?Y por qu¨¦ no UPyD?
El partido puede ya exhibir una nutrida hoja de servicios en las instituciones
Hace unos d¨ªas me encontr¨¦ por la calle en Donosti con una amiga de anta?o, votante de UPyD desde el primer d¨ªa. ¡°Bueno, de modo que ahora hay que votar a Ciudadanos, ?no?¡±, me coment¨® muy animada. Le dije que no cre¨ªa que hubiese ninguna ordenanza municipal al respecto. Se qued¨® un poco confusa: ¡°Pero, yo cre¨ªa¡ como dicen que UPyD ya no¡ entonces, Ciudadanos¡¡±. Lament¨¦ desenga?arla, pero comprend¨ª su despiste. En UPyD nunca ha habido suerte con los medios de comunicaci¨®n. Cuando apareci¨® el partido, en una ¨¦poca pionera en que lo bien visto era el bipartidismo, nadie le hac¨ªa caso salvo para alguna broma o comentario pintoresco. Sus resultados siempre fueron sorpresa y digamos que no muy bien recibida: cuando consiguieron entrar en el Parlamento espa?ol, cuando entraron en el europeo, cuando se consigui¨® grupo propio en las Cortes, etc¡ Poco a poco no hubo m¨¢s remedio que tener en cuenta a esos intempestivos, aunque siempre con algo de renuencia (que en esta era de corrupci¨®n casi generalizada en los dem¨¢s partidos fuesen los ¨²nicos que no ten¨ªan procesados ni siquiera imputados en sus filas no ha solido ser suficientemente destacado por ning¨²n medio).
Otros art¨ªculos del autor
Ahora por fin han conquistado la primera plana de Billy Wilder, pero por razones adversas aunque escandalosamente trompeteadas. Su intransigencia para pactar con Ciudadanos, el autoritarismo de Rosa D¨ªez, el abandono de sus miembros destacados o an¨®nimos, los que cambian de partido, las expulsiones de los disidentes m¨¢s ruidosos¡ Ya se habla de UPyD, pero con informaciones que siempre comienzan por confirmar su ¡°desmoronamiento¡±, que ¡°sigue su derrumbe¡±, que se acerca su desaparici¨®n. Los malos resultados de Andaluc¨ªa han sido a la vez consecuencia y confirmaci¨®n de esta campa?a. Sin duda la direcci¨®n de UPyD no ha gestionado bien su crisis en muchos momentos, pero cabe preguntarse si es el primer o el ¨²nico partido en que se dan tales discrepancias, si la coalici¨®n con Ciudadanos era una opci¨®n razonable o una obligaci¨®n inexcusable, si no hay pol¨ªticos en activo m¨¢s autoritarios que Rosa D¨ªez, si el transfuguismo o el abandono estrepitoso de los descontentos son una exclusiva patentada por esa formaci¨®n, si los malos resultados en unas elecciones auton¨®micas son un bald¨®n ya por siempre insuperable. Sobre todo, cabe preguntarse si todo eso debe anular cuanto el partido ha hecho en ocho a?os, su actividad parlamentaria y municipal, su ideario tan distinto en su d¨ªa al de los otros y tan imitado luego, las propuestas de ley en las que se adelantaron a lo que hoy es casi lugar com¨²n: la Ley de Segunda Oportunidad en 2012 (cuando los desahucios no eran tema del d¨ªa), la ley de contrato ¨²nico¡ De modo que tuve que explicarle a mi amiga las razones por las que UPyD, aunque no est¨¦ de moda y no comparta el glamour medi¨¢tico que propulsa a otros, me sigue pareciendo una opci¨®n pol¨ªtica tan preferible como siempre lo fue.
