9 fotosQue ninguna tormenta se lleve la infanciaNo se pueden evitar los terremotos o las inundaciones, pero s¨ª reducir los riesgos. Estas son las historias de ni?os que sobrevivieron a desastres naturales y c¨®mo les afectaron 20 mar 2015 - 10:58CETWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceClera, abril 2014. Riadas en las Islas Salom¨®n. "Cuando di a luz a mi hija Clera, no pens¨¦ que solo unos d¨ªas despu¨¦s mi familia lo perder¨ªa todo¡±, dice Madeline Hiro. La alegr¨ªa de tener una ni?a perfectamente sana se convirti¨® en una lucha para salvar la vida de su hija. Solo una semana despu¨¦s de volver a casa tras el parto, Madeline trataba desesperadamente de salvar a su familia de las riadas que se llevaron su casa en Honiara, en las islas Salom¨®n. M¨¢s de 52.000 personas se vieron afectadas por el desastre. La peque?a Clera, la ¨²ltima de nueve hermanos, cumpli¨® su segunda semana de vida en un centro de evacuaci¨®n donde permaneci¨® segura y dormida, ajena al desastre que ocurr¨ªa junto a ella.V. Waradi (UNICEF)Apple Joy, Filipinas, 2013. Casi seis millones de ni?os se vieron afectados por el tif¨®n Haiyan. Apple Joy, de 10 a?os, perdi¨® su casa. No qued¨® nada, s¨®lo la taza del v¨¢ter. La cr¨ªa, sobre los escombros de lo que fue su hogar, recuerda y se?ala el lugar donde sol¨ªa jugar con sus hermanas y amigas: el patio donde su madre tend¨ªa la ropa. Apple Joy tuvo que vivir con otras 300 personas en un refugio instalado en su antiguo colegio. All¨ª fue vacunada contra el sarampi¨®n y la polio, y recuper¨® algo de su ni?ez en un "espacio amigo de la infancia" donde pod¨ªa jugar.Diana Valc¨¢rcel (Unicef)Indonesia. Tsunami de 2004. Siete meses despu¨¦s del tsunami de 2004, este ni?o y su madre fueron reunidos en una oficina que Unicef hab¨ªa instalado en el lugar del desastre, en la ciudad de Meulaboh. El peque?o estaba de vacaciones con su padre y tres hermanos en Banda Aceh cuando golpe¨® la gigantesca ola. Se vio separado de su familia y busc¨® refugio en un asentamiento para personas desplazadas. En abril fue registrado en un centro infantil. Su madre no supo nada de su familia hasta que fue contactada por el personal de la oficina de Unicef.Estey (Unicef)En septiembre de 2011 las inundaciones en Camboya se tragaron la escuela y la casa de Loinh Chantou, de 13 a?os (arriba a la izquierda). Su familia se enfrent¨® a cortes de agua y a la falta de comida. "La gente con botes pod¨ªa pescar, pero nosotros no. El pozo estaba sucio, ten¨ªa animales muertos. No ten¨ªamos manera de hervir el agua, as¨ª que bebimos del r¨ªo y los ni?os tuvieron diarrea, fiebre y sarpullidos¡±. Aunque el colegio estuvo cerrado varios meses, Chantou pudo seguir estudiando en casa de un profesor. "Me puse muy contenta cuando pude volver a la escuela, mi asignatura favorita son las matem¨¢ticas¡±. Adem¨¢s, ahora su centro educativo est¨¢ mejor preparado para resistir a futuros desastres naturales.Andy Brown (Unicef)En diciembre de 2014, los fuertes vientos y las lluvias aumentaron el riesgo de inundaciones en las viviendas de los suburbios cercanos al r¨ªo en Quezon, en Filipinas. Una pista cubierta en una ladera de un monte se convirti¨® en el centro de