Siempre nos quedar¨¢ Par¨ªs

Posiblemente ninguna otra ciudad del mundo representa la tradici¨®n emancipadora del proyecto filos¨®fico de la modernidad como Par¨ªs, lugar donde en 1789 se proclamaron con car¨¢cter universal los derechos del hombre. En ese sentido, parece un lugar inspirador para acoger la que podr¨ªa convertirse en una cumbre decisiva sobre el clima de la Tierra. La comunidad internacional aspira a establecer en la reuni¨®n de Par¨ªs las bases de una salida cooperativa al formidable desaf¨ªo del cambio clim¨¢tico. Pidamos al nuevo a?o 2015 que la tradici¨®n universalista y el lugar que Francia ha desempe?ado en la historia de las ideas y la cultura inspiren a los asistentes al encuentro y allanen las numerosas dificultades que, sin duda, surgir¨¢n en el camino.

En los pr¨®ximos meses los diferentes pa¨ªses han de hacer p¨²blicos sus respectivos compromisos clim¨¢ticos

Uno de los errores de la fallida reuni¨®n de Copenhague en 2009 fue dejar para el ¨²ltimo momento las decisiones clave. En esta ocasi¨®n la estrategia es diferente. Se trata de llegar a la cumbre con los compromisos sustantivos de mitigaci¨®n ya adoptados por las naciones. En consecuencia, tan importante como el encuentro en s¨ª es el camino de preparaci¨®n, en los pr¨®ximos meses los diferentes pa¨ªses han de hacer p¨²blicos sus respectivos compromisos clim¨¢ticos. Naciones Unidas integrar¨¢ esa informaci¨®n y presentar¨¢ un documento base en la cumbre.

Hay razones para un moderado optimismo ya que el camino hacia Par¨ªs ha modificado la pol¨ªtica clim¨¢tica internacional. Las tres mayores econom¨ªas del mundo (la Uni¨®n Europea, los Estados Unidos y China) han dado un paso al frente. Estados Unidos se ha propuesto reducir sus emisiones un 26-28% en 2025 respecto al a?o 2005. China se ha fijado el objetivo de disminuir las suyas en cifras absolutas a partir de 2030; y si es posible, antes. La Uni¨®n Europea ha adoptado la decisi¨®n vinculante de reducir las suyas un 40% en 2030. Entre los tres son responsables del 46% de las emisiones totales, por lo que esas decisiones son sustanciales. Si pa¨ªses como India, Rusia, Indonesia, Brasil y Jap¨®n adoptan objetivos significativos de mitigaci¨®n, se podr¨ªa salir de la cumbre con una esperanza razonable en la reconducci¨®n de la crisis del clima. No en vano esos ocho actores son responsables conjuntamente de las dos terceras partes de las emisiones mundiales.

La crisis del clima no es un problema cient¨ªfico-t¨¦cnico, sino un desaf¨ªo moral

La fallida reuni¨®n de Copenhague obliga, no obstante, a gestionar con cautela las expectativas. No es sensato creer que la cumbre de 2015 resolver¨¢ la crisis del clima. En el mejor de los escenarios la transici¨®n hacia una econom¨ªa global baja en carbono ser¨¢ un complejo proceso de d¨¦cadas. S¨ª cabe esperar, sin embargo, que se establezcan las bases de una soluci¨®n cooperativa y responsable que desde la confianza mutua permita reconducir la situaci¨®n. La crisis del clima no es un problema cient¨ªfico-t¨¦cnico, sino un desaf¨ªo moral que afecta a nuestra autocomprensi¨®n como comunidad humana. En consecuencia, una cierta inspiraci¨®n de aquella declaraci¨®n universal de 1789 ser¨ªa muy bienvenida. En especial, si se traduce en compromisos concretos, tangibles y relevantes dirigidos a preservar los inalienables derechos de las generaciones venideras.

Antxon Olabe Ega?a (Eibar, Gipuzkoa, en 1955) es economista ambiental y ensayista. Experto en cambio clim¨¢tico, acaba de publicar Homo sapiens y Biosfera.