La reconstrucci¨®n haitiana cinco a?os despu¨¦s del terremoto
Por Maria Teresa Tapada Bertelli (*)
Los j¨®venes de protecci¨®n civil, con sus chalecos naranja fosforito est¨¢n sentados en las gradas, esperando. Poco a poco el espacio de la nueva plaza comunitaria se llena de vida: la gente se acerca curiosa, observa t¨ªmidamente y sonr¨ªe. La exposici¨®n de fotograf¨ªa atrae miradas, estallan en risas complacientes cuando se reconocen en las fotos; 80 im¨¢genes en secuencia de una historia compartida de reuniones y esfuerzo. El generador no falla, llena de m¨²sica el espacio y congrega bajo los banderines de lunares a hombres, mujeres y j¨®venes que observan divertidos a ni?os y ni?as bailar rap haitiano. La fiesta es un ¨¦xito. Estamos en el barrio de Mayard, en la ciudad de Jacmel, Hait¨ª, una calurosa tarde de diciembre de 2014. Dos a?os antes comenzaba una aventura, un proyecto de cooperaci¨®n universitaria de la Associaci¨® Catalana d¡¯Universitats P¨²bliques (ACUP) y la Universit¨¦ Publique du Sud-est ¨¤ Jacmel (UPSEJ), una historia que vale la pena contar.
En Hait¨ª, hace ahora cinco a?os un terremoto seg¨® la vida a m¨¢s de 200.000 personas y dej¨® sin hogar a mill¨®n y medio. El mundo entero qued¨® conmocionado ante la dimensi¨®n de la cat¨¢strofe, generando una reacci¨®n de ayuda humanitaria sin precedentes. Las 12.000 ONGs llegadas al pa¨ªs gestionaron el 95% de la ayuda internacional liderando el proceso de reconstrucci¨®n ¨Cmenos del 5% fue distribuida a entidades haitianas-. El Estado haitiano en plena crisis pol¨ªtica, qued¨® relegado a un segundo plano. Las agencias internacionales que con arrogancia creyeron posible la refundaci¨®n de un nuevo Hait¨ª, demostraron ineficacia en la coordinaci¨®n de sus acciones y falta de transparencia en la gesti¨®n de los fondos recibidos. Para algunas voces cr¨ªticas, como Micha?lle Jean, enviada espacial de Hait¨ª en la UNESCO, ¡°liberar¡± al pa¨ªs del asistencialismo de las ONGs era condici¨®n imprescindible para devolver al Estado el rol de liderazgo que deb¨ªa asumir tras la cat¨¢strofe.
El reciente informe ¡°Ha?ti un nouveau regard¡± ofrece un balance de la situaci¨®n actual, formulando recomendaciones para alcanzar los Objetivos del Milenio (ODM) del 2015 en adelante. La reducci¨®n de la pobreza que afecta al 60 % de la poblaci¨®n -24,7% en situaci¨®n de pobreza extrema-, una tasa de desempleo del 70% y un insostenible d¨¦ficit de vivienda asequible, son algunos de los grandes retos en el proceso de reconstrucci¨®n. Entre las medidas implementadas est¨¢ el programa de ¡°Programme d¡¯appui ¨¤ la reconstruction du logement et des quartiers¡± desarrollado por el Ministerio del Interior de las Colectividades Locales haitiano (MICT) y la agencia de ONU-Habitat, que plantea reforzar las capacidades de las administraciones p¨²blicas del Estado y las colectividades territoriales en coherencia con la apuesta de descentralizaci¨®n pol¨ªtica de la constituci¨®n vigente. Sergio Blanco, responsable de ONU-Habitat en Hait¨ª afirma ¡°el objetivo del proyecto en el fondo era demostrar que los ayuntamientos haitianos ¨Cla instituci¨®n m¨¢s cercana a la ciudadan¨ªa- con unas capacidades t¨¦cnicas y sociales pueden ser el actor fundamental en la reconstrucci¨®n, del desarrollo de la planificaci¨®n urbana y la gesti¨®n del desarrollo local del pa¨ªs. Las ATL junto a los Centros de Recursos Comunitarios (CRC), se plantearon como un binomio que permitiera la conexi¨®n entre la pol¨ªtica local y la poblaci¨®n de los barrios. A pesar de las muchas dificultades, estamos en el buen camino¡±.