evacuaci¨®n. All¨ª fue tras la tormenta Anna Marie, que el d¨ªa anterior hab¨ªa cumplido 10 a?os. ¡°Llov¨ªa mucho y yo me sent¨ªa sola y triste por no tener tarta de cumplea?os¡±, dec¨ªa la ni?a que finalmente pudo celebrar su fiesta cuando volvi¨® a casa.Andy Brown (Unicef)Isiah Andrew, de ocho a?os, se fue de vacaciones en 2014 con su familia y, nada m¨¢s regresar, su casa fue arrasada por las riadas de las Islas Salom¨®n. ¡°Me qued¨¦ impactada al ver lo r¨¢pido que crec¨ªa el r¨ªo. No pude correr porque la casa estaba rodeada de agua. Trat¨¦ de agarrarme a un cocotero con todas mis fuerzas, pero la corriente era muy fuerte. A mi alrededor hab¨ªa trozos de metal, plantas, barro y pl¨¢sticos. Tambi¨¦n vi c¨®mo se derrumbaba la casa. Entonces decid¨ª dejarme llevar porque la construcci¨®n pod¨ªa caer sobre m¨ª. Me repet¨ªa: 'nada, nada, nada, y no pares¡±. Se dej¨® llevar por la corriente hasta que pudo agarrarse a un tronco y mantenerse flotando hasta que la rescataron. Gracias a su valent¨ªa logr¨® sobrevivir.A. Tahu (unICEF)¡°Han pasado 10 a?os, pero el recuerdo del tsunami nunca se va¡±. Lo dice con voz temblorosa Nong Bee, tailand¨¦s de 23 a?os. Cuando lleg¨® el tsunami que asol¨® las costas del sudeste asi¨¢tico estaba jugando al f¨²tbol, un deporte que le ha ayudado a lidiar con el trauma. ¡°O¨ªa a gente gritar que ven¨ªa una ola gigante. Al principio corr¨ª hacia el oc¨¦ano. Despu¨¦s, cambi¨¦ de opini¨®n y empec¨¦ a seguir a los que sub¨ªa a las colinas. Era ca¨®tico. Todos buscaban a sus seres queridos, hab¨ªa cad¨¢veres por todas partes y los adultos tapaban los ojos a los ni?os para que no los vieran¡±. Durante un a?o, vivi¨® en un refugio donde ayud¨® en un Espacio Amigo de la Infancia de Unicef a otros ni?os. Su equipo de f¨²tbol empez¨® a ser conocido como ¡°el de los supervivientes¡±. Y gracias a ¨¦l, Bee sali¨® adelante. Pero no puede olvidar. "Si pudiera cambiar el pasado, desear¨ªa que el tsunami no hubiera ocurrido nunca¡±.Jingjai N. (Unicef)Suonandaiji, de 5 a?os, iba todos los d¨ªas al Espacio Amigo de la Infancia de Unicef con su hermano peque?o, despu¨¦s de sufrir las consecuencias del terremoto de 2010 en China. Le gustaba bailar y cantar. La zona donde viv¨ªa fue una de las m¨¢s afectadas y su madre recuerda que d¨ªas despu¨¦s del se¨ªsmo, cuando quer¨ªa que los ni?os salieran de la casa, ellos se pon¨ªan nerviosos y ped¨ªan quedarse. Pero cuando empezaron a ir este servicio de apoyo a los ni?os v¨ªctimas de desastres, ¡°parec¨ªan m¨¢s valientes y extrovertidos. Me ped¨ªan que les llevara cada ma?ana¡±, asevera la progenitora.Zhao Jia (China)Durante meses, despu¨¦s del terremoto de Sichaun (China), en 2008, Luo Yiyun cog¨ªa agua para su familia. ¡°Ten¨ªa que agacharme junto al pozo. Normalmente tardaba una media hora en llenar el cubo. Pero a veces hab¨ªa poca agua y tardaba m¨¢s. Pod¨ªa ver residuos negros en el agua¡±, recuerda. El terremoto destruy¨® las casas de su pueblo, as¨ª como la red de tuber¨ªas. ¡°Hab¨ªa m¨¢s agua en el pozo por la noche, as¨ª que mis padres estaban despiertos hasta medianoche para recogerla. Yo usaba un cuenco para lavarme la cara y los pies. Solo pod¨ªa ba?arme una vez a la semana¡±.Zhoo Jia (Unicef)