La c¨¢bala entra en Buckingham Palace
Las princesas Beatriz y Eugenia de York siguen la misma fe que ha popularizado Madonna
La sangre azul no es inmune a las pseudorreligiones. Y la culpa, parece, es de Madonna. Hace casi una d¨¦cada que la artista se embarc¨® en un viaje espiritual envuelto en el secretismo llamado c¨¢bala. Esta disciplina de corte esot¨¦rico, enraizada en el juda¨ªsmo y que tambi¨¦n se apoya en la astrolog¨ªa, encontr¨® en la cantante a su mejor embajadora. Ella la propag¨® entre sus amigos famosos y cre¨® curiosidad en el ciudadano de a pie, contribuyendo as¨ª a la multiplicaci¨®n planetaria de los centros de c¨¢bala, que nacieron en Estados Unidos en los a?os sesenta de la mano de un rabino reconvertido en vendedor de seguros puerta a puerta llamado Philip Berg.
Tal es hoy el alcance de esta escuela que incluso algunos miembros de la familia real brit¨¢nica se habr¨ªan entregado a ella con devoci¨®n. Esa es la sorprendente afirmaci¨®n hecha esta semana por Marcus Weston, un profesor brit¨¢nico de c¨¢bala que durante una entrevista en el diario brit¨¢nico The Times se atrevi¨® a afirmar que varios inquilinos del palacio de Buckingham "han firmado contratos de confidencialidad" para ahondar en esta filosof¨ªa de corte espiritual.
M¨¢s de 1.000 alumnos acuden cada semana al Centro de C¨¢bala de Londres, algo impensable hace s¨®lo una d¨¦cada, seg¨²n Weston, un exbr¨®ker que asegura que cuando ¨¦l empez¨® a interesarse por la c¨¢bala a menudo era el ¨²nico alumno. Entre quien se especula que habr¨ªa recibido clases est¨¢n la princesa Beatriz y la princesa Eugenia, hijas del duque y la duquesa de York. Ambas han sido vistas con la caracter¨ªstica pulsera roja que visten todos los cabalistas, aunque en ambos casos -una vez en Wimbledon y otra en Australia- se neg¨® que las pulseras tuvieran relaci¨®n con la c¨¢bala y fueron descritas como "regalos de amigos". Inquirido sobre si la Reina de Inglaterra tambi¨¦n est¨¢ interesada en el tema Weston respondi¨®:"No puedo contestarle". Pero The Times insin¨²a que s¨ª al se?alar que Weston "con una sonrisa a?adi¨® que ella es maravillosa".
Igual que entre amigos se corre la voz sobre un buen restaurante, un buen libro o un buen colegio, si tus amigos se llaman Gwyneth Paltrow, Britney Spears, Harry Styles o Demi Moore tambi¨¦n les cuentas las cosas que han contribuido a enriquecer tu vida. Y aparentemente la de Madonna ha mejorado mucho gracias a la c¨¢bala, a la que se aficion¨® tras el nacimiento de su hija Lourdes en 1996. Desde entonces no ha dudado en ejercer como embajadora, donar millones de d¨®lares a la causa y captar nuevos adeptos entre su c¨ªrculo m¨¢s cercano. Adem¨¢s de los famosos mencionados, entre los estudiantes m¨¢s devotos est¨¢n Winona Ryder, Courtney Love, Kylie Minogue, Lindsay Lohan y hasta Charlize Theron, aunque ahora que su pareja es Sean Penn, uno de los c¨ªnicos y descre¨ªdos m¨¢s c¨¦lebres de Hollywood, es dif¨ªcil predecir si ser¨¢ capaz de mantener la fe.
El Centro de C¨¢bala de Beverly Hills se construy¨® precisamente con la ayuda econ¨®mica de Madonna, quien tambi¨¦n ha contribuido al que se construir¨¢ pr¨®ximamente en el centro de Londres. Ambos rivalizan, hasta cierto punto, con los centros dedicados a la Cienciolog¨ªa, otra pseudorreligi¨®n que tambi¨¦n atrae a los famosos -su principal defensor p¨²blico es Tom Cruise- y que exige a sus creyentes pagar ingentes cantidades de dinero para tener acceso a sus ense?anzas. Cu¨¢nto m¨¢s dinero, mayor acceso. No es casualidad que Philip Berg, el fundador de los centros de c¨¢bala, falleciera en 2013 con una fortuna de millones de d¨®lares, y eso que sus escuelas tienen estatus fiscal de ONG. Baste como ejemplo de sus ingresos potenciales el precio de la pulsera roja que utilizan sus cientos de miles de seguidores: 24 euros, o el incienso, de 16, o el calendario, de 23; por no hablar del libro sagrado de la c¨¢bala, a 234 euros, o cuentos infantiles le¨ªdos por la propia Madonna, a 15.
Hace a?os los Centros de C¨¢bala tambi¨¦n fueron pol¨¦micos porque vend¨ªan agua con "cualidades curativas" que afirmaban haber eliminado la radioactividad de Chernobyl. "Lo cierto es que el agua no va a curar. Pero ?puede tener un efecto positivo en la salud? Estoy convencido de que s¨ª" asegura Weston. El agua, afirma, se vend¨ªa para recaudar dinero. "Unos venden gorras de b¨¦isbol, otros bol¨ªgrafos. Lo importante es mantener abierta una gran organizaci¨®n ben¨¦fica".
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