Scrooge
Es lo que le sucede a Scrooge, el repugnante personaje del Cuento de Navidad de Dickens
Dec¨ªa Arist¨®teles que hasta en la cabeza del hombre m¨¢s inteligente hay un rinc¨®n de estupidez. Como los humanos somos esencialmente contradictorios y parad¨®jicos, yo a?adir¨ªa que en toda persona buena hay un grano de maldad, pero tambi¨¦n que en todo malvado hay un resquicio de bondad. Es lo que le sucede a Scrooge, el repugnante personaje del Cuento de Navidad de Dickens. Scrooge, un banquero/prestamista carente de toda empat¨ªa, que odia y desprecia a los pobres y cuyo ¨²nico inter¨¦s en la vida es ser m¨¢s y m¨¢s rico sin importarle las tropel¨ªas que tenga que hacer para ello (?les suena esto de algo?), es tocado un buen d¨ªa por la magia de las fiestas navide?as y un pedacito de su momificado y cruel coraz¨®n vuelve a sentir el flujo c¨¢lido y vibrante de la sangre. Eso, el ensue?o de una vida amable y feliz, la esperanza irracional en la bondad, pese a las apariencias, es algo esencial en los seres humanos. Algo tan b¨¢sico que tal vez cabr¨ªa deducir que, en principio, todos queremos ser buenos. Luego, claro, ese af¨¢n se retuerce y puedes acabar convirtiendo tu vida y la de los otros en un infierno. Pero el deseo est¨¢ ah¨ª, latiendo en el fondo de nuestras entra?as. Por eso ha tenido tanto ¨¦xito el anuncio de la loter¨ªa de este a?o. Aunque es magn¨ªfico, algunos se han burlado de su emotividad, porque en esta sociedad el Mal es visto como algo adulto y serio y el Bien como algo pueril y rid¨ªculo (no entiendo por qu¨¦ y as¨ª nos va). Pero, como los viejos ritos son poderosos, en estas fechas todos, hasta los m¨¢s callosos, sentimos aletear en nuestro est¨®mago un anhelo de dicha y de bondad. Por eso muchos detestan estas fiestas: porque temen una vez m¨¢s la decepci¨®n. Y, sin embargo, ?no es hermoso desear querer y ser queridos? Feliz Navidad.
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