El terror no olvida
Las redes criminales act¨²an de forma global y exigen una respuesta similar
Buscar la causa del atentado ocurrido el 7 de enero en Par¨ªs en la venganza es un an¨¢lisis simplista; que es un ataque a la libertad de expresi¨®n, sin duda. En el a?o 2006 la revista francesa Charlie Hebdo publicaba caricaturas no de Mahoma sino de los fundamentalistas que actuaban en su nombre. Las cr¨ªticas de entonces son demasiado poco para constituirlas en ¨²nica causa. No nos dejemos llevar por an¨¢lisis descontextualizados. Los yihadistas acudir¨¢n a cualquier medio violento en su lucha permanente por alcanzar publicidad y poder como v¨ªa para establecer un universo isl¨¢mico.
Hemos dejado escapar demasiadas oportunidades para atacar la ra¨ªz de las causas de este terrorismo. Las primaveras ¨¢rabes tuvieron un origen y ten¨ªan un objetivo. Los actores eran variados (laicos, dem¨®cratas, radicales, terroristas, poderosos o interesados) y no se supo apoyar a aquellos que hubieran cubierto el espacio que finalmente fue ocupado por el terrorismo. Las zonas de conflicto, que son escenarios idealizados de lucha, se han convertido en un destino anhelado por los futuros combatientes. Lejos de potenciar desarrollos sociales, culturales y humanos, hemos dado prioridad a las respuestas de fuerza militar.
Un nuevo reto se presenta en Internet, en las redes sociales o en el uso de las aplicaciones de la telefon¨ªa m¨®vil. En ese marco se palpa un nuevo terrorismo tecnol¨®gico, que aprovecha las nuevas tecnolog¨ªas para desarrollar sus actividades y la obtenci¨®n de sus fines convirti¨¦ndose en un terrorismo global que llega a todos los espacios a la velocidad que la propia Red permite. Difunde ideas, y con ello propicia la captaci¨®n, sin restricci¨®n alguna, porque tras la Red hay un ej¨¦rcito invisible de hombres y mujeres dispuestos a dejar el mundo virtual para pasar a la acci¨®n. La respuesta al uso de esa nueva herramienta debe ser multidisciplinar. Seguridad, policial, judicial y, desde luego, educaci¨®n.
Pero en Par¨ªs hemos visto de nuevo consumada la sinraz¨®n de la barbarie; el terror no olvida y es cobarde frente a quienes difunden ideas diferentes o le hacen frente. Y por eso tambi¨¦n la firmeza democr¨¢tica frente al mismo debe ser inescindible.
En Par¨ªs hemos visto de nuevo consumada la sinraz¨®n de la barbarie
Ante la inevitable pregunta de si Espa?a es objetivo del terrorismo yihadista o de cu¨¢l es el nivel de riesgo en el que nos encontramos, la respuesta meramente local es un grave error. La globalidad de este terrorismo y el uso de herramientas globales van dirigidos a un fin global, escenificado en m¨²ltiples acciones locales. Por ello las v¨ªctimas del atentado de Par¨ªs somos todos. Lo contrario nos llevar¨ªa a desconocer lo que ya afirm¨¢bamos el 20 de diciembre de 2009 en el art¨ªculo publicado en EL PA?S Terrorismo de ida y vuelta: ¡°Este tipo de terrorismo es de ida y vuelta. Es decir, al ser global, el teatro de operaciones es mucho mayor y por ende debemos percibirlo ¡ªsi no se quieren perder sus verdaderos perfiles¡ª como un crimen universal con independencia del lugar de comisi¨®n o la nacionalidad de las v¨ªctimas¡±.
Los seres humanos tenemos la memoria fr¨¢gil y perdemos r¨¢pidamente la perspectiva de lo que nos sucede. El terrorismo global tanto puede golpear en un sitio como en otro y solo nos sorprende cuando nos afecta de forma directa. Se extiende como el crimen transnacional organizado, de forma compleja, y es dif¨ªcil de ¡°descubrir y combatir si no se asume que las vinculaciones e interrelaciones entre esos grupos y c¨¦lulas terroristas no son aleatorias ni caprichosas, sino que responden a una l¨®gica del terror cuyo fin es la consecuci¨®n de objetivos tan globales como aparentemente irrealizables, lo que favorece la indiferencia y la incredulidad, o incluso el escepticismo de los ciudadanos y las instituciones, y la convicci¨®n de que no existe riesgo alguno, coadyuvando con ello, en forma involuntaria, a otorgar patente de impunidad en la primera y m¨¢s decisiva fase de formaci¨®n¡±.
Hoy sabemos con tremenda certidumbre que el Estado Isl¨¢mico existe, que tiene extendidas sus redes por el norte de ?frica y el Sahel, que ha trabado alianzas con otras organizaciones, es decir, que se est¨¢ instituyendo en red criminal estable, cuyos militantes tanto pueden actuar en Irak o Siria como en Par¨ªs o Roma o cualquier otra ciudad que les sea atractiva como objetivo. Los motivos ser¨¢n meras excusas siempre que haya v¨ªctimas, hoy periodistas, ma?ana polic¨ªas o simples ciudadanos cuyo asesinato les promocione en su locura. Son redes que se aprovechan de la Red, pero que no renuncian a los m¨¦todos cruentos, porque desde el momento inicial (adoctrinamiento), los ide¨®logos o emires tienen prevista la actuaci¨®n del grupo, aprovechando ¡ªsin excepci¨®n¡ª esas contradicciones de nuestra sociedad y el miedo que en la misma existe a asumir la realidad del problema, lo que se traduce a veces en opiniones publicadas tan banales como temerarias y peligrosas porque ser¨¢n aprovechadas para golpearnos como, cuando y donde les interese.
Se hace necesaria, pues, desde el Estado de derecho, una reflexi¨®n profunda y exigir la cooperaci¨®n y coordinaci¨®n internacional proactivas entre los pa¨ªses que trabajamos en pro de la seguridad internacional. Mecanismos judiciales de asistencia mutua internacional como el denominado cuatripartito, conformado por las fiscal¨ªas antiterroristas de Marruecos, Francia, B¨¦lgica y Espa?a, se muestran indispensables en la respuesta global a un terrorismo global.
Dolores Delgado es fiscal antiterrorista y Baltasar Garz¨®n es abogado y presidente de FIBGAR.
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