Una Uni¨®n solidaria y diferenciada
Ha llegado el momento de que Europa repare los fallos de construcci¨®n de la uni¨®n monetaria para que el euro pueda cumplir su promesa de prosperidad econ¨®mica y evite una deriva a¨²n mayor hacia el descontento y las divisiones
De un extremo al otro de la Uni¨®n Europea, desde Grecia hasta el Reino Unido, el ideal europeo est¨¢ herido. Es l¨®gico, porque la terrible crisis de los ¨²ltimos a?os ha puesto de relieve dos grandes fallos de la arquitectura europea. El primero, la interrupci¨®n del proceso de convergencia econ¨®mica entre los pa¨ªses de la UE, en particular la eurozona. El obst¨¢culo no es te¨®rico, porque el paro es una realidad cotidiana para millones de europeos, sobre todo los j¨®venes, que corren peligro de convertirse en una generaci¨®n sacrificada. El segundo punto d¨¦bil son las tensiones pol¨ªticas, dentro de los Estados, con el ascenso de las fuerzas antieuropeas, y entre unos Estados y otros. La situaci¨®n griega y la brit¨¢nica, pese a ser distintas, demuestran que el inter¨¦s general europeo y los intereses nacionales parecen alejarse cada vez m¨¢s.
En este contexto, diez a?os despu¨¦s del no franc¨¦s en el refer¨¦ndum sobre Europa, ha llegado el momento de reabrir el debate econ¨®mico y pol¨ªtico, de fortalecer la eurozona dentro de una reforma m¨¢s amplia de la UE, en la que cada Estado debe encontrar su sitio. Deseamos vivamente que en los pr¨®ximos d¨ªas se solucionen los problemas m¨¢s urgentes de Grecia. Pero tambi¨¦n debemos pensar ya en el futuro de Europa.
Otros art¨ªculos de los autores
El euro se fund¨® a partir de un acuerdo pol¨ªtico francoalem¨¢n, pero con una ambig¨¹edad t¨ªpicamente europea. Por eso Francia y Alemania tienen la responsabilidad de paliar las carencias de la moneda ¨²nica. A finales de los a?os ochenta compart¨ªamos un proyecto pol¨ªtico com¨²n, asentado sobre objetivos econ¨®micos diferentes. Alemania deseaba garantizar su reunificaci¨®n y sustituir el moribundo sistema monetario europeo por un dispositivo estable, siguiendo el modelo del Bundesbank. Francia quer¨ªa anclar a Alemania en Europa y que nuestro continente tuviera m¨¢s capacidad de afrontar la globalizaci¨®n. Esa convergencia foment¨® una mayor integraci¨®n europea, pero permiti¨® ocultar los fallos de construcci¨®n de la uni¨®n monetaria, que ahora debemos reparar para que el euro cumpla su promesa de prosperidad econ¨®mica y evite una deriva a¨²n mayor hacia el descontento y las divisiones.
Para ello es necesario que aceleremos la construcci¨®n de una uni¨®n econ¨®mica y social y nos pongamos de acuerdo sobre un proceso de convergencia por etapas. Hay que proseguir con las reformas estructurales (como el mercado de trabajo), las reformas institucionales (la gobernanza econ¨®mica) y aproximar nuestros sistemas fiscales y sociales (por ejemplo, mediante una mejor coordinaci¨®n de los salarios m¨ªnimos o una armonizaci¨®n del impuesto de sociedades). Este proyecto fortalecer¨ªa nuestras econom¨ªas, permitir¨ªa la igualdad de condiciones entre los pa¨ªses de la eurozona y frenar¨ªa la tendencia a la baja que hace hoy estragos con la competencia fiscal, el dumping social y las devaluaciones internas no cooperadoras. Unir¨ªa m¨¢s nuestras econom¨ªas, mejorar¨ªa nuestras posibilidades de crecimiento y permitir¨ªa definir qu¨¦ pol¨ªticas debemos centralizar, armonizar o coordinar en la eurozona.
La suma de las pol¨ªticas presupuestarias nacionales no garantiza una situaci¨®n ¨®ptima
Adem¨¢s, este programa de convergencia sentar¨ªa las bases de un presupuesto com¨²n a escala de la eurozona, condici¨®n necesaria para que la uni¨®n monetaria sea eficaz. Hoy, la zona euro se rige por unas reglas que pretenden asegurar la disciplina presupuestaria. Las reglas son importantes, pero no hay garant¨ªas de que la suma de las pol¨ªticas presupuestarias nacionales produzca una situaci¨®n ¨®ptima para toda la eurozona, ni en momentos de crisis ni en periodos de crecimiento. Por eso es importante darle una competencia presupuestaria adem¨¢s de los presupuestos nacionales, para poder manejar mejor los factores de estabilizaci¨®n econ¨®mica y adaptar nuestra pol¨ªtica presupuestaria al ciclo econ¨®mico.
