Un pa¨ªs de hermanos
Mientras el Supremo admit¨ªa una demanda de paternidad contra don Juan Carlos, Almod¨®var y Twiggy se abrazaban como hermanos en el estreno de su obra en Londres

Qu¨¦ c¨®mico! Es probable que en este a?o electoral, dos mujeres, hijas del Rey em¨¦rito, se presenten en los juzgados. Una como demandada por fiscalidad err¨¢tica y la otra, presunta hija, Ingrid Sartiau, apodada La belga, como demandante de un caso de paternidad no asumida. Si tuvi¨¦ramos que inventarnos una familia real m¨¢s estimulante, no superar¨ªamos la que tenemos.
La situaci¨®n dar¨ªa para un vodevil y es mejor tomarla con cierto aire risue?o que lime las asperezas del caso. Aparte del vino, no hay nada m¨¢s latino que la paternidad irresponsable. Hemos atravesado siglos y telenovelas de madres solitarias que jam¨¢s consiguen que la justicia o alguien les devuelva un poquito de dignidad y derechos. Al Rey em¨¦rito le debe haber molestado que el Supremo haya aceptado a tr¨¢mite una demanda de una ciudadana que pretende ser reconocida como su hija. Pero no deja de ser una medalla m¨¢s. Ha sido un Rey que tripul¨® la transici¨®n de una dictadura a la democracia. Que surfe¨® un golpe de Estado. Que pidi¨® perd¨®n por cazar elefantes y ha sido el primero en abdicar si hac¨ªa falta. Ahora, y con deportividad, no ser¨¢ el primer monarca en asumir una demanda de paternidad, pero tiene su gracia que quien demande sea una se?ora belga. ?Una nueva interpretaci¨®n de la frase: poner una pica en Flandes!
Hay quien ante la noticia se lleva las manos a la cabeza pensando en la Reina em¨¦rita. Otros en lo dif¨ªcil que va a ser arrancarle un pelo, una cana, al ex Monarca mientras se hace un selfie en alg¨²n restaurante de Beverly Hills. M¨¢s bien deber¨ªamos pensar en la Reina reinante, que no se esperaba una familia as¨ª y a quien la noticia le tiene que haber fastidiado el d¨ªa y su empe?o en aportarle a la instituci¨®n un poquito de rectitud, contraviniendo la tradici¨®n borb¨®nica. Letizia debe estar arranc¨¢ndose ADN capilar porque sabe que el pueblo llano se desmelena con noticias de este tipo. Puede que est¨¦ entre sus funciones: mientras la recesi¨®n llega a su fin, a la corona le toca hacernos sonre¨ªr un pel¨ªn.
Pero por quien de verdad nos preocupamos es por el extorero Fran Rivera, que estaba tan contento anunciando su nueva y bien asumida paternidad con su nueva esposa y nueva exclusiva, que ha pasado a segundo plano con el notici¨®n de la supuesta infanta ileg¨ªtima. E inquieta el juez Francisco Arroyo que no pudo acudir a la votaci¨®n para admitir la demanda, aprobada por un voto de diferencia. Probablemente al juez Arroyo le ocurri¨® lo que a las autoridades que no pudieron asistir a la toma de posesi¨®n de la presidenta de Brasil porque las vacaciones navide?as estaban de por medio. Seguro que en un despacho del Palacio Real han puesto un peque?o asterisco al lado de su nombre para tener en cuenta si se le invita o no a palacio.
Tambi¨¦n apena un poquito el otro demandante de paternidad real. S¨ª, hay dos. Es de mayor edad que el Rey reinante y con un aire familiar en su rostro, como de billete de 10.000 pesetas. Le pones un traje de esquiar de los setenta y ser¨ªa dif¨ªcil no decir que te recuerda a don Juan Carlos en Baqueira, aunque menos atractivo. Afortunadamente a estas alturas un aire borb¨®nico ya lo tiene cualquiera. Hasta el peque?o Nicol¨¢s que, seg¨²n el d¨ªa y el pelo, le sale un ramalazo real como de Infanta Elena sin trenza. La nobleza est¨¢ en el aire, no solo en el ADN.
Los que quieran cambiar de aires pueden viajar a Londres y ver el divertid¨ªsimo musical Mujeres al borde de un ataque de nervios, basado en la pel¨ªcula de Pedro Almod¨®var. Ese es el estado actual de Tania S¨¢nchez, que protagoniza un musical montado por sus familiares y compa?eros de Izquierda Unida. ¡°Me siento un poco Chekov¡±, brome¨® el propio Almod¨®var antes del estreno. ¡°Es la manera de asumir que te has vuelto un cl¨¢sico¡±, agreg¨® mientras en el foyer los invitados espa?oles descubr¨ªamos c¨®mo es un estreno teatral en Londres. Pocos nervios, mucho champagne y escasa presencia de familiares de los actores. Los cr¨ªticos por un lado, los productores por otro y de repente, Twiggy, la m¨ªtica modelo delgadita de los sesenta, abrazando a Pedro como si fueran hermanos ileg¨ªtimos reencontrados. Graham Norton, el c¨¦lebre presentador de la BBC, observando ese saludo para comentarlo en su programa. En el escenario, el musical funciona sin ser del todo fiel a la pel¨ªcula pero rescata ese esp¨ªritu alocado y provocador de los ochenta. Las actrices est¨¢n estupendas y entre las canciones hay un hit, Invisible, que despierta bravos entre la audiencia. En la fiesta posterior, en un elegante club frente al r¨ªo, Almod¨®var le advirti¨® a Rosario Flores que el ingl¨¦s de la funci¨®n ¡°es que te cagas y a ritmo de metralleta. Pero transmite lo mismo que en la pel¨ªcula. El amor es supervivencia en un mundo animal¡±. La inmensa biblioteca que nos acog¨ªa estaba decorada por cientos de anaqueles llenos de libros falsos. Un decorado extraordinario para una fiesta teatral y quiz¨¢s tambi¨¦n para esa sala de juzgados donde podr¨ªan cruzarse la supuesta hija demandante del Rey em¨¦rito y la hermana demandada del Rey reinante.
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