?Es el arte un delirio?
Sin complicidad no hay creaci¨®n art¨ªstica; es m¨¢s un proceso que algo definitivo
Desde que Marcel Duchamp llev¨® en 1917 un mingitorio a un museo, titul¨® su propuesta La fuente y la firm¨® con el nombre de R. Mutt, las posibilidades del arte se han multiplicado hasta rozar el infinito. Basta recorrer los pasillos de la nueva edici¨®n de Arco para comprobar que es cierto: hay literalmente de todo. Desde una hoja de papel con unos dibujos realizados al carboncillo hasta un sofisticado engranaje con diferentes pantallas, el abanico de propuestas es inmenso: paisajes al ¨®leo, esculturas construidas con algod¨®n, manchas de color practicadas al azar sobre cualquier superficie, construcciones geom¨¦tricas, trozos de madera pintada, diminutas figuras de lectores que se sumergen en lo suyo desentendi¨¦ndose del mundo, unos labios, toda una larga galer¨ªa de im¨¢genes con un motivo recurrente (las pastillas). El lector que haya estado ah¨ª puede a?adir su propia relaci¨®n de obras.
Como ocurre en cada nueva cita, hay quienes tuercen la nariz, manifiestan una inconmensurable perplejidad y se hacen de inmediato dos preguntas: 1. ?es eso arte?, y 2. ?hay alguien que est¨¦ dispuesto a pagar por ello? Las respuestas son en ambos casos afirmativas. ?Por qu¨¦?, podr¨ªa seguir indagando imperturbable el incr¨¦dulo. Y ah¨ª ya la cosa se complica m¨¢s.
Y es que, realmente, no hay manera de definir lo que sea el arte. En Arco, en una de las galer¨ªas hay un cuadro que contiene una larga sucesi¨®n de cuestiones de hondo calado: ?es el arte un anhelo?, ?es el arte satisfacci¨®n? ?es el arte sublimaci¨®n? ?es el arte un problema sexual? ?es el arte una iluminaci¨®n religiosa? ?es el arte una neurosis? Y etc¨¦tera. Aqu¨ª tambi¨¦n podr¨¢ a?adir el lector sus propios interrogantes.
El artista Xisco Mensua ha llevado una obra a Arco (Common) en la que recoge una frase de John Cage: ¡°El arte no es algo que haga una sola persona, sino un proceso puesto en movimiento por muchos¡±. Si esto es verdad, significa que sin complicidades no hay arte, y que se trata m¨¢s de un proceso en marcha que de algo definitivo. Cambian las miradas, cambian los resultados. La consolidaci¨®n en esta edici¨®n del arte latinoamericano significa que all¨ª no solo hay artistas sino tambi¨¦n galeristas, coleccionistas, escuelas, talleres... y, sobre todo, un p¨²blico: una sociedad cada vez m¨¢s abierta al mundo.
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