En un principio, la competencia presupuestaria podr¨ªa desarrollarse dentro del plan Juncker para financiar proyectos de inversi¨®n (infraestructuras, redes europeas, capital riesgo...). Despu¨¦s podr¨ªamos dotar a la eurozona de un verdadero presupuesto con dos facetas: la de producci¨®n, para sostener las inversiones, y la de estabilizaci¨®n, con estabilizadores autom¨¢ticos como un fondo complementario de los sistemas nacionales de seguro de desempleo, y asignarle recursos propios (por ejemplo, la tasa sobre las transacciones financieras o una parte del impuesto de sociedades armonizado) y capacidad de pr¨¦stamo.
Este presupuesto no podr¨ªa ni deber¨ªa eximir a los Estados miembros de mantener la disciplina presupuestaria nacional. El equilibrio se reforzar¨ªa con la implantaci¨®n de un marco legal de reestructuraci¨®n ordenada de las deudas nacionales en caso necesario. De esa forma se responsabilizar¨ªa a los pa¨ªses beneficiarios de ayudas pero se evitar¨ªa una austeridad inadecuada cuando el peso de la deuda deje de ser sostenible. Al mismo tiempo, el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEE) se integrar¨ªa en el derecho comunitario para constituir un aut¨¦ntico Fondo Monetario Europeo.
La eurozona tendr¨ªa asimismo instituciones comunes m¨¢s fuertes, en funci¨®n de las situaciones nacionales y las circunstancias econ¨®micas. Para garantizar su buen funcionamiento, Europa debe resolver su d¨¦ficit democr¨¢tico y la dificultad de llevar las decisiones a la pr¨¢ctica. En concreto, las nuevas responsabilidades de la eurozona deber¨ªan ir acompa?adas de un control democr¨¢tico m¨¢s estricto, por ejemplo ante la formaci¨®n de una eurozona en el Parlamento Europeo. Podr¨ªa nombrarse a un comisario del euro para representar a la zona no solo en cuestiones presupuestarias sino tambi¨¦n en temas de crecimiento, inversiones y empleo.
Las nuevas iniciativas deber¨ªan ir acompa?adas de un control democr¨¢tico m¨¢s estricto
El fortalecimiento del euro no afecta solo a la eurozona. No puede hacerse sin una revisi¨®n general de la Uni¨®n Europea, sobre todo porque debemos poder responder a una pregunta esencial: ?qu¨¦ sitio ocupan los Estados miembros que no forman parte del euro? Una eurozona reforzada deber¨ªa ser el n¨²cleo de una Uni¨®n m¨¢s profunda. Necesitamos una UE m¨¢s clara y eficaz, con m¨¢s subsidiaridad y una gobernanza m¨¢s sencilla. El instrumento fundamental de la integraci¨®n europea es el mercado ¨²nico, de modo que deber¨ªamos avanzar hacia un mercado interior m¨¢s integrado, con un enfoque m¨¢s dirigido hacia determinados sectores como la energ¨ªa o el sector digital.
Para que Europa funcione mejor es necesario tambi¨¦n aumentar el sentimiento de pertenencia comunitaria. Las instituciones tienen m¨¢s legitimidad cuando hay unos lazos m¨¢s estrechos entre los ciudadanos. Por eso necesitamos reforzar nuestra affectio societatis. Proponemos la generalizaci¨®n del programa Erasmus, de forma que cada europeo mayor de 18 a?os pueda pasar al menos un semestre en otro pa¨ªs de la Uni¨®n, para estudiar o realizar unas pr¨¢cticas.
Esta nueva arquitectura europea es crucial no solo para poner en marcha sin demora pol¨ªticas eficaces sino tambi¨¦n para asegurar la estabilidad pol¨ªtica y econ¨®mica del euro y la Uni¨®n a largo plazo. Debemos conciliar el inter¨¦s general europeo con los intereses nacionales. Nuestro objetivo com¨²n debe ser que a cualquier Estado miembro, en la defensa leg¨ªtima de sus intereses, le resulte imposible imaginar su futuro fuera de la Uni¨®n o dentro de una Uni¨®n reducida. Para ello necesitamos una Uni¨®n solidaria y diferenciada. Francia y Alemania tienen la responsabilidad de mostrar el camino, porque Europa ya no puede esperar.
Sigmar Gabriel es vicecanciller y ministro de Econom¨ªa y Energ¨ªa de Alemania; Emmanuel Macron es ministro de Econom¨ªa, Industria y Sector Digital de Francia.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.