Toda una vida con Homer
'Los Simpson' y su mundo delirante celebran 25 a?os de incorrecci¨®n pol¨ªtica moderada
Durante 25 a?os (toda una vida) distribuidos en 561 cap¨ªtulos, la familia Simpson ha explicado a millones de espectadores c¨®mo un dibujo animado de trazo simple y perfiles extravagantes (los personajes son de color amarillo mostaza, con cuatro dedos) puede desplegar una cr¨ªtica social corrosiva, eludir lo soez y dar pie ¡ªun efecto secundario¡ª a textos de seudofilosof¨ªa o de autoayuda. Quien se aficiona a las peripecias de Homer, Marge, Bart, Lisa y Maggie Simpson entiende desde el primer minuto que la fuerza avasalladora del producto no est¨¢ en el dise?o gr¨¢fico, ni en la espectacularidad de sus aventuras ni en el slapstick (aunque no falte); aparece en los di¨¢logos brillantes, en la pulida definici¨®n de los personajes, a medio camino entre el estereotipo reconocible y el contraluz enternecedor, y en la posibilidad, sugerida pero nunca impuesta, de interpretar la saga como el lado oscuro del american way of life. Homer y su mundo delirante deben mucho a Jonathan Swift y a Mark Twain, destilan incorrecci¨®n pol¨ªtica moderada y no ahorran concesiones al chauvinismo americano, patentes en la descripci¨®n de los turistas alemanes como eurobasura y en la hostilidad burlona hacia los franceses.
La clave del humor simpsoniano es un escorzo de pedagog¨ªa inversa que transforma la desidia irresponsable en hilaridad desinhibida. Si hubiera que resumirla de golpe, cabr¨ªa en una frase gloriosa de Homer confiada con enf¨¢tica gravedad al reto?o Bart: ¡°Hijo m¨ªo, recuerda que intentarlo es el primer paso hacia el fracaso¡±. La ¨¦pica del esfuerzo, la glorificaci¨®n del caer y levantarse, queda expuesta al ¨¢cido de la realidad familiar y a las fulgurantes r¨¢fagas que iluminan la estolidez de una comunidad (Springfield) dominada despectivamente por un multimillonario vamp¨ªrico (Montgomery Burns, que da pie a jugosas chanzas sobre la energ¨ªa nuclear) y vigilada por un jefe de polic¨ªa m¨¢s patoso que los Keystone Cops.
Dicen, y es cierto, que las ¨²ltimas temporadas han perdido calidad y aristas. ?Y qu¨¦? El nivel aut¨¦ntico est¨¢ en el pico m¨¢s alto de la curva (?ese cap¨ªtulo que enfrenta al incompetente z¨¢ngano Homer con el mod¨¦lico repelente Frank Grimes, o el que describe el burdel de Springfield, la mansi¨®n de atr¨¢s!). Nada es eterno, pero el recuerdo del regocijo es lo que m¨¢s se le parece.
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