Am¨¦rica Latina y el nuevo eje tequila-caipiri?a
Bellas palabras y buenas intenciones para un camino largo y dif¨ªcil
Dilma Rousseff y Enrique Pe?a Nieto han dado un primer paso para acabar con una anomal¨ªa hist¨®rica e iniciar una nueva era que, de fructificar y consolidarse, supondr¨¢ un extraordinario cambio geopol¨ªtico en Am¨¦rica Latina. Los presidentes de M¨¦xico y Brasil anunciaron el martes que los dos colosos de la regi¨®n -el 62% del PIB, el 58% de sus exportaciones y el 55% de su poblaci¨®n, unos 320 millones de personas- est¨¢n decididos a superar la tradici¨®n de ignorancia y rivalidad para avanzar hacia un "nuevo horizonte". Una alianza, bautizada con humor por Rousseff como el "eje tequila-caipiri?a", comprometida, como dijo hablando ya en serio, "con la identidad cultural de Am¨¦rica Latina".
Bellas palabras y buenas intenciones para un camino largo y dif¨ªcil. Brasil y M¨¦xico son muy distintos por historia, geograf¨ªa, idioma, sociedad e intereses y es casi m¨¢s f¨¢cil encontrar similitudes en sus carencias -la demofobia de sus ¨¦lites, el caciquismo, la hidra de la corrupci¨®n, la impunidad y la violencia, la relaci¨®n de amor y odio con EE UU y los desaf¨ªos propios de Estados tan grandes como d¨¦biles, de democracias j¨®venes- que en sus virtudes. Tampoco sus l¨ªderes tienen mucho en com¨²n. M¨¢s a¨²n, pertenecen a dos universos pol¨ªticos distintos: ella, exguerrillera y dirigente de un partido de izquierdas; ¨¦l, hijo predilecto del autoritarismo social mexicano.
Y sin embargo... las corrientes de la historia les acercan, les empujan a salir del ensimismamiento ante las irresistibles fuerzas de la globalizaci¨®n y de la entrada de China en el continente. Brasil, un gigante a¨²n atado por los liliputienses de Mercosur, atraviesa un mal momento econ¨®mico, en plena recesi¨®n, con el drag¨®n de la inflaci¨®n desbocado y teniendo que afrontar un dr¨¢stico ajuste. Por no hablar de la tan urgente como mil veces aplazada reforma que modernice su sistema pol¨ªtico y su administraci¨®n. M¨¦xico, miembro de la otra gran plataforma comercial de la regi¨®n, la Alianza del Pac¨ªfico, con cifras macroecon¨®micas m¨¢s estables y saneadas, hace tiempo que perdi¨® el brillo de aquello que la prensa anglosajona llam¨® el mexican moment . Las reformas estructurales anunciadas y desarrolladas en el ¨¢mbito legislativo no han llegado a la sociedad y la econom¨ªa se ha frenado. A la euforia, un tanto exagerada, le ha sucedido un desencanto bien real.
Ahora, a la necesidad de encontrar socios para elevar las raqu¨ªticas cifras de intercambio comercial entre los dos pa¨ªses se une la oportunidad de colaborar en el escenario global y de liderar una Am¨¦rica Latina inmersa en una aut¨¦ntica revoluci¨®n moral, donde una sociedad civil cada vez m¨¢s adulta y conectada no est¨¢ dispuesta a tolerar m¨¢s abusos del poder. No ser¨¢ hoy; tal vez sea ma?ana o pasado, pero el brindis de Dilma Rousseff y Pe?a Nieto en Ciudad de M¨¦xico prefigura una nueva ¨¦poca.
Am¨¦rica est¨¢ cambiando y al acercamiento de Obama a Cuba ha sucedido el de M¨¦xico y Brasil; Dilma visitar¨¢ en junio Washington y La Habana, y la nueva Am¨¦rica Latina que est¨¢ naciendo figurar¨¢n en la agenda.
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