El coche de la verg¨¹enza
El juez Claudio Bonadio llama a juicio oral al vicepresidente de Argentina, Amado Boudou
Cristina Fern¨¢ndez, presidenta de Argentina, est¨¢ que trina con el juez Claudio Bonadio. El magistrado se ha puesto a investigar las cuentas del hotel Alto Calafate, una de sus propiedades en la Patagonia, porque entre otras cosas lleva tres a?os sin presentar balances. Pero es que, adem¨¢s, acaba de abrirle juicio oral a su vicepresidente, Amado Boudou, que tendr¨¢ que sentarse en el banquillo de los acusados de un tribunal federal por uno de los varios procesos que tiene abiertos: el de haber falsificado en su d¨ªa unos documentos de un coche comprado hace m¨¢s de veinte a?os.
El asunto es ciertamente menor: Boudou, que arroll¨® junto a Cristina Fern¨¢ndez en las elecciones de 2011, cometi¨® una serie de peque?as trampas en 1992 con el ¨²nico objetivo de no tener que pagarle la mitad del precio de un autom¨®vil a su exesposa. As¨ª que inscribi¨® el veh¨ªculo a su nombre con un formulario y un domicilio falsos, con un motor que no era el que ven¨ªa de f¨¢brica, sin someterse a inspecci¨®n policial alguna y alterando la fecha. Una colecci¨®n de minucias, sin duda, pero de vergonzosas minucias para quien es hoy la segunda autoridad del Estado y, adem¨¢s, presidente del Senado. Ah¨ª, de hecho, se exige la dimisi¨®n de Boudou antes de discutir la agenda del d¨ªa en cada sesi¨®n de la c¨¢mara, casi como una letan¨ªa.
En todas partes, sin embargo, parece norma que los pol¨ªticos se protejan unos a otros, y no hay manera humana de que Boudou se mueva de su cargo. Y eso que lo est¨¢n procesando tambi¨¦n por otro asunto de mayor enjundia: el de haber comprado de manera irregular la imprenta Ciccone, que ten¨ªa el monopolio de imprimir todos los billetes de Argentina e, incluso, las papeletas electorales, ¨¦sas que lo llevaron al poder.
La situaci¨®n de Boudou es tan insostenible que sigue en el Gobierno, pero como si no estuviera. Perfil bajo, reza la f¨®rmula, y mientras tanto Cristina Fern¨¢ndez arma un enorme estruendo para convertirse a s¨ª misma y a todo su equipo en v¨ªctimas desamparadas de los medios de comunicaci¨®n y parte de la Justicia. El caso del autom¨®vil ser¨¢ menor, pero Claudio Bonadio ha mordido con coraje un hueso. Y no va a soltarlo f¨¢cilmente.
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