El PP y el centro
La falta de conexi¨®n entre la clase pol¨ªtica y los ciudadanos hace que surjan nuevos partidos
El haber visto c¨®mo el PP utilizaba la victoria de David Cameron como una especie de triunfo propio me ha sorprendido.
Me imagino que tal sorpresa se debe a que la espectacular derrota electoral del Partido Liberal, tras una campa?a en la que me he volcado personalmente, es a¨²n muy reciente. Pero tambi¨¦n a que, aunque por lazos familiares estuve en un tiempo cercana al PP, no logro comprender a la actual jerarqu¨ªa del partido.
La vicepresidenta del Gobierno ha dado a entender que el fallo de los pollsters del Reino Unido podr¨ªa servir de explicaci¨®n a las encuestas que vaticinan la derrota del PP. Y tambi¨¦n parece haber querido decir que es posible para el PP ganar las elecciones esgrimiendo el argumento del miedo, como ha hecho Cameron: el miedo a que la econom¨ªa se desestabilice si los espa?oles eligen a cualquier otro partido.
Como persona que cree en los valores pol¨ªticos liberales (en premiar el esfuerzo individual pero sin abandonar la compasi¨®n, en decirle a los ciudadanos la verdad aunque eso redunde en perjuicio propio, en el internacionalismo, en el optimismo pol¨ªtico¡) me desespera ver que a la lacra del populismo, que se ha extendido como una plaga en el mundo occidental, se le hace frente por parte de los partidos tradicionales con la pol¨ªtica del miedo. Lo que vencer¨¢ al populismo de Podemos, de UKIP, de Syriza y partidos similares no es el miedo, es el sentido com¨²n.
Nick Clegg nunca dejar¨ªa una comunidad sin gobierno por buscar el beneficio electoralista propio o del partido
Es justo reconocer la labor del PP en la recuperaci¨®n de la econom¨ªa espa?ola. Los logros de Luis de Guindos hablan por s¨ª mismos. Pero por mucho que a los partidos pol¨ªticos les guste exagerar sus m¨¦ritos, no conozco ning¨²n otro partido que considere que una econom¨ªa con un paro general por encima del 20% y un paro juvenil por encima del 50% pueda ser un argumento definitivo para lograr una victoria en una campa?a electoral.
Pero incluso aunque la econom¨ªa espa?ola estuviese al nivel de la brit¨¢nica (a la que tambi¨¦n le queda mucho por recuperar, pero menos) lo que se le olvida al PP es que Cameron ha presidido un Gobierno de coalici¨®n en el que no ha habido corrupci¨®n. En un pa¨ªs en el que, gracias en gran parte al f¨¦rreo control de la prensa, un pol¨ªtico puede ir a la c¨¢rcel por intercambiar puntos en el carnet de conducir con otra persona, nada de lo que ning¨²n partido pol¨ªtico brit¨¢nico pudiera hacer se asemeja, ni por asomo, a la corrupci¨®n que ha invadido una gran parte de la pol¨ªtica espa?ola. Espa?a no solo tiene una crisis econ¨®mica, tiene una crisis pol¨ªtica. Y es una crisis de envergadura. El que un partido piense que puede utilizar una recuperaci¨®n econ¨®mica parcial para seguir sin atajar la crisis de valores que azota al sistema pol¨ªtico espa?ol, denota la radical falta de conexi¨®n entre esa clase pol¨ªtica y los ciudadanos.
Hacer pol¨ªtica de centro liberal es alcanzar acuerdos y gobernar con sentido com¨²n
Es esa falta de conexi¨®n lo que explica que al PP le surjan alternativas como Ciudadanos: una alternativa con potencial, pero con relativamente poca experiencia.
Aunque estaba inmersa en la campana, he o¨ªdo que el l¨ªder de Ciudadanos dec¨ªa que consideraba a Nick Clegg, mi marido, un referente pol¨ªtico. Conf¨ªo en que tras la derrota del 7 de mayo no cambie convenientemente de opini¨®n. Pero para ocupar el espacio pol¨ªtico centrista liberal ¡ªel de verdad, no el de conveniencia¡ª hay que hacer las cosas de forma diferente a los partidos tradicionales. Como le conozco de sobra, s¨¦ que Nick nunca dejar¨ªa una comunidad aut¨®noma sin gobierno por buscar el beneficio electoralista propio o del partido: negoci¨® una coalici¨®n en cinco d¨ªas; busc¨® la estabilidad del pa¨ªs a sabiendas de que ello tendr¨ªa un alto coste tanto personal (que yo he compartido, soportando d¨ªa a d¨ªa las cr¨ªticas, esas que ahora se han sustituido por elogios) como para el partido (claramente demostrado); cuando ha tenido que tomar decisiones dif¨ªciles lo ha hecho de frente, con lo f¨¢cil que es en pol¨ªtica ponerse de perfil; y ha pedido perd¨®n p¨²blicamente cuando ha cometido errores.
Eso es hacer pol¨ªtica de centro liberal: alcanzar acuerdos aunque sean dif¨ªciles, compromisos aunque tengan un coste personal o para el partido y gobernar con sentido com¨²n. Hacer pol¨ªtica de centro liberal es poner el inter¨¦s de los ciudadanos, con min¨²scula, por encima del inter¨¦s de los Ciudadanos, con may¨²scula.
Porque hacer pol¨ªtica de centro no es solo decirlo. Es hacerlo.
Miriam Gonz¨¢lez es socia del despacho de abogados Dechert LLP en Londres.
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