Invita a los clientes a participar en un experimento. Algunas de estas pruebas son r¨¢pidas y baratas, pero generan datos menos fiables. Cuando lo dise?es, debes tener en cuenta el coste, la fiabilidad de lo recabado y el tiempo requerido. Como norma general, empieza con lo m¨¢s asequible cuando haya incertidumbre y aumenta el gasto conforme vaya creciendo la certeza.
A la hora de preparar el experimento (empleando prototipos del producto a tama?o real, ilustraciones, storyboards, o ventas simuladas, entre otros) deber¨¢s contemplar:
- Lo que los clientes dicen y hacen son dos cosas distintas:para evitar que el estudio solo se base en palabras, debes conseguir que los clientes realicen acciones y se involucren con ellas. Para lograrlo, pueden interactuar con un prototipo.
- Los clientes se comportan de manera distinta si t¨² est¨¢s presente:a trav¨¦s de una observaci¨®n indirecta (mediante la web, por ejemplo) te acercar¨¢s m¨¢s a una situaci¨®n real que no estar¨¢ condicionada por tu interacci¨®n con ellos. Puedes recopilar datos num¨¦ricos y ver cu¨¢ntos clientes realizaron una acci¨®n que t¨² les indujiste a hacer.
"Este apartado es el m¨¢s complicado. Buen ejemplo de ello es una experiencia que viv¨ª en primera persona. Qued¨¦ con un grupo de usuarios, les present¨¦ un proyecto y les dije que para m¨¢s informaci¨®n visitaran una web y clicaran en uno de los enlaces. Todos me dijeron que lo har¨ªan, pero solo seis lo hicieron", cuenta Ostelwalder. Eso signific¨® que el proyecto no les suscit¨® suficiente inter¨¦s, por lo que se volvi¨® a reunir con ellos y les pregunt¨® en qu¨¦ podr¨ªa mejorar.
"Cuanto m¨¢s te gastas en los experimentos, m¨¢s ahorras despu¨¦s en versiones fallidas", apunta el autor del libro Dise?ando la propuesta de valor