Las chimpanc¨¦s cazadoras dan pistas sobre los primeros humanos
El ¨²nico grupo de primates que usa lanzas para cazar de forma habitual puede aportar claves sobre el origen de las sociedades humanas
En la calurosa sabana senegalesa se encuentra el ¨²nico grupo de chimpanc¨¦s que usa lanzas para cazar animales con los que alimentarse. Se ha visto a alg¨²n otro chimpanc¨¦ sirvi¨¦ndose de herramientas para la captura de peque?os mam¨ªferos pero estos, en la comunidad de Fongoli, cazan de forma habitual usando ramas afiladas. Este modo de conseguir alimento es un uso cultural consolidado para este grupo de chimpanc¨¦s.
Junto a esta innovaci¨®n tecnol¨®gica, en Fongoli se da tambi¨¦n una innovaci¨®n social que les distingue del resto de chimpanc¨¦s estudiados en ?frica: hay m¨¢s tolerancia, mayor paridad de sexos en la caza y los machos m¨¢s corpulentos no atropellan tan a menudo los intereses de los dem¨¢s gracias a su fuerza. Para los investigadores que vienen observando este comportamiento desde hace una d¨¦cada, estos usos adem¨¢s podr¨ªan ofrecer claves sobre la evoluci¨®n de los ancestros humanos.
Los machos m¨¢s fuertes de esta comunidad respetan las capturas de las hembras
"Son la ¨²nica poblaci¨®n no humana conocida que caza vertebrados con herramientas de forma sistem¨¢tica, por lo que forman una fuente importante para hip¨®tesis sobre el comportamiento de los primeros hom¨ªnidos basadas en la analog¨ªa", explican los investigadores en un estudio en el que plasman sus conclusiones tras diez a?os observando las cacer¨ªas de Fongoli. Este grupo, liderado por la antrop¨®loga Jill Pruetz, considera que son un buen ejemplo de lo que pudo ser el origen de los primeros primates erguidos sobre dos patas.
En la sociedad de Fongoli, las hembras protagonizan exactamente la mitad de las cacer¨ªas con lanza. Gracias a la innovaci¨®n tecnol¨®gica que supone convertir las ramas en peque?as lanzas con las que se ayudan para cazar galagos ¡ªmonos muy comunes en ese entorno¡ª, las hembras consiguen cierta independencia alimentaria. En la comunidad de Gombe, que durante tantos a?os estudi¨® Jane Goodall, los machos se apuntan en torno al 90% del total de las presas; en Fongoli, solo el 70%. Adem¨¢s, en otros grupos de chimpanc¨¦s los machos m¨¢s fuertes roban una de cada cuatro presas cazadas por hembras (sin herramientas); en Fongoli, apenas el 5%.
"En Fongoli, cuando una hembra o un macho de bajo rango captura una presa, se les permite qued¨¢rsela y com¨¦rsela. En otros sitios, el macho alfa u otro macho dominante suele tomar la presa. As¨ª que las hembras obtienen poco beneficio de la caza, si otro chimpanc¨¦ les va a quitar su presa", asegura Pruetz. Es decir, el respeto de los machos de Fongoli por las presas obtenidas por sus compa?eras servir¨ªa de incentivo para que estas se decidan a ir de caza m¨¢s a menudo que las de otras comunidades. Durante estos a?os de observaci¨®n, han cazado con herramientas pr¨¢cticamente todos los chimpanc¨¦s del grupo, que ronda los 30 individuos.
El clima seco provoca que los monos m¨¢s accesibles en Fongoli sean los peque?os galagos y no los colobos rojos ¡ªlos preferidos de los chimpanc¨¦s en otros lugares de ?frica¡ª que son m¨¢s grandes y dif¨ªciles de capturar por otros que no sean los machos m¨¢s r¨¢pidos y corpulentos. Casi todos los episodios de caza con lanzas observados (tres centenares) se producen en la meses h¨²medos, en los que escasean otras fuentes de alimento.
La sabana senegalesa, con pocos ¨¢rboles, es un ecosistema que guarda un importante parecido con el escenario en el que evolucionaron los ancestros humanos. Al contrario que en otras comunidades africanas, los chimpanc¨¦s de Fongoli pasan la mayor parte de su tiempo en el suelo y no entre las ramas. La excepcional forma de caza de Fongoli lleva a los investigadores a sugerir en su estudio que los primeros hom¨ªnidos probablemente intensificaron el uso de herramientas tecnol¨®gicas para superar las presiones ambientales y que incluso "eran lo suficientemente sofisticados como para perfeccionar herramientas de caza".
"Sabemos que el entorno tiene un impacto importante en el comportamiento de los chimpanc¨¦s", explica el primat¨®logo Josep Call, del Instituto Max Planck. "La distribuci¨®n de los ¨¢rboles determina el tipo de caza: donde la vegetaci¨®n es m¨¢s frondosa la caza es m¨¢s cooperativa frente a otros entornos en los que es m¨¢s f¨¢cil seguir a la presa y son m¨¢s individualistas", se?ala Call.
No obstante, Call pone en duda que estas pr¨¢cticas de Fongoli se puedan considerar caza con lanzas propiamente dicha, ya que le recuerdan m¨¢s a la obtenci¨®n de hormigas y termitas usando palitos, algo m¨¢s com¨²n entre los primates. "La definici¨®n de caza que realizan los investigadores en su estudio no se distingue mucho de lo que hacen metiendo una ramita en un orificio para conseguir insectos para com¨¦rselos", asegura Call. Los chimpanc¨¦s de Fongoli pinchan con los palos a los galagos cuando se esconden en cavidades de los ¨¢rboles para forzarles a salir y, una vez fuera, les arrancan la cabeza de un mordisco. "Est¨¢ entre una cosa y la otra", defiende.
Estos antrop¨®logos creen que el hallazgo permite pensar que los primeros hom¨ªnidos erguidos tambi¨¦n usaban lanzas
Pruetz responde a este tipo de cr¨ªticas diciendo que se trata de una estrategia para evitar que el mono les muerda o escape, una situaci¨®n muy distinta a la de colocar una rama en un orificio para pescar bichos. Si es lo mismo, plantean Pruetz y sus colegas, la pregunta es "por qu¨¦ los chimpanc¨¦s de otros grupos no cazan m¨¢s".
M¨¢s all¨¢ del caso particular, ni siquiera est¨¢ cerrado el debate sobre si debe tomarse a los chimpanc¨¦s como modelo de lo que fueron los ancestros humanos. "Hemos de tener en cuenta que el bonobo no hace nada de esto y es tan cercano a nosotros como los chimpanc¨¦s", defiende Call. "Cogemos el chimpanc¨¦ porque nos viene bien para se?alar determinadas influencias comunes. Hay que tener mucho cuidado y no investigar la especie que nos interese dependiendo de lo que queramos encontrar", propone.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.