derechos humanos no son exclusivas de los pobres. Me parece una de mis mejores decisiones. Estuve, por ejemplo, en Jap¨®n, Estados Unidos y en Eslovenia, donde encontr¨¦ patrones de discriminaci¨®n muy claros. Con la crisis econ¨®mica se han tornado mucho m¨¢s claros y agudos.
Esa ha sido una de las razones por las que me interes¨¦ tanto por Detroit, una ciudad que est¨¢ en bancarrota. Lo que est¨¢n haciendo puede ser sintom¨¢tico, premonitorio, de lo que puede pasar en el Sur de Europa y, despu¨¦s, en otros pa¨ªses. Es triste pero interesante: en el inicio de mi mandato recib¨ªa muchas quejas de los llamados pa¨ªses pobres, pero en los ¨²ltimos a?os empec¨¦ a recibir quejas de violaciones de derechos humanos por parte de gente del Sur de Europa y Estados Unidos. Todo esto tiene que ver con recortes presupuestarios y de subsidios a personas que despu¨¦s no tienen capacidad para pagar las facturas del agua.
P. En 2015 concluye la fecha marcada por los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Las propuestas de acceso al agua y al saneamiento no se van a cumplir. ?Por esa falta de inter¨¦s pol¨ªtico?
R. No, los de agua fueron alcanzados en 2010, cinco a?os antes del plazo.
Los indicadores para medir el acceso al agua dan una imagen de la realidad mejor de lo que en verdad es
P. Pero el ¨²ltimo informe de la ONU, World Water Development Report 2014, adem¨¢s de la habitual cifra de 800 millones de personas sin acceso, reconoce que en realidad podr¨ªan ser 3.500 millones.
R. Los casi 800 millones representan la cifra de personas sin acceso a fuentes de agua mejorada, una definici¨®n inventada por la ONU porque no tiene todav¨ªa capacidad para medir el n¨²mero de gente con acceso a agua potable segura. Decidieron entonces inventar un nuevo indicador, suponiendo que si tienes acceso al agua mejorada, es de calidad. Por eso se dice que la meta fue lograda en el 2010. Pero efectivamente, el informe de 2014 advierte que no estamos midiendo lo que se deber¨ªa. Estamos, por ejemplo, midiendo el agua de un grifo o de un pozo protegido, sin garant¨ªa de calidad. Por eso las cifras pueden ser de 3.500 millones. Nadie lo sabe.
P. La ONU tambi¨¦n contabiliza como acceso a quienes apenas tienen agua unas horas y determinados d¨ªas a la semana.
R. Exacto. Y a quien tiene el agua muy lejos de casa y se ve obligada a caminar unas cuantas horas.
P. Entonces, ?qu¨¦ valoraci¨®n hace de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), que han empleado par¨¢metros y definiciones poco claras?
R. Ya escrib¨ª dos informes a la Asamblea General de la ONU sobre el tema, denunciando precisamente que los indicadores, objetivos y metas que tenemos dan una imagen de la realidad mejor de lo que realmente es. Recuerdo que hace dos a?os el secretario general de la ONU dec¨ªa haber alcanzado la meta del agua. Y s¨ª, es verdad, es bueno y lleva muchos esfuerzos detr¨¢s. Pero tenemos indicadores que no miden con precisi¨®n los problemas que existen. Las metas tampoco son buenas: reducir el 50 por ciento la gente que no tiene acceso al agua no es suficiente desde un punto de vista de los derechos humanos. Hay que tener como objetivo que toda la gente tenga acceso al agua y al saneamiento.
P. A los ODM los sustituye de alguna manera la agenda de desarrollo Post2015, de la que ya ha avanzado una serie de mejoras y recomendaciones. ?Se puede confiar en esta nueva hoja de ruta o es una mera continuaci¨®n de lo anterior?