Se ha mantenido fiel al programa con que salt¨® a la palestra pol¨ªtica
En un art¨ªculo reciente, Ignacio Urquizu se?alaba que mientras el PP y el PSOE son partidos pol¨ªticos, con todo lo que ello implica de malo y de bueno, Ciudadanos y Podemos son por el momento solamente estados de ¨¢nimo, leg¨ªtimos pero a¨²n necesitados de someterse a la prueba institucional. Sin embargo hay un partido que naci¨® hace m¨¢s de siete a?os como un estado de ¨¢nimo de bastantes (y no como un capricho personal de Rosa D¨ªez, como parecen creer algunos) y ha tenido tiempo de consolidarse como una opci¨®n pol¨ªtica que puede ya exhibir una nutrida hoja de servicios en las instituciones. Porque lo que distingue a UPyD de los otros ¡°estados de ¨¢nimo¡± que se presentan a los electores es que ese partido ya ha hecho lo que los dem¨¢s dicen que har¨¢n y ya ha evitado lo que los otros prometen evitar. Las iniciativas parlamentarias y municipales de UPyD han luchado por la regeneraci¨®n del Estado, por la transparencia de los pol¨ªticos (en Espa?a y en la Uni¨®n Europea, donde los emolumentos de los parlamentarios son m¨¢s jugosos y m¨¢s incontrolados), por recortar los gastos duplicados de la Administraci¨®n en vez de recortar servicios p¨²blicos, por defender la igualdad efectiva de todos los ciudadanos suprimiendo las ventajas fiscales de algunas autonom¨ªas, con las que ninguno se hab¨ªa atrevido. El partido es pobre pero no porque nadie se haya llevado el dinero a un para¨ªso fiscal (es el ¨²nico que no tiene imputados por corrupci¨®n ni pruebas de financiaci¨®n ilegal) sino porque ha gastado m¨¢s que ninguno en denuncias contra los corruptos y malversadores, gracias a lo cual se han iniciado procesos como el de Rato y compa?¨ªa. No dudo de los reci¨¦n llegados tambi¨¦n intentar¨¢n cumplir sus promesas regeneradoras y mantenerse limpios, pero es algo que est¨¢ por demostrar, frente a quienes ya lo han probado.
Sobre todo, UPyD se ha mantenido razonablemente fiel a los principios del exigente programa con que salt¨® a la palestra pol¨ªtica. Ha defendido una ciudadan¨ªa igual para todos vinculada a la Constituci¨®n y no a la pertenencia territorial, ha reclamado que Sanidad y Educaci¨®n sean competencias estatales y ha sostenido la necesidad pol¨ªtica de la lengua com¨²n y los derechos de quienes quieren utilizarla, sin menoscabo del reconocimiento local de las otras lenguas oficiales. Este ¡°centralismo¡± escandaloso le ha convertido en la bestia negra de los partidarios de multiplicar los reinos de taifas para conseguir el apoyo de quienes se sienten antes ¡°nativos¡± que ciudadanos. Y no s¨®lo hablo de los nacionalistas reconocidos, sino del nacionalismo mim¨¦tico de los no nacionalistas: v¨¦ase la reciente campa?a electoral de Susana D¨ªaz, el video rapero del se?or Monago en Extremadura, la sonrojante Ley de Reconocimiento, Promoci¨®n y Protecci¨®n de las Se?as de Identidad del Pueblo Valenciano (?el blindaje de la paella!), y tantos otros casos. Tal parece que en Espa?a no hay m¨¢s remedio que elegir entre los nacionalistas separatistas y los nacionalistas ¡°asociativos¡±... aunque poniendo condiciones.
Sus iniciativas parlamentarias y municipales han luchado por la regeneraci¨®n del Estado
?Flexibilidad para fraguar alianzas con otros partidos? UPyD no ha vacilado nunca en votar las medidas que le parec¨ªan razonables incluso con los grupos m¨¢s diferentes a su ideolog¨ªa. ?ltimamente, un acuerdo en el Parlamento Vasco con las fuerzas de izquierda, frente al Gobierno y al PNV, que permitir¨¢ tener una Ley de Vivienda progresista, con medidas efectivas para evitar desahucios y que exija que la vivienda p¨²blica sea exclusivamente en alquiler. De modo que sin duda habr¨¢ ma?ana buenas ocasiones de apoyar y ser apoyados oportunamente por Ciudadanos, un partido af¨ªn de cuyo auge me congratulo aunque su definici¨®n actual permite mejor que nunca ver sus diferencias sustanciales con UPyD en el tema del IVA, de las preferentes, de la asistencia sanitaria a inmigrantes sin papeles, de educaci¨®n, de triling¨¹ismo, por no mencionar el AVE (personalmente, jam¨¢s votar¨¦ a un partido que lo cuestione). Desde luego, en el congreso de junio es indispensable que UPyD se d¨¦ un buen lavado de cara, sin prescindir de nadie pero tratando de renovar la primera fila y de recuperar a algunos de los que se sintieron maltratados por falta de tacto (hay responsables en UPyD a los que mientras estuvieran en activo se les deb¨ªa prohibir el uso de twitter como a los conductores el alcohol). M¨¢s vocaci¨®n de escuchar y menos obsesi¨®n por controlar. Por lo dem¨¢s, acab¨¦ dici¨¦ndole a mi amiga donostiarra, UPyD sigue como siempre en la brecha, independiente de poderes econ¨®micos y de grupos de inter¨¦s medi¨¢ticos, y t¨² debes seguir tambi¨¦n con ellos. Creo que la convenc¨ª.
Fernando Savater es escritor.
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