Pierce Brosnan, el eterno esp¨ªa

Hubo un momento en que no hab¨ªa esp¨ªa como Pierce Brosnan (Drogheda, Irlanda, 1953). Siendo exactos, no hab¨ªa actor que pudiera encarnar a un esp¨ªa socarr¨®n como Pierce Brosnan. En dos ocasiones su vida se cruz¨® con James Bond. Los aficionados al g¨¦nero ya le hab¨ªan puesto rostro en El cuarto protocolo (1987), y en la televisi¨®n hab¨ªa triunfado con Remington Steele. ¡°Cuando me contrataron para Remington Steele pens¨¦ que la serie no ir¨ªa muy lejos, as¨ª que tambi¨¦n firm¨¦ para encarnar a 007. Pero a los pocos d¨ªas me encontr¨¦ con una paradoja¡±. Brosnan se refiere al enfado de Albert Broccoli, productor de la saga, que rompi¨® el acuerdo tras enterarse ¨Cantes incluso que el propio actor- que la serie iba a prolongarse (estuvo cinco a?os en antena). ¡°?Qu¨¦ hice? Pues tirar hacia adelante. Qu¨¦ remedio¡±. Y no le fue mal: un lustro m¨¢s tarde volvieron a por ¨¦l, y nada pudo impedir que protagonizara cuatro t¨ªtulos del amante del Martini ¡°seco, agitado, no revuelto¡±.

Y s¨ª, en aquellos a?os rod¨® otras buenas pel¨ªculas: El secreto de Thomas Brown, El sastre de Panam¨¢, Mars attacks!, pero Brosnan nunca ha sido un actor del m¨¦todo. Y eso que confiesa: ¡°Para m¨ª actuar es una liberaci¨®n¡±. As¨ª que en su etapa posbondiana han sido m¨¢s los filmes mediocres (Mamma mia!, Tentaci¨®n en Manhattan, El juego del matrimonio, Un golpe brillante¡¯...) que las pel¨ªculas de calidad como El mejor o El escritor. Incluso desperdici¨® un papel que parec¨ªa escrito para ¨¦l, el del presentador de televisi¨®n de Mejor otro d¨ªa, adaptaci¨®n al cine de una novela de Nick Hornby. ?Soluci¨®n? Volver al espionaje internacional con La conspiraci¨®n de noviembre (estrenada en Espa?a el pasado viernes), en ingl¨¦s?The november man: ¡°Me encanta el t¨ªtulo porque define claramente mi personaje, un esp¨ªa retirado, invernal, al que empujan a volver a la acci¨®n¡±.

Brosnan es Devereaux, un exagente de la CIA obligado a enfrentarse a su pupilo y a medio organigrama de Langley . ¡°Hay 13 libros del personaje, pero no me veo haci¨¦ndolos todos. Me gust¨® el proyecto porque significaba volver a trabajar con Roger Donaldson, hemos hecho cuatro pel¨ªculas juntos¡±, cuenta por tel¨¦fono desde Malib¨², donde vive. ¡°Y me atrajo el aroma del guion y de la acci¨®n a los filmes de esp¨ªas de los setenta, donde importaba m¨¢s el personaje que los artilugios tecnol¨®gicos. Hemos cambiado Berl¨ªn por Belgrado, y el escenario aporta frialdad, un toque a viejos tiempos ¨²nico¡±.

Con Brosnan en La conspiraci¨®n de noviembre, Colin Firth en Kingsman y Liam Neeson en la saga Venganza, ?es tiempo de que regrese el hombre de verdad, el tipo maduro m¨¢s listo que musculado? ¡°S¨¦ lo que quieres preguntar, pero no s¨¦ muy bien qu¨¦ debo responder [risas]. Digamos que el p¨²blico acepta hoy que un tipo cincuent¨®n a¨²n corra y pelee. No he visto a¨²n Kingsman, pero sospecho que Firth estar¨¢ estupendo".

?No ha habido un buen relevo a las figuras de acci¨®n, estamos abocados a resurrecciones como la de la saga Los mercenarios ? ¡°No, hay espacio para todos¡±.

La vida de Brosnan, m¨¢s all¨¢ de su sonrisa y sus buenos trajes, no ha sido f¨¢cil. Su primera esposa, la actriz Cassandra Harris, falleci¨® en 1991 a los 43 a?os por un c¨¢ncer de ovario. En 2013 una de las hijas de Harris, previa a conocer a Brosnan y adoptada por ¨¦l cuando se casaron, muri¨® de la misma enfermedad que su madre. El actor se volvi¨® a casar en 2001 con una periodista estadounidense, Keely Shaye Smith, con la que ha tenido otros dos hijos ¨Ccon Harris fue padre una vez y adopt¨® a sus dos hijas-. Juntos viven en Malib¨², en una casa que ardi¨® el a?o pasado. A Brosnan no le gustan que las entrevistas se salgan de la promoci¨®n, y no habla de estos temas. Lo m¨¢s que dice es: ¡°Todo el mundo tiene sus altibajos¡±.

As¨ª que la charla, realizada a gritos por culpa de la mala cobertura, acaba as¨ª: ¡°Me encantan las pel¨ªculas de esp¨ªas. Reconozco que siento que no tuve suficientes bonds. Si puedo seguir¨¦ espiando hasta el final de mi carrera¡±.