R. He estado muy involucrada en esas negociaciones y la propuesta del grupo de trabajo abierto de Naciones Unidas incluye iniciativas bastante mejores, m¨¢s fuertes y protectoras de los derechos que lo que ped¨ªamos hasta ahora. Pero todav¨ªa no ha sido aprobada por los Estados. Es a¨²n posible que algunos quieran reabrir las negociaciones para debilitar el texto. Es un peligro muy real. Adem¨¢s, incluso si esas propuestas son adoptadas por los Estados miembros de la ONU en septiembre, tambi¨¦n es posible que los indicadores desarrollados sean muy malos y muy d¨¦biles.
Pero ser¨ªa injusto minusvalorar los ODM, porque si vas a los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo y hablas con personas rurales o de barrios informales es impresionante c¨®mo saben lo que son los ODM y que muchas de las inversiones realizadas en los ¨²ltimos 15 a?os estuvieron vinculadas a ellos. Se han salvado muchas vidas gracias a estos objetivos.
P. M¨¢s all¨¢ de la voluntad pol¨ªtica, en 2014 ha llegado con ¨¦xito al Parlamento Europeo la primera Iniciativa Ciudadana Europea (ICE), que pide que el agua sea un derecho humano gestionado por manos p¨²blicas. ?Est¨¢ en mano de la ciudadan¨ªa lograr que se cumpla?
R. La iniciativa fue positiva porque puso el derecho humano al agua en la agenda; provocando que se hablara de ello. Apoy¨¦ la ICE, pero tambi¨¦n la he criticado porque sus autores vincularon el reconocimiento del agua como derecho con la prohibici¨®n de la participaci¨®n del sector privado. Y desde un punto de vista de los derechos humanos eso no es verdad. Los derechos humanos son agn¨®sticos en cuanto a la forma de prestaci¨®n de servicios. Puede existir la participaci¨®n del sector privado. Las grandes multinacionales de agua prestan servicio al tres o cuatro por ciento de la poblaci¨®n mundial, mientras que los peque?os proveedores lo hacen al 25%. Mucha gente no tendr¨ªa acceso al agua sin esta participaci¨®n privada. A m¨ª me da igual que sea p¨²blica o privada, lo que me importa es que respeten los derechos.
P. ?C¨®mo se conjuga el derecho humano al agua y el mercado, con sus pol¨ªticas econ¨®micas?
R. En la teor¨ªa se puede, pero en la pr¨¢ctica es dif¨ªcil. La realizaci¨®n de derechos humanos es compatible con cualquier forma democr¨¢tica de gobierno: monarqu¨ªa, rep¨²blica, gobiernos a la derecha, a la izquierda, de mercado o no. Todos son compatibles con los derechos humanos. No deber¨ªamos utilizar ninguna excusa pol¨ªtica para no implementarlos. Aunque, claro que un mercado totalmente libre y no regulado no logra proteger a los m¨¢s vulnerables. La regulaci¨®n es un prerrequisito fundamental para garantizar los derechos humanos.
P. En sus ¨²ltimas intervenciones incide en el factor del cambio clim¨¢tico. ?C¨®mo afecta al derecho humano al agua?
R. Puedes prever los desastres clim¨¢ticos m¨¢s extremos. En funci¨®n de eso hay que planificar el sector del agua y saneamiento. Hay una obligaci¨®n de hacerlo, as¨ª como inversiones para poder mitigar sus efectos. Pero el gran reto del agua no es el calentamiento global, sino la voluntad pol¨ªtica. Cuando estuve en Brasil, vi las inmensas mansiones de los millonarios con piscinas llenas de agua. Y despu¨¦s, la gente de los barrios m¨¢s pobres tiene cortes. Por eso es un problema de voluntad pol¨ªtica y de falta de voz de los m¨¢s discriminados y vulnerables, que son las personas que van a sufrir m¨¢s con las crisis econ¨®micas, las cat¨¢strofes naturales... Con todo.
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