Los peligrosos amigos de Andr¨¦s de Inglaterra
El tercer hijo de la reina Isabel II est¨¢ inmerso en un tsunami despu¨¦s de que una mujer le acusara de haber abusado sexualmente de ella. El hombre que los present¨®, Jeffry Epstein, y su c¨ªrculo m¨¢s pr¨®ximo son piezas claves en esta pol¨¦mica
La imagen de Andr¨¦s de Inglaterra va a ser definitivamente eliminada de la foto oficial de la monarqu¨ªa brit¨¢nica por culpa de una amistad peligrosa que el tercer hijo de la reina se empecin¨® en mantener. Jeffrey Epstein aparece hoy como un oscuro personaje relacionado con un caso de abuso de menores en el que ha sido mencionado el nombre del pr¨ªncipe, pero en su d¨ªa logr¨® brillar en la alta sociedad neoyorquina en calidad de financiero de ¨¦xito y fil¨¢ntropo, cuya agenda de contactos inclu¨ªa al expresidente Bill Clinton, am¨¦n de varios premios Nobel y estrellas de Hollywood. Esa cara del ¨¦xito qued¨® borrada de un plumazo cuando hace siete a?os fue condenado por mantener relaciones sexuales con una menor. Fue s¨®lo la punta de un iceberg que ahora emerge a ra¨ªz de las acusaciones de tres mujeres que lo se?alan como responsable de una red de esclavas sexuales puesta al servicio de algunos de sus privilegiados amigos.
Los tiempos en los que Epstein llevaba en su avi¨®n privado a los actores Kevin Spacey y Chris Tucker en misi¨®n caritativa a ?frica, o en los que ejerci¨® de anfitri¨®n de Clinton en su isla del Caribe, quedaron finiquitados en 2008 tras su paso por la c¨¢rcel, donde cumpli¨® trece de los 18 meses de condena. Muchos no quisieron volver a saber de ¨¦l, pero el duque de York s¨ª que acudi¨® a la fiesta que el multimillonario organiz¨® en su fabulosa mansi¨®n de Nueva York para celebrar la puesta en libertad. Andr¨¦s nunca lo ha negado. "Jeffrey es mi amigo, y la lealtad es una virtud", habr¨ªa espetado a quienes le recomendaban romper los lazos con Epstein, seg¨²n revel¨® un allegado de ambos amparado en el anonimato.
Aunque se acoja a la inmunidad diplom¨¢tica, Andr¨¦s puede ser llamado como testigo en la causa judicial
La fotograf¨ªa del pr¨ªncipe paseando por Nueva York junto al convicto Epstein, difundida por la prensa en 2010, propici¨® una decisi¨®n que la C¨¢mara de los Comunes ya llevaba tiempo considerando: retirarle el t¨ªtulo de representante especial del Reino Unido para el comercio exterior por su tendencia a utilizar los viajes oficiales en beneficio propio, ya fuera tom¨¢ndoselos como unas vacaciones pagadas por el contribuyente o cultivando contactos en las altas esferas para su lucro personal. El hecho de que Isabel II reaccionara imponiendo a su hijo favorito la Gran Cruz de la Caballer¨ªa rest¨® fuerza a las presiones de los asesores de palacio para que Andr¨¦s cortara con Epstein.
Ambos se hab¨ªan conocido a trav¨¦s de Ghislane Maxwell, antigua novia de Epstein, amiga adem¨¢s de Sarah Ferguson ¡ªla exesposa del duque de York¡ª y una figura muy bien conectada con la jet set de Nueva York y Londres. Ghislane, de 53 a?os, es la hija menor del antiguo magnate brit¨¢nico de la prensa Robert Maxwell, cuya muerte en circunstancias no aclaradas tras caer por la borda de su yate cerca de las islas Canarias en 1991, sell¨® el colapso de su imperio medi¨¢tico.
Mientras los hermanos de Ghislane afrontaban en los tribunales las acusaciones de que su padre se hab¨ªa apropiado en vida de millones de libras del fondo de pensiones del grupo Mirror, la benjamina de la familia se busc¨® una nueva vida al otro lado del Atl¨¢ntico. En Nueva York se emparej¨® con Epstein, m¨¢s proclive a rentabilizar sus contactos que a asentar la relaci¨®n. Tras la ruptura sentimental, adopt¨® un papel de asociada, que la demanda depositada hace menos de dos semanas en Florida por tres supuestas v¨ªctimas de Epstein describe como el de una madame de todo el artefacto. Ella habr¨ªa sido la encargada de fichar a una de las demandantes, Virginia Roberts ¡ª entonces una menor¡ª para el deleite del pr¨ªncipe Andr¨¦s.
