Para acabar con la violencia de g¨¦nero
El Gobierno debe activar medidas urgentes que rectifiquen lo que no funciona bien
Hace 18 a?os, el asesinato de Ana Orantes, quemada viva por quien hab¨ªa sido su marido, estremeci¨® a todo el pa¨ªs. A pesar de que era la tercera mujer que mor¨ªa de ese modo tan cruel, su tragedia sac¨® por fin del silencio la violencia de g¨¦nero, coloc¨® el foco en el sufrimiento de las v¨ªctimas y sacudi¨® la conciencia ciudadana. El trabajo sostenido desde aquellos a?os, llev¨® a Espa?a a la vanguardia de la lucha contra esta violencia. Dieciocho a?os despu¨¦s vuelven a encenderse todas las alarmas.
El lunes, el Gobierno presentaba los resultados de la macroencuesta de 2015, un estudio que se realiza cada cuatro a?os. Su conclusi¨®n es rotunda: la violencia de g¨¦nero aumenta en Espa?a. Una realidad que tambi¨¦n refrenda el Consejo General del Poder Judicial. As¨ª, la semana pasada el ¨®rgano de gobierno judicial rend¨ªa cuentas sobre el a?o 2014 y el balance no puede ser m¨¢s preocupante: las mujeres denuncian menos que en el 2011, al tiempo que la concesi¨®n de ¨®rdenes de protecci¨®n desciende en estos ¨²ltimos tres ¨²ltimos a?os. Disminuye el n¨²mero de mujeres que consiguen la protecci¨®n que solicitan en los juzgados o la que garantiza la polic¨ªa.
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A¨²n m¨¢s, el ¨²ltimo estudio sobre violencia y juventud confirma que los comportamientos violentos se transmiten de generaci¨®n en generaci¨®n. El pasado lunes, mientras el Gobierno exhib¨ªa una extra?a complacencia con las cifras de la macroencuesta, comenz¨® un recuento sangriento. Una, dos, tres... hasta siete vidas humanas segadas en veinticuatro horas a causa de la violencia machista: en M¨¢laga y L¨¦rida, en Gibraltar, otra mujer y dos ni?os ¡ªde cuatro a?os y seis semanas¡ª, y otras dos mujeres cuya muerte est¨¢ siendo investigada. A todas ellas es necesario sumar dos intentos frustrados en Tenerife y Galicia, en los que, afortunadamente, consiguieron salvar sus vidas.
Una tragedia que no es un suceso, ni un fen¨®meno natural e inevitable, ni una desgracia que surge por sorpresa. Todas eran muertes predecibles, anunciadas, asesinatos antecedidos de desprecios, humillaciones, silencios, sufrimiento, malos tratos. Vidas truncadas tiempo atr¨¢s a las que no se dio protecci¨®n, a las que nadie ofreci¨® las respuestas, la ayuda y el apoyo que necesitaban y merec¨ªan.
Esta barbarie no se combate con indolencia ni complacencia, exige acci¨®n. Demasiadas mujeres est¨¢n enfrentando solas la violencia que se ejerce sobre ellas. La mayor¨ªa no interponen denuncia y, de las que lo hacen, un 20,9% la retiran. Todas estas certezas, exigen que el Gobierno active medidas urgentes que rectifiquen lo que se ha hecho mal, devolviendo a los ayuntamientos, la administraci¨®n m¨¢s pr¨®xima y la m¨¢s eficaz en la protecci¨®n frente a la violencia, las competencias arrebatadas sobre igualdad, prevenci¨®n y reparaci¨®n. No es a trav¨¦s de una reforma local, que supone la desaparici¨®n de la primera v¨ªa de socorro de la v¨ªctima, como se combate este fen¨®meno.
El Gobierno debe reponer los fondos recortados a la lucha contra la violencia en esta legislatura, e incluir la prevenci¨®n en todos los ciclos educativos, con programas de prevenci¨®n e intervenci¨®n eficaces, previa formaci¨®n de los profesionales que trabajan con j¨®venes. El Gobierno debe actuar en este campo porque si las medidas paliativas son importantes, m¨¢s lo es actuar sobre las causas y sobre los factores de riesgo para impedir que aparezca el problema. Desafiar la tolerancia a esta violencia pasa no por el recorte sino por la ampliaci¨®n de campa?as institucionales que ayuden a la toma de conciencia sobre el da?o que la violencia de g¨¦nero provoca al conjunto de la sociedad.
Tambi¨¦n deben darse instrucciones desde la fiscal¨ªa a los juzgados especializados, mejorar los instrumentos de valoraci¨®n de riesgo, especializar a quienes toman decisiones vitales para las v¨ªctimas y sus hijos e hijas, y lanzar un mensaje pol¨ªtico rotundo poniendo en alerta a todas las entidades capaces de detectar las situaciones de violencia, especialmente al sistema p¨²blico de salud, los servicios sociales y el sistema educativo.
Es imprescindible un gran acuerdo entre partidos pol¨ªticos e instituciones para acabar con esta barbarie
Necesitamos respuestas consensuadas para poner fin al silencio, para apoyar a las mujeres y a las ni?as, para reforzar la especializaci¨®n que reclama una buena aplicaci¨®n de ley. Necesitamos consensos que no pueden ser ajenos al fomento de las pol¨ªticas de igualdad, porque la seguridad y supervivencia para las v¨ªctimas de la violencia se halla estrechamente relacionada con la solidez de los logros que vayan alcanzando el conjunto de las mujeres. Finalmente, debemos articular pol¨ªticas que impliquen a los hombres para que tambi¨¦n nos movilicemos contra la violencia con la valent¨ªa y resoluci¨®n que se precisa.
Porque la violencia de g¨¦nero es uno de los grandes problemas que debe afrontar con decisi¨®n la sociedad espa?ola, los socialistas hemos tendido la mano al Gobierno y al resto de las fuerzas parlamentarias a trav¨¦s de iniciativas que de manera incomprensible, una y otra vez, han tropezado con el rechazo gubernamental. Y no es con disensos como debe combatirse esta terrible realidad. La sociedad nos demanda consensos y respuestas contundentes. Es imprescindible un gran acuerdo entre partidos pol¨ªticos, instituciones y sociedad civil que exprese el sentir del conjunto del pa¨ªs, para acabar con esta barbarie que ataca a la convivencia ciudadana.
Pedro S¨¢nchez es secretario general del PSOE.
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