Ruido, furia y cerveza en los premios Rolling Stone
Este martes por la noche tuvo lugar en la madrile?a sala Joy Eslava la entrega de la sexta edici¨®n de estos galardone
Minutos despu¨¦s de que los ¨²ltimos rezagados fueran evacuados de la Sala Joy Eslava mientras apuraban sus ¨²ltimas bebidas, aquellas que separan a los amateurs de los profesionales, a un local cercano a la Plaza Mayor llegaban una docena de se?ores ataviados con elegantes smokings y acompa?ados por una cantidad similar de se?oras. Ellas, vestidas con trajes largos de aquellos que brillan y subidas a tacones hasta alcanzar suficiente altura como para advertir cu¨¢l de sus compa?eros presentaban incipientes s¨ªntomas de calvicie. Ven¨ªan de la fiesta de los Premios de la revista Telva, que acababan de tener lugar en el Teatro Real, a pocos metros de la sala Joy Eslava, donde, a la misma hora, se entregaban los premios Rolling Stone. Era la sexta edici¨®n. Hab¨ªa jam¨®n.?
Pocos minutos despu¨¦s del aterrizaje de las lentejuelas y la gente que sorbe sus bebidas mientras extiende el dedo me?ique se?alando sus objetos de deseo, aterrizaban los restos del naufragio de los premios Rolling Stone. Actitud Rolling fue el leit motiv de la gala previa, y eso mismo se ejemplific¨®, m¨¢s que en el discurso de Manolo Garc¨ªa, que recibi¨® un premio a su larga carrera, en el cambio de paradigma que se sucedi¨® en el local cuando las dos Espa?as se encontraron frente a frente en la cola del ba?o. Todas las revistas las hacen sus lectores. Pero Rolling Stone un poquito m¨¢s. Se acab¨® el silencio y los susurros y el champ¨¢n y las miraditas en la sala. Lleg¨® el ruido, la furia y la cerveza.?
La actuaci¨®n culmin¨® con el director de Rolling Stone, I?aki De La Torre, subido al escenario junto a los muchachos, bajo en ristre e interpretando Like a Rolling Stone, ese cl¨¢sico de Dylan que explica muchas cosas de las que siguen sucediendo en el mundo
Horas antes, en una sala a rebosar, arrancaba la entrega de premios que coincid¨ªa con el 15 aniversario de la edici¨®n espa?ola de una de las revistas que ayud¨® a definir la contracultura para, d¨¦cadas despu¨¦s, pasar a ser referente, simple y llanamente, de eso que hoy llamamos cultura. La pop. La rock. Todas. Sobre el escenario los vencedores del concurso de maquetas Diesel Next Rock band, los asturianos La Bande. Rock de ra¨ªces, vello facial y un teclista con tirantes. Nada puede fallar cuando tu teclista lleva tirantes. La actuaci¨®n culmin¨® con el director de Rolling Stone, I?aki De La Torre, subido al escenario junto a los muchachos, bajo en ristre e interpretando Like a Rolling Stone, ese cl¨¢sico de Dylan que explica muchas cosas de las que siguen sucediendo en el mundo. Mucho tendr¨¢ que cambiar este para que el tema deje de ser relevante.
La gala propiamente dicha, conducida por Quim Guti¨¦rrez, arranc¨® con el galard¨®n concedido a Belako como banda revelaci¨®n y sigui¨® con el premio a grupo del a?o apra Silvia P¨¦rez Cruz y Ra¨¹l Fern?andez y la grat¨ªsima sorpresa de ver c¨®mo el premio a la mejor canci¨®n se la llevaba el barcelon¨¦s Carlos Cros por La distancia. Veterano del underground catal¨¢n, Carlos ha recorrido una larga distancia desde que en los noventa liderada Los Selenitas, un combo que comparti¨® momentos y escenarios con Sidonie, quienes, una vez terminada la entrega de premios, se subieron al escenario a interpretar versiones de Pulp, The Smiths o Beatles, adem¨¢s de algunos temas propios. ¡°Ha sido muy dif¨ªcil, me ha costado mucho, no me lo creo¡±, comentaba Carlos cerca de una barra, mientras sus vecinos sobre el escenario advert¨ªan que jam¨¢s les hab¨ªan dado un premio de estos y le ense?aban las posaderas al respetable. ¡°Seguimos teniendo el mejor culo del rock espa?ol¡±, celebraba Marc, antes de ofrecer prueba emp¨ªrica de eso.
Se fue la luz, se subieron los Vetusta Morla al escenario y se marcaron un ac¨²stico, un truco visto mil veces, pero que sigue funcionando
Por el camino, Ra¨²l Cimas, premio actitud, recordando que la rebeld¨ªa verdadera est¨¢ en cuando la megafon¨ªa del metro te pide que no metas el pie entre and¨¦n y vag¨®n, t¨² hagas exactamente eso. ?Y si se te aparece la virgen? Pues te haces el longuis, algo que no pudieron hacerse ante Vetusta Morla, premio a grupo del milenio y comprobaci¨®n fehaciente de que la gente del rock (a menos que seas Caribou) es de letras. Tratando de jugar con la broma de que falta un rato largo para que termine el milenio este, fue extenso e hilarante el desfile de personajes que trataron de calcular los a?os que faltan. Nadie acert¨®.?
Y tal vez atribulada por tal baile de cifras, se fue la luz. Y alguien dijo que alg¨²n m¨²sico y alg¨²n instrumento deb¨ªa haber en la sala. Y se subieron los Vetusta Morla al escenario y se marcaron un ac¨²stico, un truco visto mil veces, pero que sigue funcionando, porque el rock ha sido y es una trampa, un enga?o, pero uno tan bien armado que ha sobrevivido m¨¢s de 50 a?os, ha visto un cambio de milenio y, aunque no se sepa exactamente cu¨¢ndo llegar¨¢ el pr¨®ximo, seguramente, vivir¨¢ otro. Actitud Rolling, lo llaman. ¡°Que aprendan¡±, como dijo Laporta. Como Sidonie, ¨¦l jam¨¢s recibi¨® un Premio Rolling, pero merece una docena. ?Cu¨¢nto es una docena? ?13?
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