En 2012 la asociaci¨®n catalana de universidades p¨²blicas (ACUP), el Ayuntamiento de Barcelona y la Fundaci¨®n Obra Social de ¡°la Caixa¡± firman un convenio para desarrollar del proyecto ¡°Refuerzo de las competencias municipales en Jacmel, Haiti¡± coordinado por Celia Esquerra, gestora de proyectos de la ACUP. El enfoque se articulaba perfectamente al desarrollado por gobierno haitiano y UN-Habitat. El proyecto defin¨ªa dos tiempos de ejecuci¨®n; una primera etapa formativa dirigida a los t¨¦cnicos de la Agencia T¨¦cnica Local (ATL) del ayuntamiento sobre planeamiento urbano, pol¨ªtica de vivienda y participaci¨®n comunitaria; y una segunda, donde se desarrollar¨ªa una experiencia de intervenci¨®n de mejora urbana como ¡°pr¨¢ctica formativa¡± con presupuesto limitado en 19.000 euros. Un equipo de profesores universitarios fuimos invitados a participar como formadores y asesores del proyecto.
¡°Los haitianos no saben ..¡±
Desde el cristal tintado del coche observo perpleja el ajetreo de Puerto Pr¨ªncipe, gente y m¨¢s gente por calles atestadas de basura, ni?os vendiendo bolsitas de agua, motos, coches y tap-taps en un ritmo fren¨¦tico. Vamos camino de Jacmel localizado en el Sudeste del pa¨ªs, a tres horas en coche de la capital, para participar en el Taller de formaci¨®n. A¨²n aturdida con el espect¨¢culo que se sucede al otro lado de la ventanilla, nuestro conductor, un joven extranjero afirma convencido que ¡°el problema, es que los haitianos no saben mezclar bien el cemento, no saben construir¡±. Me duelen los o¨ªdos¡y el camino se hace interminable.
La Agencia T¨¦cnica Local del Ayuntamiento de Jacmel est¨¢ formada por un equipo de profesionales -un abogado, un ingeniero inform¨¢tico, un movilizador social y un ingeniero urbanista- todos formados en universidades haitianas. El barrio de Mayard en la periferia de Jacmel, ser¨¢ el ¨¢rea elegida para el desarrollo de la pr¨¢ctica, una modesta obra de mejora urbana. Mayard creci¨® con la llegada de refugiados por el se¨ªsmo, no aparec¨ªa en los mapas, no se conoc¨ªan sus l¨ªmites, ni el n¨²mero de personas que resid¨ªan, nadie sab¨ªa si exist¨ªa alguna asociaci¨®n de barrio activa. Sin un conocimiento del lugar y sin la participaci¨®n activa de sus habitantes no era posible dise?ar una intervenci¨®n de mejora urbana por peque?a que fuera. Como antrop¨®loga no hab¨ªa duda: el primer paso era la conexi¨®n con la poblaci¨®n del barrio. El movilizador social, emocionado por el reconocimiento p¨²blico del valor de su trabajo, se hizo con una libreta y un bol¨ªgrafo lanz¨¢ndose al barrio como si de ello dependiera todo. Y as¨ª era. Al d¨ªa siguiente vino con una lista de contactos y una invitaci¨®n de los vecinos a la asamblea comunitaria en el barrio. Recuerdo los nervios previos, el calor, las preguntas sobre el proyecto, la decepci¨®n sobre la limitada partida para la obra, insuficiente para cubrir ninguno de los terribles d¨¦ficits del barrio, la frustraci¨®n y la alusi¨®n a la tradici¨®n de trabajo comunitario llamado kombit. Tras una larga discusi¨®n, la comunidad ha tomado una decisi¨®n: dar¨¢ su apoyo al proyecto. Un gran paso.
Con la colaboraci¨®n de los vecinos organizados en siete asociaciones, se logran grandes progresos: se cartograf¨ªan los l¨ªmites del barrio, se encuesta la totalidad de la poblaci¨®n -300 encuestas realizadas por 60 encuestadores voluntarios formados previamente-, elabor¨¢ndose el diagn¨®stico participativo del barrio de Mayard, cuyos resultados dibujan graves carencias de servicios: no hay suministro de agua, electricidad, saneamiento y asfaltado p¨²blico. Sin embargo, los datos recogidos, definen un fuerte tejido social y una incipiente identidad de barrio. De poder elegir, un 60% se quedar¨ªan en el barrio o cerca de ¨¦l, lo que m¨¢s les gusta del barrio son las relaciones entre vecinos, el 45% declara que se ayuda habitualmente y m¨¢s del 40 % participan en asociaciones de base. Un 60% de la poblaci¨®n lleg¨® tras el se¨ªsmo despu¨¦s de perderlo todo, y a pesar de todas las carencias el 71% creen que el futuro ser¨¢ mejor. El reconocimiento de los aspectos positivos del barrio arranca aplausos en el acto de devoluci¨®n de resultados.
