Una cita con la parca
Si pudiera tener una entrevista con la muerte, no le pedir¨ªa la inmortalidad ni la vida largu¨ªsima, sino que me dejase decidir el momento de la cita inevitable. Pero, por ahora, no tengo ganas de morirme
Todos tenemos una cita con la parca, pero no sabemos cu¨¢ndo. La longevidad es en gran parte hereditaria. A ojo de buen cubero, la edad alcanzada por nuestros padres nos da una primera idea de lo que podemos esperar vivir nosotros en ausencia de accidentes, infecciones y sorpresas. Tanto mi padre como mi madre vivieron 90 a?os, as¨ª que pensaba que esa era la edad de mi cita con la parca. Pero hace unos meses se produjo una sorpresa.
Ya hab¨ªa hecho examinar mi genoma individual por la empresa 23andMe, escupiendo en un botell¨ªn enviado por ellos y devolvi¨¦ndolo a California para su an¨¢lisis. Aparte de comprobar curiosidades como mi porcentaje de genes de neandertal (un 3%), me enter¨¦ de que ten¨ªa una predisposici¨®n gen¨¦tica tres veces superior a la habitual a padecer trombosis de vena profunda, debida a la presencia de una variante (mutaci¨®n G20210A) del gen de la protrombina que incrementa la probabilidad de la formaci¨®n de trombos. Y, en efecto, este verano tuve una trombosis en la pierna izquierda, alguno de cuyos trombos dio lugar a una peligrosa embolia pulmonar. Esta embolia puede afectar a una arteria pulmonar y causar la muerte, que, en mi caso, de haberse producido, habr¨ªa sido una muerte anunciada. La sorpresa may¨²scula vino de un riesgo no previsto en los genes. Me ingresaron en el servicio de urgencias del hospital del Sagrado Coraz¨®n de Barcelona, donde me hicieron todo tipo de pruebas diagn¨®sticas que, aparte de confirmar la embolia, detectaron lo que result¨® ser un inesperado tumor en el pulm¨®n izquierdo. Nunca he fumado, por lo que no se me hab¨ªa ocurrido pensar en un posible c¨¢ncer de pulm¨®n, el que m¨¢s gente mata.
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El tumor y el l¨®bulo inferior izquierdo que lo conten¨ªa me fueron limpiamente extirpados por el cirujano Laureano Molins y su equipo. Una vez analizado, result¨® ser un tumor muy raro, un mesotelioma bif¨¢sico, un tipo de c¨¢ncer producido por la exposici¨®n al amianto. El contacto con amianto facilita la inhalaci¨®n de fibras minerales de asbesto, que acaban en la pleura, donde permanecen muy largo tiempo en estado de latencia, hasta que provocan algunas mutaciones en las c¨¦lulas de la pleura que dan lugar al mesotelioma, palabra que significa c¨¢ncer del mesotelio. La pleura es un tipo especial de mesotelio que recubre los pulmones.
?Cu¨¢ndo estuve yo en contacto con amianto? Hace seis d¨¦cadas, durante dos veranos que pas¨¦ en Bego?a, barrio bilba¨ªno entonces arbolado y lleno de casitas y algunas peque?as f¨¢bricas; nada que ver con la Bego?a actual. En concreto, junto a nuestra casa hab¨ªa una modesta f¨¢brica de amianto, que produc¨ªa material aislante e ign¨ªfugo. Por sus puertas siempre abiertas entr¨¢bamos los chavales de vez en cuando a jugar. El amianto no se prohibi¨® en Espa?a hasta 2002. Adem¨¢s, pas¨¦ el curso 1992-1993 en el Departamento de Ling¨¹¨ªstica y Filosof¨ªa del MIT (junto a Boston), ubicado en un destartalado barrac¨®n cuyas paredes estaban rellenas de amianto. El resto del MIT contaba con edificios modernos y bien construidos y la direcci¨®n quer¨ªa echar abajo el decr¨¦pito edificio, pero Noam Chomsky se opon¨ªa, ya que apreciaba la est¨¦tica pobre y casi guerrillera del cochambroso barrac¨®n. De todos modos, m¨¢s adelante fue derribado con todo cuidado (por el amianto) y ahora ha sido sustituido por un edificio s¨®lido y vanguardista.
