Derecho de asilo
Ser joven y participar en una protesta pac¨ªfica para reclamar el respeto a los derechos de un pueblo sometido a ocupaci¨®n seg¨²n el derecho internacional, y un posterior juicio militar plagado de irregularidades no son motivos suficientes para conceder el derecho de asilo y refugio en Espa?a. Este es el caso de Hassana Aalia, un joven saharaui de 27 a?os, cuya vida corre grave peligro si es extraditado. El Gobierno espa?ol le ha denegado recientemente el estatus de refugiado. Una proposici¨®n no de ley en el Congreso, la petici¨®n de m¨¢s de 150 colectivos (asociaciones, Ayuntamientos, etc¨¦tera) y de medio centenar de eurodiputados no han hecho variar hasta el momento la postura del Gobierno. Reconocer que Hassana Aalia fue torturado y condenado a cadena perpetua en un proceso sin garant¨ªas penales ser¨ªa un obst¨¢culo para los intereses de Espa?a con el r¨¦gimen alau¨ª. Ser¨ªa, sobre todo, reconocer que Marruecos no respeta los derechos humanos. Para el Gobierno esto tiene m¨¢s valor que la vida de un joven de 27 a?os. El derecho de asilo es papel mojado cuando puede molestar a nuestro vecino. El principio de no devoluci¨®n, incluido en el art¨ªculo 33 de la Convenci¨®n sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 (y otras Declaraciones o Convenciones firmadas por Espa?a), proh¨ªbe situar al refugiado, ya sea por expulsi¨®n o devoluci¨®n, en las fronteras de territorios donde su vida o libertad corren peligro. Si no se aprueba su solicitud de asilo, la libertad y la vida de Hassana penden de un hilo.¡ª Ferr¨¢n G¨®mez Rodr¨ªguez.?
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