La personalidad de aquel empresario hecho a s¨ª mismo, que a la hora de las presentaciones estaba considerado uno de los reyes de Manhattan, cautiv¨® de inmediato al pr¨ªncipe. Jeffrey Epstein, de 61 a?os y nacido en Nueva York, era un hijo de la clase media que desde ni?o destac¨® por su dominio de las matem¨¢ticas. Esa habilidad le procur¨®, a pesar de carecer de titulaci¨®n universitaria, un puesto de profesor en el exclusivo colegio privado de Dalton, donde impresion¨® al padre de uno de sus pupilos, Alan Greenberg, presidente del conglomerado de inversiones Bear Stearns. Greenberg le brind¨® un trabajo en el mundo de las finanzas, pero sobre todo los contactos para que Epstein se decidiera a volar en solitario a principios de los ochenta, estableciendo su propia compa?¨ªa. S¨®lo aceptaba clientes preparados para invertir como m¨ªnimo un mill¨®n de d¨®lares.
De c¨®mo operaba y todav¨ªa opera su negocio apenas nada se sabe, m¨¢s all¨¢ de la vocaci¨®n de utilizar una considerable parte de su fortuna en una serie de proyectos cient¨ªficos que le han conectado con figuras de la talla del astrof¨ªsico Stephen Hwaking. Que en una actividad paralela este empresario adicto al yoga ejerciera de proxeneta de lujo y procurara a sus amigos los servicios de chicas menores de edad es el nuevo retrato que ahora aflora en la demanda de sus supuestas v¨ªctimas. La querella cita entre los clientes de ese servicio a un veterano abogado estadounidense de 76 a?os, Alan Dershowitz, quien a lo largo de su carrera ha defendido a personajes tan pol¨¦micos como OJ Simpson ¡ªla estrella del f¨²tbol americano exonerada de asesinar a su mujer¡ª, la heredera reciclada en terrorista Patricia Hearts y el arist¨®crata Claus von Bulow, cuya condena por el asesinato de su mujer fue anulada tras su apelaci¨®n, en un caso que Hollywood adapt¨® en El misterio Von B¨¹low.
Dershowitz se dispone a presentar una demanda por difamaci¨®n. El drama de Andr¨¦s es que, incluso acogi¨¦ndose a la inmunidad diplom¨¢tica en caso de ser llamado como testigo, y por encima de que las acusaciones de Roberts acaben prob¨¢ndose falsas, la casa real ha decidido desmarcarse de ese pr¨ªncipe tan encantador como controvertido. El amparo que le procuraba el ser objeto de la predilecci¨®n de Isabel II ha expirado definitivamente.
C?MO RETABILIZAR EL ESC?NDALO
La rubia de 30 a?os fotografiada esta semana a la salida de un McDonald's de Colorado, junto a su marido y sus tres hijos, ha sido el detonante de un terremoto en el seno de la casa real brit¨¢nica. En la demanda presentada junto a otras dos mujeres contra Jeffrey Epstein, a quien acusa de haberla explotado cuando era una menor, figura bajo el pseud¨®nimo de Jane Doe, pero ella misma delat¨® su verdadera identidad al relatar con todo lujo de detalles sus encuentros sexuales con el pr¨ªncipe Andr¨¦s al Mail on Sunday. Virginia Roberts ten¨ªa entonces 17 a?os y, seg¨²n alega, hac¨ªa dos que hab¨ªa sido reclutada en un gimnasio de Florida por la socia del empresario, Ghislaine Maxwell, para trabajar en una red de prostituci¨®n al servicio de sus poderosos amigos.
En 2002 conoci¨® a un experto en artes marciales, Robert Giuffe, con el que se cas¨® e inici¨® una nueva vida en Australia. Hace un a?o regres¨® a Estados Unidos, donde hoy vive en una peque?a poblaci¨®n cercana a Colorado Springs a la espera del desenlace de la causa legal. Aduce que su ¨²nico objetivo es revertir el pacto de Epstein con la fiscal¨ªa, que en 2008 redujo los cargos contra el magnate a uno s¨®lo (relaciones sexuales con una menor) y la pena de c¨¢rcel a 18 meses. Sus amigos de la etapa australiana han revelado que Roberts planea escribir un libro sobre el esc¨¢ndalo.
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