No deseo vivir el mayor tiempo posible, por grande? que sea el deterioro f¨ªsico o la incapacidad mental
La relaci¨®n entre el asbesto o amianto y el mesotelioma no se descubrir¨ªa hasta los a?os sesenta. La esperanza media de vida de los pacientes detectados con mesotelioma bif¨¢sico es de solo seis meses. En mi caso, la resecci¨®n del tumor fue exitosa y tras la operaci¨®n no se detectaron met¨¢stasis ni ganglios linf¨¢ticos afectados. De todos modos, el onc¨®logo insisti¨® en someterme, por si acaso, a una quimioterapia de tres meses que acabo de completar. Las ¨²ltimas pruebas apuntan a que estoy curado. Por tanto, parece que la parca, que me hab¨ªa hecho se?as, de momento ha pasado de largo. La cita ha quedado aplazada.
Algo del tiempo que he perdido para otras actividades lo he empleado en pensar sobre la vida y la muerte. La cercan¨ªa de la parca cambia nuestra perspectiva. Muchos asuntos pierden gran parte de su presunta importancia y urgencia, mientras que otros requieren nuestra atenci¨®n. En ning¨²n momento he sentido miedo a la muerte. Lo que me ha preocupado es que la enfermedad estropease mi calidad de vida o la de mis seres queridos. Tem¨ªa que la trombosis da?ara mi capacidad locomotora, pero la vena afectada ha recuperado su flujo sangu¨ªneo normal. Tem¨ªa que el cirujano decidiese extirparme todo el pulm¨®n izquierdo, y se lo dije, pero afortunadamente bast¨® con reseccionar el l¨®bulo inferior. As¨ª, he conservado cuatro de los cinco l¨®bulos, es decir, unos cuatro de los cinco litros de capacidad pulmonar total anterior, m¨¢s de lo que uso en la respiraci¨®n normal, ya que no practico deportes de competici¨®n. Tem¨ªa que la quimioterapia me produjese dolores y v¨®mitos, pero eso no ha ocurrido. As¨ª que estoy agradecido por el buen cuidado y tratamiento que he recibido y contento por haber sorteado los riesgos que me amenazaban.
La vida es formidable
Podr¨ªa haberme muerto ya. Y en alg¨²n momento me morir¨¦. Espero no morirme demasiado pronto, pues todav¨ªa tengo proyectos que realizar; pero tambi¨¦n espero no morirme demasiado tarde, despu¨¦s de una etapa de sufrimiento in¨²til. Por ahora, no tengo ganas de morirme. Pero tampoco tengo la intenci¨®n insensata de vivir el mayor tiempo posible, por grande que sea el deterioro f¨ªsico o la incapacidad intelectual. En la pel¨ªcula de Ingmar Bergman El s¨¦ptimo sello, Max von Sydow juega al ajedrez con la muerte. Si yo pudiera tener una entrevista con la parca, no le pedir¨ªa la inmortalidad ni la vida largu¨ªsima, sino que me dejase a m¨ª decidir el momento de la cita inevitable, comprometi¨¦ndome a no abusar de este derecho, sino a invocarlo solo en el momento oportuno. La muerte que yo preferir¨ªa ser¨ªa el suicidio sereno y asistido. En Francia se tramita ahora la ley para permitir algo tan elemental como que los enfermos terminales puedan elegir ser dormidos hasta la muerte. Esta propuesta ha provocado la oposici¨®n crispada de grupos de presi¨®n fundamentalistas cristianos, jud¨ªos y musulmanes, anclados en un mundo conceptual de tab¨²es y supersticiones.
Todos los seres vivos somos configuraciones ef¨ªmeras de las part¨ªculas de que estamos hechos, pompas de jab¨®n, fogonazos fugaces, olas en el oc¨¦ano inmenso de la realidad. Biol¨®gicamente, y como ya sab¨ªa Arist¨®teles, la ¨²nica posibilidad de sobrevivir a la muerte, aunque muy provisionalmente, es la reproducci¨®n. Nuestros genes siguen su camino en nuestros descendientes (los m¨ªos, en mis siete nietos), pero ese es su camino, no el nuestro, e incluso este linaje tiene los d¨ªas contados. Subjetivamente, la vida es formidable y maravillosa en la medida en que tenga componentes formidables y maravillosos. Cuando ya no los tiene en absoluto, sino todo lo contrario, la vida puede convertirse en una farsa sin sentido cuya ¨²nica soluci¨®n es la muerte. La muerte del organismo es valorativamente neutral; no tiene nada de bueno ni de malo. Y es lo m¨¢s natural del mundo.
Jes¨²s Moster¨ªn es fil¨®sofo
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