La batalla por Rusia
Decenas de miles de rusos reaccionan contra Putin por el asesinato de Nemtsov
Cuando me lleg¨® la noticia del asesinato del pol¨ªtico ruso Bor¨ªs Nemtsov en Mosc¨², record¨¦ una conversaci¨®n que tuve en cierta ocasi¨®n con un dignatario sovi¨¦tico antes de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn.
Est¨¢bamos paseando por el parque de Versalles, hablando en general sobre el siglo XX y sus tragedias, cuando mi hu¨¦sped sovi¨¦tico dijo de repente algo que se me qued¨® grabado para siempre. ¡°Los rusos han sufrido m¨¢s en este siglo que ning¨²n otro pueblo. Durante la primera y la segunda guerras mundiales, ning¨²n otro pa¨ªs padeci¨® tantas muertes como nosotros, pero fue el poder sovi¨¦tico, mediante una combinaci¨®n de purgas y hambrunas forzadas, el que mat¨® a m¨¢s de sus hijos que todos los enemigos de Rusia juntos¡±.
La tragedia de Rusia estriba en que representa una amenaza tan grande para s¨ª misma como para sus vecinos. Cuando Europa se enfrenta al presidente de Rusia, Vlad¨ªmir Putin, en relaci¨®n con el conflicto en Ucrania, dentro de la propia Rusia se est¨¢ produciendo una batalla mayor y en ¨²ltima instancia m¨¢s importante, en la que la rica cultura del pa¨ªs se enfrenta con la cruel mendacidad de su pol¨ªtica.
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Dada la naturaleza del r¨¦gimen de Putin, es probable que nunca sepamos la verdad sobre el asesinato de Nemtsov; pero resulta imposible analizar ese caso criminal sin pensar en que de alg¨²n modo, directa o indirectamente, la senda hasta el asesinato parti¨® cerca de la puerta del Kremlin.
Vlad¨ªmir Putin ha utilizado con pericia un aluvi¨®n de propaganda interminable y muy profesional para ampliar el abismo existente entre las creencias de la mayor¨ªa de los rusos y las de la mayor¨ªa de los occidentales. De hecho, la propaganda oficial ¡ªaprovechando vetas profundas de nacionalismo¡ª es la clave que permite al Kremlin fomentar un clima de patrioterismo e intolerancia.
Se puede ver el poder de la propaganda de Putin en la forma como resuena allende las fronteras de Rusia. Durante la ¨¦poca sovi¨¦tica, era f¨¢cil entender c¨®mo pod¨ªa seducir el ideal comunista a los esp¨ªritus generosos, aun cuando su promesa de una sociedad justa y libre resultara ser en ¨²ltima instancia una mentira. Lo que resulta m¨¢s dif¨ªcil de explicar ¡ªaparte de los intereses financieros y comerciales de algunos¡ª es por qu¨¦ hay tantos en la Europa occidental que demuestran semejante afinidad con Rusia actualmente.
Para algunos, puede ser el atractivo del antiamericanismo, mezclado con la defensa de valores conservadores y el rechazo de la ¡°decadencia¡± liberal (como lo prueba la aceptaci¨®n social cada vez mayor del matrimonio entre personas del mismo sexo). Otros pueden estar buscando un aliado frente a una amenaza mayor. As¨ª como algunos en Occidente propugnaron la cooperaci¨®n con la Alemania nazi contra lo que consideraban la amenaza sovi¨¦tica, que consideraban mucho m¨¢s peligrosa, as¨ª tambi¨¦n algunos apoyan actualmente a Putin como socio contra el peligro del islam fundamentalista.
De momento, en la lucha por el alma rusa, la pol¨ªtica venal de Putin parece predominar, pero hay se?ales inequ¨ªvocas de luz en la oscuridad.
A los aliados occidentales de Rusia no necesariamente les gusta su r¨¦gimen ¡ªdel mismo modo que muchos de los que apoyaron a Alemania aborrec¨ªan a los nazis¡ª, pero no parece haber otra opci¨®n. Seg¨²n esa concepci¨®n, en las ¨¦pocas duras no se pueden elegir los aliados propios. Se puede ver el resultado en la alianza totalmente l¨®gica entre los partidos populistas de Europa ¡ªpara muchos de los cuales la amenaza mayor parece ser la Uni¨®n Europea¡ª y el cutre imperialismo de Putin.
De momento, en la lucha por el alma rusa, su pol¨ªtica venal parece predominar, pero, aunque el pa¨ªs sigue enfangado en la violencia y el miedo, hay se?ales inequ¨ªvocas de luz en la oscuridad.
Inmediatamente despu¨¦s de la ca¨ªda de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, tuve la suerte de conocer a j¨®venes rusos idealistas como Nemtsov. Cre¨ªan en la democracia y el Estado de derecho y no consideraban incompatibles esos valores con la historia y la cultura rusas. Con su entusiasmo y audacia, me recordaron a los generales j¨®venes de la Revoluci¨®n Francesa, pero las batallas en que estaban luchando aquellos j¨®venes rusos pertenec¨ªan a la esfera de las ideas y su lucha era por la libertad, no por el territorio.
Aquellos j¨®venes idealistas pueden haber perdido muchas batallas, pero la guerra dista de haber concluido. Sus estandartes se elevaron de nuevo, poco despu¨¦s del asesinato de Nemtsov, cuando decenas de miles de rusos salieron a las calles a protestar. El bosque de banderas rusas constituy¨® un s¨ªmbolo potente, una promesa de que otra Rusia era posible... y puede serlo todav¨ªa.
Dominique Moisi es profesor en el Institut d¡¯¨¦tudes Politiques de Paris (Sciences Po), es asesor superior en el Instituto Franc¨¦s de Asuntos Internacionales (IFRI) y profesor visitante en el King¡¯s College de Londres.
? Project Syndicate, 2015.
Traducido del ingl¨¦s por Carlos Manzano.
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