La ¨²ltima fase del proyecto, la obra, da comienzo. En base a la priorizaci¨®n de necesidades recogidas en la encuesta y siguiendo el presupuesto asignado, se presentaron tres propuestas: una plaza comunitaria, un centro cultural o el asfaltado de un segmento de calle. Todos plantean problemas por resolver. Finalmente la opci¨®n m¨¢s votada es la construcci¨®n de una plaza comunitaria. El terreno propiedad de los herederos de dos familias de Jacmel, tras un largo proceso de negociaci¨®n fue cedido a la comunidad para uso p¨²blico, un gran logro. El proyecto de dise?o fue liderado por el ingeniero de la ATL y arquitectos haitianos voluntarios, atendiendo a las recomendaciones de la poblaci¨®n analizada a trav¨¦s de un taller de mapas cognitivos. El per¨ªodo de ejecuci¨®n de la obra con la colaboraci¨®n de las asociaciones sufri¨® tres interrupciones y m¨²ltiples problemas, que abandonaron los materiales a la vista de los vecinos durante varias semanas. Nadie toc¨® el material de obra, era un bien com¨²n. Cansados de las interrupciones de la construcci¨®n en ¡°su¡± plaza protestaron al alcalde. La protesta vecinal era una victoria en s¨ª misma, el reconocimiento de sus derechos como ciudadanos frente a la alcald¨ªa.
La obra se realiz¨® con la participaci¨®n de las siete asociaciones de barrio que en orden, cada semana hac¨ªan turnos de trabajo comunitario. Pero no todo fue id¨ªlico. Las mujeres se sintieron excluidas en sus turnos, la falta de maquinaria de construcci¨®n y la lentitud del trabajo voluntario desanimaron a todos. Las cr¨ªticas comenzaron a sucederse, el miedo a la decepci¨®n hac¨ªa mella en el ¨¢nimo de los vecinos. De nuevo requer¨ªa discutir, poner en valor lo conseguido y pensar en objetivos posibles. Levantar en gradas el terreno para construir la plaza a salvo de inundaciones, supuso un alto coste que agot¨® el presupuesto. El acabado del lugar, colocaci¨®n de mobiliario urbano, plantas, bancos para los mayores, pintar la zona multideportiva y poner juegos infantiles se quedaban fuera, a la espera de conseguir nuevos fondos. Sin poder inaugurar la plaza, concluimos provisionalmente la fase en diciembre pasado, con una fiesta de devoluci¨®n a todos los actores involucrados. Las actividades programadas se desarrollaron como ¡°ocupaci¨®n colectiva¡± del lugar. El espacio deshabitado e inundable que era antes del proyecto, se convirti¨® en una plaza ¡°de pueblo en fiestas¡± lleno de vida, risas, baile y m¨²sica. Lo que antes fue un lugar inh¨®spito ahora es un espacio lleno de posibilidades.
La historia de este proyecto demuestra que con un objetivo com¨²n, un grupo de t¨¦cnicos del gobierno local, siete asociaciones de base y profesionales haitianos comprometidos, el cambio es posible. Porque los haitianos y haitianas s¨ª saben. El conocimiento cient¨ªfico aportado por la universidad, basado en evidencias de otros procesos de apropiaci¨®n del espacio construido, ayud¨® a entender las crisis y mejorar los resultados. Pero para apoyar sin da?ar poblaciones altamente vulnerables se hace imprescindible acercarse al otro sin prejuicios, desde el respeto y as¨ª superar planteamientos paternalistas o asistencialistas. Tal y como dijo un alto responsable de cooperaci¨®n internacional en el pa¨ªs ¡°deber¨ªa ser posible considerar tanto los ¨¦xitos como los fracasos de los proyectos de cooperaci¨®n internacional, s¨®lo as¨ª aprendemos y mejoraremos nuestro trabajo¡±.
* Mar¨ªa Teresa Tapada Bertelli es antrop¨®loga y profesora especializada en antropolog¨ªa urbana y espacio construido en la Universidad Aut¨®noma de Barcelona.
Comentarios
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.