10 fotosCzuko Williams. Paseo por el ¡®Hotel de las estrellas¡¯El finalista de los Premios Luis Valtue?a de Fotograf¨ªa de M¨¦dicos del Mundo relata la intrahistoria de sus im¨¢genes Madrid - 02 mar 2015 - 11:29CETWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceA lo largo de la ciudad, hay suites que son m¨¢s codiciadas que otras. Las caracter¨ªsticas de la habitaci¨®n no cambian demasiado; pero hay espacios que, por cuestiones como su iluminaci¨®n o su ubicaci¨®n c¨¦ntrica, son m¨¢s buscados por aquellos que habitan el hotel de las estrellas.Czuko WilliamsEsta imagen me golpe¨® como una maza. Mientras la ¡°realidad¡± discurr¨ªa alrededor de una de las calles m¨¢s c¨¦ntricas y transitadas de Madrid durante la Navidad, esa otra realidad paralela en la que vive inmerso Manuel se impon¨ªa ante mi c¨¢mara por encima de su invisibilidad. Pas¨¦ casi una hora all¨ª, frente a Manuel. Hab¨ªa hablado con ¨¦l en otra suite hac¨ªa unas semanas. Ahora dorm¨ªa, desmadejado, y nadie lo ve¨ªa. Era realmente invisible. La vida continuaba a su alrededor como si ¨¦l y yo estuvi¨¦semos atrapados en una dimensi¨®n paralela y trasl¨²cida.Czuko WilliamsEsta imagen trata de mostrar una evidencia inc¨®moda. El Hotel de las Estrellas es la mayor franquicia de soledad y desamparo del mundo. Un hotel uniformizado en el que se usan los mismos colchones, las mismas almohadas y una suerte variada de mantas o enseres. Tambi¨¦n contiene esta imagen un punto com¨²n con otras suites. Un punto ciertamente interesante para m¨ª. El Hotel de las Estrellas admite mascotas. Importante porque, a veces, la soledad humana es m¨¢s llevadera con la compa?¨ªa de alguien que no te juzgar¨¢ ni por tu aspecto, ni por tu riqueza, ni por el espacio en el que vivas.Czuko WilliamsEl Palacio de la M¨²sica suele tener ocupadas sus suites de forma ininterrumpida a lo largo del a?o. Este lugar simboliza la tiran¨ªa de los mercados. Un espacio robado a la sociedad, completamente vac¨ªo durante a?os, adquirido y gestionado por una entidad bancaria a trav¨¦s de su ¡°Obra Social¡± y que desde hace a?os no cumple ninguna labor social ni humanamente digna. Un espacio a la espera de la ¡°revalorizaci¨®n¡± para que su venta genere beneficios que, esta vez, tampoco acabar¨¢n beneficiando a la sociedad.Czuko WilliamsEsta imagen es el reverso que complementa aquello que no es evidente, lo que no vemos. Una persona sin hogar viaja ligera. Lo impone su realidad. A veces, lo puesto es todo cuanto posee. Otras ocasiones, como en este caso, el despliegue de efectos personales hace evidente lo que de otro modo pasar¨ªa desapercibido: la existencia de un ser humano tras el enrejado.Czuko WilliamsEsta imagen capta el absurdo del sistema financiero. En una misma suite conviven la riqueza con la miseria m¨¢s absoluta. El dinamismo del cajero autom¨¢tico visitado por centenares de personas a lo largo del d¨ªa que, sin embargo, en muy pocas ocasiones reparan en la realidad que se dibuja ante ellos. Aqu¨¦l d¨ªa pens¨¦, como tantas veces, que podr¨ªa ser hermoso que por cada transacci¨®n econ¨®mica realizada en cada uno de esos cajeros un rayo de comprensi¨®n iluminase la mirada del ciudadano y que esa luz nueva le ense?ase a ver que detr¨¢s de la miseria, muchas veces, se esconde la desigualdad social y la injusticia. Que esa luz hiciese visible lo invisible.Czuko WilliamsJuan y Lourdes, sin m¨¢s. Recuerdo el d¨ªa que Lourdes ¡°adopt¨®¡± a aqu¨¦l gatito. Le pregunt¨¦ si no ser¨ªa una carga a?adida dar de comer al minino. Ella se ri¨® diciendo ¡°de hambre no se va a morir¡±. Entonces Lourdes ya estaba muy enferma. Pero se negaba a apartarse de Juan. Poca gente era capaz de advertir el profundo deterioro de la mujer, el avance galopante de la neumon¨ªa, no ya como enfermedad, sino como estigma de una vida de privaci¨®n y abandono. Lourdes hab¨ªa dejado de tomar los retrovirales. La ¨²ltima vez que habl¨¦ con ella la not¨¦ l¨²cida. ¡°Estoy cansada. A ver si pasas ma?ana¡±, fue lo ¨²ltimo que me dijo. Ma?ana result¨® ser demasiado tiempo.Czuko WilliamsLa pareja hab¨ªa sido desahuciada unas semanas antes de que yo les tomase esta fotograf¨ªa en 2011. Ellos me contaron, una semana despu¨¦s, que hab¨ªan perdido la vivienda porque no pudieron seguir pagando la hipoteca. Los dos estaban sin trabajo y hab¨ªan conseguido mantenerse unos meses con ayuda de familiares y amigos, y recurriendo a la mendicidad. Desde entonces, saltaban de suite en suite por Madrid, aunque ten¨ªan pensado abandonar la ciudad. La exclusi¨®n social te aboca a una espiral cr¨ªtica en la que se entremezclan todos los males y que conduce, inexorablemente, a la miseria. ¡°Llega un momento en el que te das cuenta de que est¨¢s tan fuera del sistema que sabes que ya no habr¨¢ m¨¢s oportunidades¡±.Czuko WilliamsHay suites de este Hotel con vistas al campo. Algo tan buc¨®lico que contrasta con la realidad de la dureza de la vida en la calle. Un banco puede parecer m¨¢s amable que una acera. Algunas de las veces que he visitado a los hu¨¦spedes de las suites de este parque, me ha sorprendido la forma en que la gente corriente puede llegar a vivir ajena a la realidad que le rodea. Una ma?ana, una ni?a de no m¨¢s de cinco a?os preguntaba a su abuelo: ¡°?Qui¨¦n es ese se?or?¡±. A lo que el abuelo contest¨® de forma lac¨®nica: ¡°Nadie, hija. No es nadie¡±. Cuesti¨®n zanjada.Czuko WilliamsPocas semanas despu¨¦s de que el Acad¨¦mico Arturo P¨¦rez Reverte escribiese su lamentable panfleto contra Lourdes y Juan, ¨¦sta mor¨ªa en la calle, en la misma suite que ocupaba cada d¨ªa desde hac¨ªa algo m¨¢s de un a?o. El fr¨ªo y la desatenci¨®n se confabularon para que se hiciese realidad la profec¨ªa de P¨¦rez Reverte. Con la muerte de Lourdes y la velada amenaza sobre ellos, Juan se vio obligado a cambiar de suite. Los ¡°mendigos¡± desaparecieron de una calle pocas veces transitadas por el excelso adalid de la bravuconer¨ªa literaria. Punto y final.Czuko Williams