12 fotosPapeles ahumados al tiempoLa pesca y el ahumado de sus capturas son la forma de supervivencia de los refugiados ghaneses en Costa de MarfilSebasti¨¢n RuizCosta de Marfil - 08 jun 2015 - 11:02CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceEn el peque?o pueblo de Digbou¨¦, la pesca y el ahumado de sus capturas son la forma de supervivencia. Los hornos de adobe o 'fumoirs' rodean la calle principal de tierra y las mujeres son las encargadas de este oficio.Sebastian Ru¨ªzEsta mujer que pinta canas es Martha y, aunque su aspecto f¨ªsico refleje lo contrario, tiene 70 a?os. Ella, en la penumbra de un fumoir, se queja del abandono institucional.Sebastian Ru¨ªzTras el ahumado de las capturas, la vida se pasea por cada rinc¨®n arenoso de este enclave costero. Cae la tarde. Y la venta de pescado a c¨¦ntimos de euro cada unidad y alguna bebida refrescante son buenas aliadas para el negocio local.Sebastian Ru¨ªzLas cuatro son de la misma generaci¨®n. Alguna ya es madre y la media de edad no supera los 22 a?os. Son de padres ghaneses aunque nacidas en esta esquina del mapa marfile?o. Se reconocen como hijas de Digbou¨¦.Sebastian Ru¨ªzEl agua potable y el acceso a la electricidad son las demandas m¨¢s reivindicadas por la poblaci¨®n.Sebastian Ru¨ªzLa paciencia incierta. La espera, tan cargada, que pesa a?os. Esta comunidad de ghaneses asentados desde hace d¨¦cadas en la costa marfile?a ha pasado de solicitar y reclamar, al exigir e implorar alguna documentaci¨®n que les acredite como ciudadanos con derechos. Sus plegarias se mantienen difusas como el humo de los fumoirs.Sebastian Ru¨ªzLa identidad de su antiguo pa¨ªs se percibe tras el marco de la puerta. Luce masa muscular y se sabe elegante delante de la c¨¢mara. Lleva en este asentamiento 11 a?os. El mar es su fuente de ingresos.Sebastian Ru¨ªzA pesar de la situaci¨®n gris de los habitantes de Digbou¨¦, el poblado se viste de fachadas de madera color pastel y de pl¨¢stico. Un s¨ªntoma de alegr¨ªa y esperanza.Sebastian Ru¨ªzEste peque?o calza la sabidur¨ªa de su padre. Y otea el horizonte donde algunas m¨¢quinas extraen parte de su zona de recreo: la arena que despu¨¦s ser¨¢ vendida.Sebastian Ru¨ªzEduard (52 a?os) se enfrenta a una de esas ma?anas sin faenar. Espera embutido en un mono naranja salpicado de pintura blanca y verde y de noches de muelle. Oficio: contramaestre. Natural de Accra, capital de Ghana. Ha pescado la gamba de Huelva y el at¨²n del Cant¨¢brico.Sebastian Ru¨ªzDe nuevo en el puerto. Tiene el chivatazo de que un barco grande har¨¢ escala en San Pedro. Suena a trabajo por unas semanas. ?El destino? Es lo de menos mientras haya para comer.Sebastian Ru¨ªz