Todos con T¨²nez
Europa debe involucrarse con decisi¨®n en la defensa del sistema democr¨¢tico
Cuando el terrorismo golpea, la mejor respuesta es la unidad. A ese objetivo responde la presencia de los m¨¢ximos dirigentes pol¨ªticos de diversos pa¨ªses en la gran manifestaci¨®n de rechazo al terrorismo islamista celebrada en T¨²nez en respuesta al atentado del Museo del Bardo que el pasado 18 de marzo se cobr¨® 22 v¨ªctimas mortales, entre ellas un matrimonio de jubilados de Barcelona.
Entre los dirigentes que expresaron en la capital tunecina el respaldo internacional al combate contra la lacra del terrorismo islamista se encontraban presidentes y primeros ministros como el franc¨¦s Fran?ois Hollande y el italiano Mateo Renzi, adem¨¢s de la alta representante para la Pol¨ªtica Exterior de la UE, Federica Mogherini. Por parte de Espa?a acudi¨® el ministro de Asuntos Exteriores, Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa Margallo; la ocasi¨®n quiz¨¢ hubiera requerido la asistencia del presidente del Gobierno.
Del mismo modo que la mejor respuesta a la masacre del semanario franc¨¦s Charlie Hebdo fue la exhibici¨®n de unidad mostrada en Par¨ªs en enero, la tarea ahora es volcarse en apoyo del ¨²nico pa¨ªs que ha sabido llevar adelante las promesas democratizadoras de la primavera ¨¢rabe. Precisamente porque su transici¨®n a la democracia estaba siendo mod¨¦lica y avanzaba, pese a las dificultades inherentes a la inestabilidad que domina la regi¨®n, T¨²nez es un objetivo central del terrorismo islamista. Ya lo fue hace 13 a?os, al sufrir un atentado, el de Yerba, tan mort¨ªfero como el del Museo del Bardo. Los ataques sufridos por T¨²nez son se?al inequ¨ªvoca de que lo que consideran como su verdadero enemigo, por encima de toda ret¨®rica, no es Occidente o el cristianismo, sino la democracia. Este sistema, perfectible y sometido a permanente revisi¨®n, es lo que combaten quienes pretenden instaurar en toda la regi¨®n su ideal de r¨¦gimen teocr¨¢tico basado en el terror. Precisamente para no deslizarse por esa pendiente, T¨²nez merece ahora recibir toda la ayuda que precise.
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El pa¨ªs tiene energ¨ªa interna suficiente para llevar a buen puerto el proceso iniciado. Cuenta a su favor con una tradici¨®n cultural que, mucho antes de que estallara la primavera ¨¢rabe, hizo de la sociedad tunecina un oasis relativo de modernidad y apertura, en el que los derechos de las mujeres estaban mejor reconocidos que en los pa¨ªses del entorno, pese a los rasgos de un sistema que no era democr¨¢tico.
Ahora, el r¨¦gimen surgido de la rebeli¨®n democr¨¢tica supone una oportunidad ¨²nica para que pueda convertirse en un referente para toda la regi¨®n. Pero tambi¨¦n el resto de pa¨ªses ¨¢rabes deben involucrarse, por encima de las diferencias que les separan, en el combate contra el terrorismo islamista: los avances del Estado Isl¨¢mico y las fuerzas que le acompa?an amenazan gravemente su seguridad y la relativa prosperidad que muchos de ellos han alcanzado.
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